Image: Stephen Balkenhol

Image: Stephen Balkenhol

Arte internacional

Stephen Balkenhol

Arte en el mundo

23 octubre, 2003 02:00

Sprengel Museum, Kurt-Schwitters-Platz, 30169 Hannover, Alemaniawww.sprengel-museum.de

Stephen Balkenhol presenta en Hannover una gran exposición que reúne esculturas, grabados y fotografías

La obra de Stephen Balkenhol ya fue objeto de revisión en el Centro Galego de Arte Contemporánea en una estupenda exposición a principios del año 2000. El artista alemán, nacido en Fritzlar en 1957, es uno de los máximos exponentes de la escultura internacional junto a figuras como Tomas Shötte o Antony Gormley. Balkenhol ha utilizado siempre una figuración de carácter claramente expresiva pero partiendo siempre, como siempre admite el propio artista, de postulados minimalistas. De hecho, en una entrevista realizada con motivo de su exposición en Santiago, afirmaba que "le gustaba contar esa historia oculta, esa que no se ve y que ha de ser intuida". A mediados de la década de los setenta, el escultor entró en el taller de su compatriota Ulrich Ruckriem, artista cuya obra también hemos podido ver en numerosas ocasiones en la galería madrileña de Heinrich Ehrhardt o en la Isla de las Esculturas de Pontevedra, donde pudo aprender las propiedades de la escultura desde un punto de vista minimalista pero siempre atento a un tipo de talla de corte expresivo. La de Ruckriem es una escultura rotunda en la forma, en principio rígida pero con una talla que otorga a la pieza un aspecto inacabado. Balkenhol utiliza esta misma talla, de hecho trabaja como los escultores antiguos, con una suerte de sustracción de la materia, desbastando el bloque para crear figuras que, pese a todo, no cuentan gran cosa.

Como en Santiago, la exposición cuenta también con esculturas y dibujos a través de los que capta la realidad que representa. Además, el artista muestra su archivo para presentar todos los objetos que de alguna forma le sirven para trabajar quedando organizados de tal forma que el aspecto de la exposición se acerca más al de una gran instalación que al de una exposición de escultura corriente. Balkenhol se sirve de la realidad circundante, del entorno contemporáneo, para crear una escultura que aparenta una ejecución rápida, como sus dibujos, de vigoroso trazo. Una escultura que, a pesar de su carácter expresivo, sumergen al espectador en una suerte de misterio. Estos hombres y mujeres no expresan absolutamente nada. Nos vemos pues en la encrucijada de encontrarnos ante una escultura poliédrica. Mientras Balkenhol trata la escultura con maza y cincel y sitúa la escultura sobre un pedestal, como los clásicos, su resultado trasciende los postulados corrientes del clasicismo al incidir en las formas inacabadas, rígidas. Si en principio podemos relacionarlas con el ideal clásico a través del pedestal, la obra en realidad nos remite a un primitivismo más cercano, quizá, a los primeros "Kuroi" griegos. Rostros inexpresivos envueltos en un halo de misterio, pese a tocar el piano, bailar abrazado a una mujer o sostener un toro por los cuernos.