Amparo Larrañaga, Cecilia Solaguren, Ruth Díaz y Anna Carreño protagonizan 'FitzRoy'

Amparo Larrañaga, Cecilia Solaguren, Ruth Díaz y Anna Carreño protagonizan 'FitzRoy'

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'FitzRoy', de Galcerán: montañeras calientes enfriándose en la montaña

El Teatro Maravillas estrena lo último de Jordi Galcerán. Una comedia original, divertida, con momentos de sorpresa que, dirigida por Sergi Belbel, no decae ni un solo momento. 

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Jordi Galcerán acaba de estrenar FitzRoy en el escenario del Teatro Maravillas de Madrid. Es unos de sus últimos artefactos probado antes en Cataluña y en catalán, dirigida por Sergi Belbel, que también firma la producción madrileña. Original, divertida, con momentos de sorpresa, no decae ni un solo momento. Un disparate para cuatro cómicas como Amparo Larrañaga, Cecilia Solaguren, Ruth Díaz y Anna Carreño, que ellas proyectan con desparpajo y la alegría de estar pasándoselo tan bien como nosotros.

Lo singular de FitzRoy es la temática elegida y el lugar donde sucede. El autor ha bautizado su obra de “teatro de aventuras” porque nos cuenta la ascensión de cuatro montañeras a la cima del FitzRoy, un pico en la cordillera patagónica chileno-argentina. Quieren protagonizar una historia del alpinismo, nunca una cordada de mujeres ha llegado a la cresta por la vía elegida, la ruta yugoslava.

Pero el tiempo se ha puesto feo y se han visto obligadas a esperar un cambio favorable en un saliente de la montaña. Es un espacio reducido y limitado, por el que no pueden andar mucho a riesgo de caer por el precipicio. Mientras, beben té, conversan y juegan a la frase maldita conjugando cachondas y procaces sentencias sobre paquetes y erecciones masculinas que el público ríe. (Lo que, por cierto, lleva a preguntarme, ¿algún autor de nuestros días se atrevería a que cuatro actores masculinos jugaran a las frases malditas en torno a los orgasmos femeninos?).

El teatro de Galcerán es de una gran simplicidad desde el punto de vista de la producción. Pide poco: que los actores sean capaces de encarnar la gracia y comicidad de sus situaciones y diálogos. Hay algunos ingredientes en sus obras que siempre se repiten, también en esta: ya hemos nombrado los juegos de palabras, también un gusto por el precipicio de la verosimilitud, voces en off, y se cumple con el único acto y un único espacio, apenas modificado por la iluminación para indicar el transcurso del tiempo.

La escenografía simula una pared de granito y ellas apenas tienen un metro y medio por delante para actuar, que les permite como mucho sentarse y levantarse. Desde luego, pocas veces se ve algo tan sencillo y tan limitado espacialmente en el teatro, pero nos olvidamos del movimiento de las actrices para seguir los ocurrentes diálogos y el giro que dará la situación: una historia de cuernos en alta montaña donde el culpable está ausente pero no así la culpable.

Amparo Larrañaga y Cecilia Solaguren interpretan los personajes más antagónicos de los cuatro, Katy y Anna. Están espléndidas, su dominio y seguridad escénica se manifiesta en cómo pulen con su trabajo físico y mímico los detalles psicológicos que las distinguen. Anna/Solaguren le da un ritmo a su personaje fabuloso y convincente, mientras la escaladora Katy/Larrañaga se apropia burlona de ese punto descreído, pragmático y gamberro que Galcerán suele colar casi siempre en alguno de sus personajes cómicos. ¿Será un alter ego del autor?

Con la montañera de Ruth Díaz llega el momento dramático de la obra, que dura poco porque la comedia tiene que llevarnos al final feliz, y Ana Carreño está perfecta en su personaje traidor, se lo ventila con simpatía y demostrando sus dotes para el género.

Jordi Galcerán genera grandes expectativas cada vez que estrena obra. El catalán ha conseguido que el público lo identifique como autor de comedias efectivas, de las que rara vez defraudan, artífice de un humor blanco, pelín gamberro, con las relaciones humanas como tema base.

Desde que estrenó la mítica El método Gronholm, y aunque los académicos han estudiado poco su obra, Galcerán merece un lugar en la historiografía teatral española como el autor de las comedias de mayor éxito de este primer cuarto del siglo XXI.

FitzRoy

Teatro Maravillas

Autor: Jordi Galcerán

Dirección: Sergi Belbel

Intérpretes: Amparo Larrañaga, Ruth Díaz, Cecilia Solaguren y Anna Carreño

Voz en off: Jordi Boixaderas

Producción ejecutiva: Carlos Larrañaga

Espacio escénico: Josep Iglesias y Max Glaenzel

Diseño de iluminación: Kiko Planas

Diseño de sonido: Jordi Bonet

Caracterización y asistencia de vestuario: Ángel Plana Larrañaga

Producción: Verteatro, Smedia y Bitó

Con la colaboración de Trangoworld, Boreal