Image: Ecuaciones artísticas

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Exposiciones

Ecuaciones artísticas

Estación experimental. Investigaciones y fenómenos artísticos

20 mayo, 2011 02:00

O Grivo (Marcos Moreira y Nelson Soares): Sound Machine, 2009

Comisarios: Andrés Mengs y Virginia Torrente. Centro de Arte Dos de Mayo. Constitución, 23. Móstoles (Madrid). Hasta el 9 de octubre.

La exposición muestra la obra de 29 artistas cuyas prácticas comparten con la investigación científica motivaciones, búsquedas y horizontes imposibles. Desafíos y expectativas para el espectador que deberá enfrentarse al esfuerzo o riesgo propios tanto del arte como de la ciencia.

Ya que en estos difíciles tiempos de recortes los museos y centros hacen cada vez menos exposiciones -ésta va a estar cinco meses en el Centro de Arte Dos de Mayo y seis en LABoral (Gijón)-, que las hagan buenas. Estación experimental lo es. Tiene tres grandes virtudes. La primera: el argumento, las multiformes relaciones entre el arte y la ciencia, es interesantísimo y de gran actualidad. El lenguaje visual de la ciencia siempre ha estado cerca del arte pero las corrientes más creativas, especulativas, de la ciencia actual son especialmente proclives a expresarse a través de imágenes; por su parte, los artistas se nutren del conocimiento del entorno que ofrecen los científicos en todas las ramas y adaptan a sus proyectos, en ocasiones, sus métodos o sus instrumentos. En España, estas relaciones han sido más bien puntuales pero quizá el impulso que el Ministerio de Educación quiere dar ahora al "arte como criterio de excelencia" -en el programa Campus de Excelencia Internacional- favorezca la creación de programas más estables en los que arte y ciencia se enriquezcan mutuamente.

Esta muestra, preparada con dedicación por Virginia Torrente y Andrés Mengs, abarca diferentes actitudes ante lo científico: desde el estudio riguroso de teorías o la experimentación metódica a la parodia. Muy a menudo los artistas adoptan un punto de vista marcadamente subjetivo, y muchos utilizan los principios o elementos de la física y de la mecánica como herramientas artísticas y con propósitos fundamentalmente artísticos. Magnetismo, fenómenos acústicos y lumínicos, dinámica del aire, fuerza de la gravedad, estados de la materia, ignición, trabajo de campo... encontraremos todos estos dominios de la investigación en las obras presentadas, todas bastante recientes y algunas, casi un tercio, encargadas o adaptadas para la ocasión.

La segunda virtud sería la presencia de artistas bastante jóvenes o no demasiado conocidos. Y con una variedad de propuestas que nos acerca a muchas maneras de concebir, de trabajar, de materializar. No es posible mencionar todo, pues son 29 los seleccionados y no hay verdaderamente nada desdeñable. Sólo cabe reprochar a Jorge Peris el descuido -aunque sea intencionado- con que ha justificado y filmado su vídeo sobre el Salar de Uyuni. Mejor, y hasta más científico, es el que hizo Gabriel Díaz en el mismo lugar. Y a los comisarios que no hayan incluido algunas miradas más negativas sobre lo científico y lo tecnológico; queda para otra ocasión. Quizá también que el montaje no respete del todo los "capítulos" establecidos en el catálogo y el folleto; el espectador pierde así la concentración en cada ámbito -laboratorio, campo, robótica, aeronáutica- aunque gana con algunos diálogos inesperados entre artistas. Hay algunas coincidencias que revelan intereses compartidos.

Así, los seductores juegos de luces de Luis Bisbe y Raphäel Zarka, junto a los que, además, se muestra el absurdo intento de Carlos Bunga para recomponer una bombilla rota. Animación objetual en Ben Woodeson y Guillem Bayo. Dibujos con partículas magnéticas en Gusmão y Paiva y Milton Marques. Flotación en Neuenschwander/Guimarães y Lyn Hagan. Autómatas musicales en Julio Adán, Albierto Tadiello y O Grivo. Aventura espacial en Paloma Polo, Jan Tichy y Kiluanji Kia Henda. Ciencia ficción en David Clarkson y Karlos Gil. Modelos escultóricos de tesis científicas en Ramos Balsa y Björn Dahlem.

De estas ecuaciones artísticas se deduce cuál es la tercera gran virtud de la exposición: la elevada -en comparación con lo que estamos acostumbrados a ver en las colectivas- proporción de artistas españoles. Aproximadamente una tercera parte. Es evidente que estos encuentros favorecen el intercambio y nos ponen en contexto. Es ya un clamor en el mundo del arte: tiene que haber más artistas españoles en las programaciones de los museos y centros de arte en nuestro país. No es proteccionismo sino apertura: si la cultura es hoy global en algún lugar tienen que ponerse en circulación las obras.