Image: El abrazo de Goya

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Arte

El abrazo de Goya

El Museo del Prado ha presentado la restauración de La era y la nueva distribución de las salas dedicadas a la pintura del siglo XVIII

16 julio, 2015 02:00

La era, de Francisco de Goya

Si había algo que Anton Raphael Mengs valoraba especialmente de Goya era su capacidad de invención, cualidad que consideraba imprescindible. Y en eso, el artista aragonés fue maestro cuando mezclaba el mundo clásico con la realidad, su visión y la invención. Incluso en sus obras más conocidas hacía guiños a otros artistas y tiempos. Es el caso del cartón La era, que no pudo ser expuesto en la exposición Goya en Madrid (en ella se proponía un nuevo acercamiento a los cartones para tapices del artista) por estar en proceso de restauración. Ahora, una vez concluida su limpieza, el Museo del Prado ha presentado la nueva cara de la obra al tiempo que han mostrado la nueva distribución de las salas dedicadas a la pintura del siglo XVIII.

La restauración de La era se llevó a cabo aprovechando el cierre de la segunda planta de la pinacoteca para la nueva configuración de sus salas. "Había una gran necesidad de intervenir en este cartón porque tenía una luz apagada y amarillenta", explica Almudena Sánchez, una de las restauradoras de la pieza. Esta obra, junto al resto de los cartones de Goya, llegó en 1870 procedente del Palacio Real de Madrid con un buen entelado. Desde entonces y hasta ahora tan solo se habían hecho intervenciones puntuales pero con esta nueva actuación se aprecian detalles expresivos como los rostros de los ciudadanos de la pintura. Incluso, resalta un detalle de la maestría del artista: al eliminar el barniz turbio y oscuro el vaso de vino se aclara y se advierte cómo no es opaco sino que parece transparente.

"Hay una gran variedad de recursos técnicos en la obra", precisa Sánchez, como "una pincelada enérgica y espesa en el cielo para recrear un relieve vibrante, más fino para el trigo pero cargado de materia que la descarga para crear relieves en las espigas y una pincelada seca en la cabeza de los niños". Se trata de una obra de composición matemática y es que él mismo dijo que al artista hay que ofrecerle la posibilidad de esta disciplina y de las proporciones. Una vez esté preparado, claro. Y él lo estaba.

Manuela Mena, Jefe de Conservación del siglo XVIII y Goya, hace hincapié en la capacidad del pintor de introducir diferentes mundos y visiones en su obra. En el caso de La era, comienza, la yegua blanca tendida, símbolo de la fertilidad, recuerda a los caballos blancos de Rubens, las personas de pie bebiendo vino se entienden como un guiño a Los borrachos de Velázquez, la mujer con los brazos abiertos a una figura clásica mirando al sol.

El abrazo de Goya

La pintura del siglo XVIII ha sido redistribuida durante el mes que ha estado cerrada la segunda planta del edificio Villanueva. Los restauradores han sido quienes han dado, de hecho, con los colores idóneos para las salas gracias a la iluminación led que ha proporcionado Iberdrola. El recorrido comienza con Las cacerías de Goya, cartones que realizó recién llegado a Madrid.

Así, Bayeu, Maella, Carnicero y Paret vuelven a la colección permanente de la institución con una nueva distribución que permite integrar la obra de Goya con la de sus colegas. Además, los cartones de Goya (derivada de la palabra italiana cartoné) no eran tan solo ensayos y composiciones preparatorias para la realización de tapices. La minuciosa técnica del artista y su obsesión por la perfección queda patente en estas salas. Un lugar en el que David Hockney dijo que le gustaría acampar durante 15 días.

Entre las crujías destacan algunas de las obras más emblemáticas del pintor aragonés como La gallinita ciega, que vista desde una distancia, cobra amplitud y la composición misma cobra vida. Otros lienzos como La cometa, Juego de pelota a pala y La era mantienen la unidad de los conjuntos. También Riña de gatos, Perros en traílla y Caza con reclamo se encuentran en el pasillo que comunica las salas laterales para mantener el discurso expositivo.

"El tiempo también pinta", decía Goya y ahora su pintura abraza al espectador por los cuatros costados.

@scamarzana