Cine

Fernando León de Aranoa habla de los Goya por su película

"Hice "Barrio" por si dentro de cuatro años no me dejaban"

31 enero, 1999 01:00

Hasta por la calle lo felicitan. Fernando León de Aranoa, flamante ganador de los Goyas al mejor director y al mejor guión original por "Barrio", su segundo largometraje, acaba de llegar a Sundance, Colorado, donde otro Festival, el de cine independiente más importante del mundo, ha proyectado hace sólo unos días su espléndido filme, con el que Marieta Orozco también conseguía el Goya a la mejor actriz revelación. Y el éxito, insiste, lo ha sorprendido hasta en las mismísimas calles. Fernando León, que tomaba el pasado domingo un avión con rumbo a Estados Unidos, reconoce que todavía no ha tenido tiempo de disfrutar los galardones con los que la Academia premió su película el sábado, aunque se le nota eufórico. Hoy, el cineasta del 98 habla para EL CULTURAL de esa dura historia que es "Barrio", de "Familia", su no menos excelente opera prima, de Querejeta, de nuestro cine más reciente, e incluso de una mal disimulada timidez. Y de todo tiene mucho que decir.

-Antes de nada enhorabuena por su éxito en los Goya.
-Gracias, la verdad es que no he tenido tiempo para disfrutarlos, porque tuve que salir corriendo al día siguiente, pero fue estupendo, una experiencia cojonuda.
-¿Qué tal acogida ha tenido su película en Sundance?
-Estuve en la proyección de "Barrio" y fue muy bien. Aún no he podido ver más películas porque he estado haciendo muchas entrevistas y hablando con distribuidoras. La gente estaba encantada. Al terminar hubo una mesa redonda y me daban la enhorabuena antes de preguntar. Hasta por la calle me felicitaban.
-El otoño pasado comentaba con un guionista que el cine español obvia muchas realidades sociales de nuestro país habitadas por personajes muy interesantes. Entonces no sabíamos que se estaba rodando "Barrio". Esta película parece encajar en ese hueco temático tan importante de nuestro cine. ¿Es eso lo que se propuso?
-En parte sí. Quería entrar en esta temática de la que se habla tan poco y que, como dice, es tan interesante. Esto ya se había hecho en el cine italiano hace treinta años, o en el inglés de ahora. Creo que lo bueno de este tipo de cine es que empleas personajes que, aparte de los elementos dramáticos que tú les quieras añadir, ya parten de una situación de conflicto.

Una comedia apañada
-En principio, el veraneo urbano de tres adolescentes pobres no parece un tema que dé mucho de sí. ¿No le intimidó la posibilidad de que le saliera una película demasiado estática?
-La película tiene cierto estatismo deliberado, precisamente para contar ese no saber qué hacer: el estar sentado en un banco o viendo qué hay en la televisión. Ahora puedo decir que sobre el papel era una película muy arriesgada, sobre todo teniendo en cuenta lo que se ha venido produciendo últimamente. Pensaba que después de haber hecho "Familia", que es una película que gustó, podía permitirme asumir algún riesgo. Mi planteamiento era que éste era el momento de hacer algo así, porque dentro de cuatro años a lo mejor no me dejaban. En estos casos lo que te suelen decir es "sí, esto está muy bien, pero lo que queremos es hacer una comedia apañada y taquillera". Sobre el papel, "Barrio" era lo contrario, porque tiene momentos muy duros. Pero no dejé que esto repercutiera en mi trabajo. Además, a Elías [Querejeta] le interesó en cuanto leyó la sinopsis de dos páginas que le di de mi historia. Yo pensaba que nadie iría a verla, que nos daríamos un batacazo del que ya nos recuperaríamos después. Pero la verdad es que trabajé con mucha libertad. Por eso, al ver que gusta a la gente y que le dan un premio, para mí vale el doble.
-Es que eso tiene que notarse por necesidad. No puede salir igual una película que hace con plena libertad a un proyecto de encargo.
-Claro. Por ello hemos tratado de buscar una definición precisa del cine independiente, y hemos concluido que éste no tiene por qué ser de bajo presupuesto, ni tocar temas modernos, ni estar hecho por jóvenes. El cine independiente es el que se hace con un espíritu libre; el que se escribe sin tener en cuenta consideraciones comerciales.
-Hábleme de los actores, ¿dónde los encontró?
-Los tres protagonistas, que llevan el peso de la película, los conseguimos después de un proceso de casting muy largo. Nos pasamos cinco o seis meses mirando en institutos de la periferia de Madrid,sobre todo en la zona sur y oeste. Hicimos pruebas a casi tres mil chicos. Fuimos haciendo cribas hasta que nos quedamos con ellos.
-En España me da la sensación de que hay pocos actores nuevos, y los de siempre te los encuentras en una de cada tres películas grandes. Usted, sin embargo, ha demostrado que se puede hacer cine de calidad sin anclarse a las estrellas del momento. ¿Cómo lo hace?
-Es bastante arriesgado, pero precisamente por eso hacemos un proceso de casting tan minucioso: para reducir ese riesgo al mínimo. Lo que conseguí a cambio de este riesgo fueron estos tres chavales, que tenían una frescura y unas ganas de trabajar increíbles. Aprendí mucho de ellos. Además, a la segunda semana se las sabían todas.

