
Vista general de la exposición. Foto: TBA21 / Lourdes Cabrera
Un oasis en el Atlas de Marruecos, el espejismo del artista Tarek Atoui en el Museo Thyssen
La exposición recrea un exótico paisaje sonoro producido por TBA21, que nos transporta a la región marroquí a través la música, una serie de esculturas, instrumentos y objetos.
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Madrid puede ser una ciudad dura, en exceso acelerada. Por eso se agradece que la exposición At-Tariq del artista sonoro libanés Tarek Atoui (Beirut, 1980) nos invite a parar y dedicarnos a la contemplación, el descanso y la escucha.
Aquí el compositor ha creado una instalación acogedora, punteada de sillones donde poder sentarse y prestar atención a un paisaje sonoro y una serie de esculturas, instrumentos y objetos. Esta supone la primera exposición en Madrid de Atoui, y responde a un encargo de TBA21, la fundación de arte contemporáneo impulsada por Francesca Thyssen.
Siguiendo el esquema del viaje creativo y la exploración de redes que promueve esta entidad, el artista ha pasado más de tres años moviéndose por la región del Atlas de Marruecos y colaborando con artesanos y músicos. La zona de esta ruta se corresponde al amplio territorio recorrido y habitado por el pueblo nómada de los amazigh (o bereberes según una denominación que ellos rechazan por ser una palabra que procede de “bárbaro”).
En esta región, conocida con el neologismo de Tamazgh, el artista buscó investigar las tradiciones orales –cuentos, poemas, canciones– así como la música, la artesanía y las artes populares.
Ocupando la planta baja del Thyssen, esta se estructura en un espacio abierto que evoca cinco majlis: espacios del hogar tipificadas en distintas regiones del mundo árabe que sirven para el encuentro comunitario y la hospitalidad, y donde también se canta, se recita poesía y se cuentan historias.

Detalle de la exposición. Foto: TBA21 / Lourdes Cabrera
Dentro de la reinterpretación que de los majáis hace el artista, estos se convierten en núcleos poblados por instrumentos musicales tradicionales y objetos de artesanía combinados de forma escultórica. Esto resulta sintomático de una aproximación a las tradiciones que no busca congelarlas, sino que las entiende como algo vivo y sujeto a la experimentación creativa.
Dicha actitud hacia el patrimonio inmaterial está presente también en el paisaje sonoro que escuchamos en el Thyssen, una pieza creada durante una residencia artística en Córdoba en 2023, donde tomando como punto de partida grabaciones del pueblo amazigh, Tarek Atoui llevó a cabo un proceso de composición junto con otras tres artistas sonoras (Ziúr, Susie Ibarra y Nancy Mounir). El resultado funciona a partir de distintas capas de evocación que en ocasiones exploran las posibilidades del trance.

Detalle de la instalación. Foto: TBA21 / Lourdes Cabrera
La sensación de espiritualidad y trascendencia también parece insinuarse en el propio título de la exposición: haciendo referencia a la sura 86 del Corán, At-Tariq significa “el astro nocturno” o “todo lo que viaja en la noche”, evocando quizás el nomadismo tradicional que para mantener el camino sigue las señales del cielo. Volviendo a Madrid, puede que aquí sintamos también que nuestra existencia es un viaje perpetuo, pero nos faltan más majlis y la guía del limpio firmamento.