Manolo Laguillo

Manolo Laguillo Daniel Hidalgo

Arte La Penúltima

Manolo Laguillo, fotógrafo: "La ciudad es predecible y sorprendente a la vez y en esto radica su fascinación"

El blanco y negro y la ciudad como modelo son las señas de identidad del fotógrafo que, en el Museo Patio Herreriano, reúne un nuevo trabajo que pone el foco en los rincones de Valladolid. Aquí y ahora.

15 octubre, 2023 01:29

¿Qué libro tiene entre manos?

Estoy con tres, todos ellos sobre los siglos XVII y XVIII: La crisis de la conciencia europea, de Paul Hazard; La invención de la libertad 1700-1789, de Jean Starobinski; y La guillotina y la figuración del horror, de Daniel Arasse. Tengo que escribir sobre la fotografía y el Siglo de las Luces...

¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?

Verle el truco.

¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?

Con Alexander von Humboldt. Presenció desde muy cerca la aparición de la fotografía porque vivió en el gozne entre el Antiguo Régimen y el XIX, y además conocía a todo el mundo.

¿Recuerda el primer libro que leyó?

Cinco semanas en globo, de Julio Verne.

¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?

Leo a cualquier hora, siempre en papel y preferiblemente echado. Subrayo y anoto con lápiz.

[La ciudad y su doble]

¿Qué experiencia cultural cambió su manera de ver el mundo?

Ver Las Meninas en aquella pequeña sala donde instalaron un espejo para que se pudiera apreciar el cuadro entero. Fui por primera vez con mi madre. Tenía 10 años.

¿Qué es lo que le atrapa de la ciudad como escenario?

Todas las ciudades poseen unas zonas en que se encuentran y rozan los diferentes tejidos que las forman. Me interesa localizar esas líneas de sutura para fotografiarlas y, así, hacerlas visibles. La fascinación de la ciudad radica en que es, a la vez, predecible por su estructura general, y sorprendente, por lo particular repleto de detalles.

¿Es importante que se reconozcan los lugares que capta?

En las fotografías trabajo con el mayor o menor grado de recognoscibilidad de las escenas. Pero también hay algo que va más allá. Si no fuese así solo quienes conocen el paisaje urbano concreto, el que aparece en la fotografía, obtendrían algo al mirarla. Gracias a la fotografía reconocemos la realidad, pero también mediante ella la consideramos, la apreciamos sin más. Es el otro sentido, profundo y elemental, de reconocer como tener en cuenta, como ‘to take into account’.

[Después de todo, la ciudad]

¿Cómo resumiría las particularidades que ha encontrado o lo que más le ha seducido de Valladolid?

Valladolid engaña porque, sin serlo, parece pequeña y abarcable. Eso me gusta.

Fotografía siempre en blanco y negro, ¿le distrae el color?

Sí. Acepto el color solamente cuando añade legibilidad e información.

¿Cree que se ha democratizado o trivializado la fotografía con el paso de lo analógico a lo digital?

La fotografía digital ha hecho que sea aún más difícil entender la fotografía.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?

De Walker Evans.

¿Cuál es la última exposición que ha visitado?

La dedicada a John Berger en La Virreina (Barcelona), comisariada por Valentín Roma. Excelente.

¿Le importa la crítica, le sirve para algo?

Me importa y me sirve si la hace quien sabe.

¿Qué obra teatral le ha impactado recientemente?

Si vale la ópera, la última escenificación de La Flauta Mágica en el Liceu.

¿Qué película ha visto más veces?

Blade Runner, de Ridley Scott.

¿A qué serie se ha enganchado?

Intimidad, de Laura Sarmiento y Verónica Fernández.

¿Qué música escucha en casa?

Siempre vuelvo a J. S. Bach.

¿Le gusta España?

Sí, mucho, y a pesar de los pesares. Es en nuestras culturas donde me muevo mejor, donde pillo el sentido del humor y la ironía.

Una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.

Potenciar el sector secundario para que, siendo más ricos, sea posible una verdadera Ley del Mecenazgo. Ahí es nada...