Vocación de ensayo
-¿Cuál ha sido la aportación de Querejeta a su carrera de cineasta?
-Una de las cosas que más me gustó de él desde un principio es la pasión que pone en su trabajo. En eso no ha cambiado, a pesar de que ya ha hecho más de cincuenta películas. Estoy de acuerdo con él en que cada película que haces debe ser la mejor. En "Familia" solíamos discutir mucho, y yo me iba a casa preocupado porque él se apasionaba más que yo. Es muy profesional. Se preocupa mucho porque las películas que él produce salgan bien. Además es muy respetuoso con mi trabajo.
-Hay un lapso de dos años entre sus dos largometrajes. Sus seguidores opinan que ese es un periodo de incubación muy largo.
-(Risas) Creo que es demasiado corto. Estrené "Familia" en enero de 1997, y empecé a rodar "Barrio" en septiembre de ese mismo año. Al cabo de tres semanas me preguntaba cómo se me habría ocurrido meterme en esto otra vez. Un poco más de tiempo en medio me habría venido bien. Le puedo asegurar que el tiempo de incubación hasta la próxima película va a ser aún más largo. Ahora mismo estoy escribiendo algo pero con mucha calma; no tengo intención de ponerme a rodar a corto plazo.
(Quizá se refiera Fernando León al guión de la primera película de "La Fura del Bauls", "Fausto 5.0", una nueva versión del personaje creado por Goethe).
-Los títulos de sus dos películas, "Familia" y "Barrio", parecen formar parte de una misma secuencia. ¿Es casualidad, o se podría esperar que el título de la próxima fuera "Ciudad" o "País"?
-No lo sé. Es cierto que parecen células que se van haciendo más grandes, pero es algo casual porque las películas son distintas. Lo que no puedo negar es que me gustan los títulos cortos, porque las dos películas tienen, en cierto modo, vocación de ensayo, aunque use la ficción o el humor.
-La vida está llena de historias para contar. ¿Cuál es su criterio de selección?
-Escojo las historias que parecen una cosa y luego son otra; imágenes que ves en la calle, como Manu corriendo por la calle con una pizza. Eso lo vi yo, aunque en la realidad se trataría de un repartidor que había aparcado la moto demasiado lejos. De lo que se trata es de modificar la realidad mediante una angulación distinta que te permite transmitir malicia, humor o drama. Para mí lo interesante es presentar cosas de toda la vida pero con un ángulo ligeramente distinto. Todo está inventado, seguimos queriendo y odiando igual que hace 500 años; lo único que podemos cambiar es la forma de mirar esas cosas inventadas. Elijo historias y personajes a quienes tengo simpatía, como los chavales de "Barrio", que lo pasan mal porque están en una situación mala por definición. También me interesan los temas que lees en el periódico y en la televisión y de los que luego discutes en el bar entre amigos; al final termino escribiendo sobre ellos.
-Supongo que desde un punto de vista creativo debe ser especialmente gratificante escribir tus propios guiones y llevarlos tú mismo al celuloide. ¿Haría películas con guiones escritos por otros?
-Suelo escribir mucho para otros, pero dirigir un guión ajeno me costaría muchísimo. Lo he hecho en contadísimas ocasiones y lo he pasado fatal. Una vez hice una segunda unidad de "Turno de oficio" de dos días de duración, en la que aparte de rodar guiones míos rodaba de otros guionistas. Recuerdo que llegaba al plató con esas tres páginas que no eran mías y me sentía incómodo tratando de explicar a un actor algo que conocía igual que él. Me sentía como una especie de usurpador. Sin embargo, el primer día de rodaje de "Familia" supe que podía transmitir algo significativo a los actores porque era una historia mía. Conocer la historia como guionista me legitima para hablar con los actores de los personajes o de cualquier cosa.

