Un momento de 'Aromas de soledad'. Foto: Esther Vázquez

Un momento de 'Aromas de soledad'. Foto: Esther Vázquez

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'Aromas de soledad': la melancolía de cantar hoy la vida de los pueblos

La obra de Ana Contreras y Raúl Losánez rescata al poeta olvidado José María Gabriel y Galán, que gozó de mucha popularidad en su época.

Más información: Gabriel y Galán, el poeta del pueblo que reivindicó a la España vaciada

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Aromas de soledad rescata a un poeta olvidado, José María Gabriel y Galán (1870-1905), que sin embargo gozó de mucha popularidad en su época, especialmente en su tierra salmantina y en Extremadura, donde hubo generaciones que aprendieron sus versos de memoria. La obra puede verse en el Teatro Fernán Gómez de Madrid hasta el 7 de diciembre.

Este espectáculo canta la memoria de las gentes y la vida de nuestros pueblos, muchos de los cuales hoy se mantienen como fantasmas con sus casas desmoronándose en silencio mortal. Oír la glosa del alma silenciosa del paisaje y la tierra, del escenario espiritual común que fue incluso con sus inconvenientes, produce sin embargo un sentimiento de añoranza por un estilo de vida que ya sabemos perdido.

El montaje continúa la línea de trabajo abierta hace ya un lustro por Ana Contreras (en labores de dirección) y Raúl Losánez (como dramaturgo) de escenificar a nuestros poetas. Con su productora La Otra Arcadia comenzaron por los clásicos barrocos hasta alcanzar el siglo XIX, primero con Bécquer y ahora con este poeta del 98 al que dedican su cuarta producción.

Maestro de escuela, Gabriel y Galán —nacido en Frades de la Sierra (Salamanca) es un paisajista lírico que canta la autenticidad del mundo rural, pero sin obviar lo agreste y duro que puede llegar a ser para los hombres y mujeres que en él viven. Cossío definió su poesía de “naturalismo rural” y Unamuno y Pardo Bazán fueron dos de sus grandes defensores.

Canta cómo el contacto con la naturaleza forja espíritus sencillos y nobles, hombres de vida difícil y austera, en ocasiones miserable, lo que en ocasiones le lleva a un pintoresquismo de tono social que oímos en poemas como Mi vaquerillo, A un rico o El embargo, escrito en el dialecto extremeño que hoy llamamos castúo y en el que cuenta la historia de un pobre hombre al que el juez le está embargando la casa momentos después de enterrar a su mujer. El espíritu católico impregna sus poemas, también la defensa de la familia y las tradiciones.

Losánez ha hilvanado una dramaturgia en base a una selección de poesías con añadidos de su cosecha, como los versos que intercala sobre los terribles incendios que hoy amenazan los bosques.

Carmen del Valle, de magnífica prosodia, es la joven que vuelve al pueblo, donde afloran sus recuerdos de infancia en la alquería de su querido padre, al que da vida Jesús Noguero, un placer oírle con el verso.

Hay un tercer actor y músico, Nacho Vera, que hace las veces de narrador y argamasa del espectáculo ya sea cantando, danzando, recitando o ambientándolo con música y sonidos a base de instrumentos de cuerda, viento y panderos.

La historia está planteada de modo circular, siguiendo las estaciones: en el otoño y el invierno se cuentan desgracias que conocen nuestros personajes, oímos versos tristes como ¿Qué tendrá? sobre la hija del sepulturero, que nos transmiten el espíritu intolerante de estas gentes, mientras la primavera y el verano traen alegría, amor y fiesta, renovación de la vida.

La luz (de Clavija Estudio) va “pintando” el ciclo solar y hasta las luciérnagas se nos aparecen debajo de los asientos de la primera fila.

Contreras aplica su buen criterio para mover a los actores y vestir el escenario con elementos bien elegidos (de Iván López-Ortega): el trigo que recuerda los campos y las eras, pero también un elocuente audiovisual (de Violeta Némec) que se proyecta discretamente y cuyos dibujos de tono paisajístico tienen un aire de grabado o fotografía antigua.

Aromas de soledad

Teatro Fernando Fernán-Gómez, hasta el 7 de diciembre

Dramaturgia: Raúl Losánez (a partir de la obra poética de José Mª Gabriel y Galán)
Dirección escénica: Ana Contreras
Reparto: Jesús Noguero, Carmen del Valle y Nacho Vera
Escenografía: Iván López-Ortega
Iluminación: Clavija Estudio (Inés de la Iglesia / Carlos Carpintero)
Vestuario: Lara Contreras
Videoescena y ayudantía de dirección: Violeta Némec
Composición y dirección musical: Nacho Vera
Composición de canciones preexistentes: Raquel Riaño
Producción de canciones preexistentes: Óscar Claros
Producción: La Otra Arcadia