Image: El Bósforo abre el telón

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Arte

El Bósforo abre el telón

Con la feria Art International y la Bienal de Estambul arranca la temporada artística en Europa

4 septiembre, 2015 02:00

Obras de Grayson Perry en el stand de la galería Victoria Miro (Londres) en Art International

La temporada comercial arranca en una de las ciudades que con más fuerza ha entrado en el concierto internacional en los últimos años, Estambul, la capital de Turquía que en los últimos años ha disfrutado de una creciente bonanza económica que contrasta con la situación social y política del país. Fracturas y anhelos salpican el día a día de un país que quiere ser europeo pero no renuncia a salvaguardar delirantes afrentas a los derechos humanos, que crece económicamente pero mantiene altísimos niveles de desigualdad social. En este clima de contradicciones siempre inherente a este país se ha venido desarrollando un tejido de arte contemporáneo extraordinario, con una escena comercial poderosa, con galerías que han dado el salto al concierto internacional, coleccionistas apasionados y, sobre todo, como siempre, dos o tres generaciones de artistas sensacionales.

No se puede obviar la importancia de la Bienal de Estambul en este crecimiento. Se celebra ahora la decimocuarta edición de la Bienal, un evento que ha congregado siempre a los mejores comisarios internacionales, que la mayoría de las veces han conectado con naturalidad con el vibrante escenario local. Habitualmente diseñada para enraizar en los variados espacios de la ciudad (han sido sonoros los fracasos de las que no lo han hecho), la Bienal ha dinamizado un contexto del que ha nacido un buen puñado de galerías que hoy funcionan en las mejores plazas.

Ya lo sabemos. La relación entre las bienales y el mercado es cada vez más cerrada. Aprovechando su inercia, en torno a las Bienales, y más una como la de Estambul, que concentra una atención internacional inusitada, se arremolinan los agentes del arte contemporáneo y el movimiento se acelera. Este es el caso de la feria Art International, que en su tercera edición aprovecha su privilegiada situación geográfica para canalizar las energías que por aquí discurren.

Obra de Guillermo Pfaff en el stand de la galería Carles Taché (Barcelona)

La pelea de la singularidad es ardua. Estambul juega con una baza geopolítica a la que también quieren sumarse otras ferias de latitudes cercanas como la feria de Dubai, que cuenta, como sabemos, con un potencial económico que podría parecer ilimitado. Art International cuenta con la ventaja de tener un pie en Europa y de haber crecido en una ciudad con una razonablemente asentada tradición en arte contemporáneo. En el escenario económico actual, la ambición de las galerías de dar a conocer a sus artistas en nuevos contextos ha de estar compensada con la contención en el gasto, y para muchas galerías europeas, los transportes a Estambul son más baratos que a Oriente Medio. Así lo han entendido galerías de la talla de la londinense Victoria Miro, que ha traído obras de Grayson Perry y Elmgreen & Dragset o la vienesa Krinzinger, con Kader Attia.

Hay un número importante de galerías españolas en la feria, nada menos que catorce, doce de ellas procedentes de Barcelona, y otras dos de Madrid, Sabrina Amrani y Javier López & Fer Francés. La barcelonesa ADN, que ha traído trabajos de dos de sus baluartes, Carlos Aires y Kendell Geers, ya había participado anteriormente en la feria y trata de echar raíces, pero el resto de las galerías catalanas son todas debutantes. Están aquí gracias a la ayuda puntual de la Generalitat, que destina una partida a la promoción en bloque de las galerías catalanas, como ya hizo el año pasado en la feria de Río de Janeiro. Lo lógico es que la mayoría no repita.

Sí lleva tiempo explorando estos mercados la francesa de origen argelino Sabrina Amrani, con sede en el madrileño barrio de Malasaña, que es consciente de la importancia geográfica de Estambul, de las relaciones entre la tradición y lo contemporáneo y de la rápida proliferación de jóvenes coleccionistas. También sabe de la necesidad de ser perseverante en estos mercados, pues en Estambul hay muchos coleccionistas que todavía no se atreven a trascender el ámbito local y compran mucho arte de artistas turcos o procedentes de zonas geográficas cercanas. Su stand, que ha dedicado a los vínculos entre arte y ciencia, lo integran artistas que vienen de Túnez, Madagascar, India o Corea.

Cevdet Erek en la Bienal de Estambul

Entre las secciones de la feria destaca el apartado "Videos on Stage", que podrán verse en el Auditorio de la feria o "By the Waterside", un conjunto de trabajos escultóricos en la terraza imponente del recinto, o "Alternatives", una sección dedicada a espacios sin ánimo de lucro entre las que destaca la londinense y crecientemente prestigiosa David Roberts Art Foundation.

Art International, decíamos, tiene lugar en el fin de semana inaugural de la Bienal, que este año lleva la firma de la comisaria estadounidense Carolyn Christov-Bakargiev. Se expande esta edición por treinta sedes diseminadas por toda la ciudad, desde Sultanhamet hasta un pequeño pueblo bañado por el Mar Negro, desde el vibrante Beyoglu hasta las Islas Príncipe. Jugando con las metáforas del agua salada y las corrientes marinas, la comisaria, que sigue contando con Chus Martínez como gran "aliada" intelectual, trasciende lo artístico para tocar las más diversas disciplinas, desde la neurociencia a la astronomía, mientras abunda en el trauma y la curación, lo visible y lo invisible, la muerte y la vida.

@Javier_Hontoria