Jonathan Brown, durante una conferencia. Foto: Museo del Prado.

Jonathan Brown, durante una conferencia. Foto: Museo del Prado.

Obituario

Jonathan Brown, el renovador del arte español del Siglo de Oro

Con su desaparición muere uno de los responsables más importantes de la renovación de los estudios en torno al arte español de la época de Velázquez.

18 enero, 2022 19:25

Cuando Jonathan Brown empezó su larga investigación en torno a Murillo, Zurbarán o Diego Velázquez, estos estudios continuaban adoptado, tanto en España como en el extranjero, una metodología predominantemente cuantitativa, muy positivista y dominada por los análisis de tipo estilístico y formal. Por otra parte, las referencias comparativas a la obra de estos maestros, incluida la figura de Velázquez, se centraban en el estudio de la pintura española sin salir del ámbito hispano: el desarrollo de esta "escuela" comenzaba con los pintores de fines del siglo XVI, sobre todo el Greco, y terminaba con los maestros posvelazqueños del reinado de Carlos II, Claudio Coello y Carreño de Miranda.

La referencia cultural que se manejaba con mayor frecuencia era la del "realismo": este era el rasgo que caracterizaba a esta escuela española, que alcanzaba sus momentos de apoteosis en la pintura de bodegones y en la obra de Velázquez. Desde estos puntos de vista, poco había cambiado desde los análisis historiográficos habituales en la primera mitad del siglo XX, como no fuera el conocimiento, cada vez mayor, del número de obras arte publicadas.

La obra de Jonathan comenzó a cambiar este panorama metodológico desde los primeros momentos. Su tesis doctoral Imágenes e ideas en la pintura española del Siglo de Oro, publicada en 1978 (traducción española 1981) incluía no solo estudios pioneros sobre los cuadros de Zurbarán en la sacristía de Guadalupe o las pinturas de Murillo y Valdés Leal en la iglesia del Hospital de la Caridad en Sevilla, sino innovativos puntos de vista acerca de Las Meninas de Velázquez, e introducía un estudio del Tratado de la pintura de Pacheco, es decir, el de los aspectos de la teoría de la pintura del siglo XVII español dentro de la consideración de la obra de los pintores.

El hispanista Jonathan Brown, en una foto de 2011 durante una entrevista con Europa Press.

El hispanista Jonathan Brown, en una foto de 2011 durante una entrevista con Europa Press. Eduardo Parra

Era este un aspecto, por aquel tiempo, no demasiado tenido en cuenta. En definitiva, ya con esta obra de la primera parte de su carrera, Jonathan Brown estudiaba las obras maestras de la pintura española en lo que denominaba su "contexto". La obra pictórica dejaba de ser vista como algo aislado y solo explicada por sí misma o por su relación estilística con las pinturas de sus coetáneos, para encontrar una interpretación en el contexto histórico y cultural de su época recurriendo a las ideas estéticas, literarias, religiosas y políticas que la hacían posible.

En 1980 publicó una sus obras fundamentales, y uno de los libros de historia del arte español más importantes jamás escritos: Un palacio para el Rey: el Buen Retiro y la corte de Felipe IV. El libro fue escrito en conjunto con el gran hispanista e historiador Sir John Elliott, entonces en el Institute for Advanced Studies de Princeton, localidad donde residía Jonathan Brown. De las fructíferas conversaciones entre ambos surgió este libro que ofrecía una historia total de un edificio, de unos jardines y de una colección de arte, que se mostraban como un todo muy bien trabado para comprender cómo se desarrollaron las relaciones artísticas, culturales y políticas entre tres grandes protagonistas del mundo europeo de la primera mitad del siglo XVII como fueron Felipe IV, el rey, el Conde Duque de Olivares, el valido, y Diego Velázquez, el pintor. El libro analiza las razones políticas que llevaron a estos hombres a pensar y decorar lugares como el Salón de Reinos, concebir una determinada imagen de la guerra, del poder, del retrato ecuestre, del paisaje pictórico clásico o de la historia de Roma. Pero también del teatro y la escenografía, de los jardines, de la arquitectura, de la historia del gusto o de la del coleccionismo.

Un palacio para el Rey supuso un aldabonazo para la historiografía española del arte de principios de los años ochenta del pasado siglo: se introducía plenamente una "historia del arte contextual", se borraban las fronteras entre historia e historia del arte, Velázquez y tantos otros pintores (españoles, italianos, franceses romanizados) no se podían explicar sin las figuras del rey, la de su valido o la de los embajadores y virreyes españoles en Roma o Nápoles. Una nueva posibilidad de historia del arte, que ya había sido abierta por Julián Gállego o Luis Díez del Corral desde otros puntos de vista, se abría para el estudio de la pintura española del Siglo de Oro y su contexto europeo.

Jonathan amaba el Prado, quería a Velázquez y apreciaba y apoyaba, en Estados Unidos y en España, a los historiadores del arte españoles

Velázquez fue siempre la pasión de Jonathan Brown, y en 1986 publicó su gran monografía sobre el sevillano, poco tiempo después traducida a español y continuamente reeditada. Sin duda, se trata de la biografía del artista más comprensiva y completa tras las sucesivas ediciones del escrito fundamental de José López-Rey, el maestro de Jonathan. Este título su libro fue Velázquez, pintor y cortesano, ya que analizaba tanto la evolución estilística del pintor, con una finura y agudeza de pluma solo comparable a la del mencionado López-Rey, como su aspecto de "cortesano". La figura del pintor es siempre vista en su contexto cultural, sea la Sevilla de Pacheco donde se formó, como la corte madrileña de Felipe IV donde desarrolló su carrera. Desde este punto de vista, son memorables en este libro la comprensión de la pintura de Velázquez en el contexto de las colecciones de arte madrileñas del momento, y en las de Felipe IV en el Real Alcázar o en el Monasterio de El Escorial.

Eran estos contextos pictóricos plenamente internacionales cuyo conocimiento llevó a Jonathan a comparar el ambiente artístico de la corte madrileña del Rey Planeta con la de Carlos I de Inglaterra, Luis XIV de Francia o el Archiduque Leopoldo en los Países Bajos. Quedaba así pulverizada para siempre toda idea "castiza" del ambiente artístico cortesano español del siglo XVII en una obra como El triunfo de la pintura: sobre el coleccionismo cortesano en el siglo XVII (1995), con una concepción cosmopolita de nuestra historia del arte que culminó en sus exposiciones en el Museo del Prado Velázquez, Rubens, Van Dyck; pintores cortesanos del Siglo de Oro (1999) y, otra vez con su inseparable John Elliott, en La almoneda del siglo. Relaciones artísticas entre España y Gran Bretaña 1604-1655, que tenía como eje la figura del rey Carlos I.

Jonathan amaba el Prado, quería a Velázquez y apreciaba y apoyaba, en Estados Unidos y en España, a los historiadores del arte españoles. Nunca olvidaré las infinitas horas de trabajo y conversación en la Marquand Library de Princeton, su lugar de estudio, junto al Prado, favorito, en el lejano verano de 1986. Descansa en paz.

*** Fernando Checa fue director del Museo del Prado entre 1996 y 2002.

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