Image: Cristina Lucas: Es fundamental cuestionar lo establecido. Al artista le toca ir más allá

Image: Cristina Lucas: "Es fundamental cuestionar lo establecido. Al artista le toca ir más allá"

Arte

Cristina Lucas: "Es fundamental cuestionar lo establecido. Al artista le toca ir más allá"

25 enero, 2013 01:00

Cristina Lucas

Tiene una de las carreras más sólidas del panorama español, que no hace más que ir en ascenso. Cristina Lucas inaugura hoy en el CAB de Burgos On Air, una exposición que analiza el viejo sueño de volar y los fracasos que encierra. Una nueva mirada de la artista sobre el poder y el deseo del hombre de dominar la naturaleza.

Cristina Lucas (Jaén, 1973) aterrizó en el mundo del arte tras un viaje con varias escalas. Empezó estudiando química, pero abortó el plan; luego historia, pero también lo declinó cuando llegó a Madrid y se decidió por una fascinación aún mayor, las Bellas Artes. Desde entonces, muchos aviones la han llevado a residencias en Los Ángeles, Nueva York, Ámsterdam y Francia, y a exponer en bienales, museos y galerías de medio mundo. Aunque en su hoja de ruta nunca ha perdido su atracción por las ecuaciones, los símbolos, las fábulas y la historiografía.

Lo vemos en Piper Prometeo, uno de los nuevos trabajos que presenta en la exposición que le dedica el CAB de Burgos. El vídeo documenta una avioneta que sujeta un gran cartel, a la vista de todos, con un mensaje cuanto menos desconcertante: L= (1/2) d v2 s CL, la fórmula ideada por Daniel Benoulli que, según la NASA, mide la capacidad de elevación de las aeronaves. Es decir, la fórmula mágica que permite volar. "Como un Prometeo que muestra a los hombres un secreto de los dioses, la pequeña avioneta desvela ese enigma. Y ahí está su poder: nos permite entender el misterio. Los éxitos de la ciencia son logros de la humanidad, que nos elevan a todos, aunque no siempre para bien...", explica.

Pronto lo comprobamos en la pieza principal de la exposición, Desde el cielo (un siglo de bombardeos aéreos), un vídeo de tres canales que recoge la animación de los bombardeos en los que resultaron bajas de población civil desde que se inventó la aviación. "La primera noticia de bajas civiles que consta documentada es de 2012. Hoy, un siglo después, es una historia que está por contar", añade. Sobre ella lleva más de un año investigando, contrastando datos y recopilando imágenes junto al colectivo Tránsito y Calipsofacto, y ahí siguen. Será una trilogía, dividida en tres capítulos. El primero, hasta las bombas atómicas en 1945, lo presenta en esta exposición; el segundo, que acaba con el fin de la Guerra Fría y el telón de acero de 1992, estará en el stand de la galería Juana de Aizpuru en ARCO, y el tercer capítulo, marcado por el 11S, explica la artista que quiere tenerlo listo antes de mayo, cuando acaba esta muestra, que luego viajará a la Sala Rekalde de Bilbao.

Esta nueva cartografía le rondaba en la cabeza desde el año pasado, cuando Artium la invitó a participar en Tiempos de urgencia, una muestra que conmemoraba el 75 aniversario del Guernica. Entonces, la que presentó recogía únicamente las explosiones de la Guerra Civil española. "Guernica es un gran referente mundial; por un lado, está la tragedia del 37 que convirtió la población civil en objetivo militar y, por otro, la obra maestra de Picasso, cuando en el arte de vanguardias el formalismo se tornó político. Empecé a encontrar mucha literatura de todo ello, donde se decía que el de Guernica había sido el primer bombardeo civil. Una auténtica barbaridad, ya que eso pasó mucho antes. Lo que sí ocurrió por primera vez fue un tipo de bombardeo conocido como Carpet Aerial Bombing, que permitía arrasar metódicamente. Pronto ves que ese gran sueño del hombre de volar, de alzarse, de observar el mundo desde arriba, tuvo la impronta de la muerte de inocentes. Encierra una superioridad real, como de estar a otro nivel. Además, está esa impunidad de tirar bombas desde el aire y no ver el desastre, con un factor psicológico clave. De hecho, los soldados que menos trauma tienen son los aviadores.