Guionista metido a director
-¿Se considera más un guionista que dirige o un director que escribe?
-Ayer me preguntaron si los diálogos de "Barrio" eran improvisados, y contesté, medio en broma, que soy un guionista que me he metido a dirigir. Quizá respete demasiado el guión, pero es así. Para mí los momentos mágicos de creatividad se dan más ante la máquina de escribir que en el rodaje, porque esto último es más mecánico y en ello influyen muchos factores externos. Cuando escribes no hay mediaciones de ningún tipo.
-Pero un guionista tendrá que escribir con el ojo detrás de la cámara, ¿no?
-Claro. El guionista debe escribir en imágenes. Para leer un buen guión debes tapar la columna de imagen y al leerlo no entender nada. Si entiendes el guión leyendo sólo los diálogos algo no funciona.
-¿Se ha sentido tentado de ponerse al otro lado de la cámara?
-Ni en broma. Sólo me pongo delante de la cámara cuando tengo que salir a hablar con los actores. Soy muy consciente de mis limitaciones, y la interpretación es una de ellas. Lo paso fatal. Si en las entrevistas ya me pongo nervioso, no quiero ni pensar como me las apañaría para hacer un texto.
-¿Es tímido?
-Yo creo que sí. Cuando hay más de cinco personas reunidas alrededor de una mesa me cuesta tomar la palabra, y cuando me toca salir a dar un discurso, trato de escaparme diez minutos antes porque lo paso fatal.
-A estas alturas ya nadie discute que los Oscar sean poco más que un artilugio comercial. Sin embargo, son muchos los críticos españoles que han elogiado los veredictos del jurado de los Goya y, en particular, los que le han dado a usted los premios al mejor director y al mejor guión original. ¿Qué significación tienen los Goya en nuestro cine?
-Por un lado tienen un componente comercial importante. Esa es la razón por la que hay estas pugnas tan fuertes por llevarse los más posibles. Pero eso depende de muchas cosas. Por ejemplo, cuando me dieron el Goya al mejor director novel, "Familia" no estaba en cartel, por eso no tuvo ningún reflejo en taquilla. Por otro lado, creo que los Goya son importantes porque invitan a valorar las películas del año y generan debate en torno al cine. Pero, en cualquier caso, los premios hay que trivializarlos porque no son más que premios. He estado muy al margen de los Goya, en primer lugar, porque estaba en la cama con fiebre. Además, tenía la sensación de que "Barrio" estaba pasando inadvertida, porque ni siquiera se enviaron vídeos para promocionarla. Nos hemos tomado los Goya con una calma absoluta.

"Somos francotiradores"
-Ya se está empezando a hablar del surgimiento de una edad de oro del cine español, más allá del fenómeno Almodóvar. ¿Es una valoración demasiado optimista?
-Es una valoración demasiado precipitada. Si realmente existe una edad de oro creo que estamos en el comienzo. Es una cosa de unos pocos años para acá. Es cierto que a pesar de que sólo tenemos el 13 por ciento de las pantallas españolas, está habiendo una conexión muy buena con el público. Pero todavía no tenemos suficiente perspectiva como para juzgar este cine. No se puede hacer una valoración histórica de una película o de un conjunto de películas cuando éstas están todavía en cartel.
-¿Se puede hablar de una nueva generación de cineastas españoles?
-Sólo desde un punto de vista cronológico. No es como otras etapas, en las que había siete u ocho directores que hacían cosas parecidas. Los directores de ahora somos francotiradores; vamos cada uno por nuestra cuenta haciendo cosas totalmente distintas.
-¿Puede explicar por qué es director de cine?
-Creo que por lo mismo que soy guionista, que es por contar historias, me encanta. Este trabajo consiste en reinventar la realidad y, a veces, en intentar mejorarla. Da mucha satisfacción hacerlo con todos los medios que ofrece el cine para que después pueda verlo la gente. "Familia" es un buen ejemplo de lo que digo. Los personajes de "Barrio" también reinventan su realidad mediante la imaginación. Cuando diriges, lo que haces es reescribir con una cámara lo que ya has escrito en el ordenador. Este paso de la redacción al rodaje equivale a llevar la escritura hasta el final: más allá de la escritura.