Ni buenos ni malos

-Entonces, ¿el Guernica está todavía por pintar?
-El Guernica está muy incompleto...Esta cartografía pretende posicionar a muchos de ellos. Habrá muchos bombardeos sin documentar y otros a los que no hemos podido tener acceso, pero ninguna cartografía es exacta, ni la de Borges. Empieza siendo un mapa sin nombres y, a medida que se suceden los bombardeos, los nombres de las ciudades quedan fijados, y con el paso del tiempo se amontonan y se aprecian las cicatrices de las guerras. Pronto comprendemos que no hay buenos y ni malos, sino lugares más poderosos que otros y que esa idea de ‘periodo de entreguerras' ha sido una invención. El mundo está siempre en guerra, solo que no pasan en Europa. No pretendo hacer moralina sobre si es o no buena la guerra, sino señalar cómo los civiles se convierten en objetivo y cómo la tecnología tiene un reverso tenebroso.


From the Sky Down, 2012


-El interés por la cartografía es constante en su trabajo. ¿Qué le interesa de los mapas?
-Hacer una cartografía es el intento fallido de entender algo mucho más grande que tú. Te ayuda a destapar cosas, que quedarán a la vista para siempre. Los primeros mapas son muy imprecisos, pero servían para navegar por los interminables océanos. Yo uso el mismo concepto.

Su primer mapamundi fue Pantone (2007), que vemos ahora en la exposición Cartografías contemporáneas, en CaixaForum Madrid. "Es el más oficial que he hecho nunca, basado en la idea de nación", explica. Luego decidió hacer otro tipo, basadas en criterios personales y sobre aspectos sociales como la economía (Europa Económica Popular, 2010), el género (Mundo Masculino y Mundo Femenino, 2010), las relaciones amistosas (Un Mundo Feliz) o no (El Mundo de las Bestias), éstos dos últimos en proceso.

El interés por el lenguaje de sus mapas, presente siempre en sus obras, especialmente en Habla (2008), los martillazos que le propina al Moisés de Miguel Ángel, aparece también en el título de esta exposición. En el aire alude a explicar algo públicamente y a lo que no está definido, a lo que pende de un hilo. Unos 400 componen la instalación Vuelan, tantos como personajes de ficción voladores ha encontrado la artista en el imaginario colectivo, en colaboración con Calipsofacto. De Santa Teresa de Jesús a la bayeta Ballerina. Aunque su preferido, dice, es el Principito. Como él, Cristina Lucas tampoco renuncia nunca a una pregunta.

Confiesa que su primer empleo fue como periodista en un portal de arte en internet, donde ya ponía en práctica su fascinación por los interrogantes. Preguntas le hacía a la Iglesia en Más luz (2003), al ejército en soldados.com (2007) o a la crítica de arte en quid pro quo (2010), en el marco de Dominó Caníbal, en Murcia. "El nexo común en todos mis trabajos es la pregunta ‘¿y por qué?' ¿Y por qué el feminismo? ¿Y por qué los bombardeos? ¿Y por qué tienes poder? El ‘porque sí, porque yo lo digo, porque yo lo mando', es para mí el enemigo. Hay un sentido muy pedagógico en mis obras. Es fundamental cuestionar lo establecido. Al artista le toca ir más allá", explica.

Confianza ciega

-Otro proyecto en los que trabaja es Top 100, sobre el éxito.
-Es una animación de los 100 españoles destacados según el portal de internet Artfacts, que evalúa a los artistas no por su calidad sino por lo requeridos que son en el mundo del arte: por cuánto confían en ti. Es algo parecido a la prima de riesgo...

-Y el arte español, ¿es requerido? ¿Confían en nosotros?
-En lo artístico, España no es un país que esté en una posición tan interesante como algunos de Latinoamérica, por ejemplo, ni tiene la presencia de otros como Alemania, Francia, Holanda...

-¿Y por qué?
-Porque no nos hacemos caso a nosotros mismos. Todavía tenemos la idea de que lo de fuera es mejor, respetamos muy poco nuestra materia prima. Es un tema de psicoanálisis social que tenemos pendiente. El apoyo de otros países a sus artistas en España nunca se ha dado. Diría que eso es lo más urgente a solucionar: que el arte en España esté apoyado por el Estado, porque el arte es para todos, pero nunca dirigido por éste. Porque el arte como herramienta político/partidista no es otra cosa que propaganda.