Image: Guillermo Kuitca

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Arte

Guillermo Kuitca

Everything: Paintings and Works on paper 1980-2008. Albright-Knox Art Gallery, Buffalo. EEUU. Del 19 de febrero al 30 de mayo

19 febrero, 2010 01:00

Acoustic Mass V (Carnegie Hall), 2005.

Guillermo Kuitca, uno de los pintores suramericano más aclamados, presenta en el espacio del estado de Nueva York una muestra de casi treinta años de trabajo.

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Aunque este dato no quiere decir gran cosa si tenemos en cuenta que Kuitca realizó su primera exposición individual cuando todavía no era un adolescente en la galería Lirolay de Buenos Aires. Resulta curioso ver cómo un artista nacido en 1961 -y que, por tanto, ronda los cincuenta- tiene una trayectoria a sus espaldas de 35 años. Muchos de los hitos de su dilatada carrera pueden verse ahora en esta exposición de la Albright-Knox Gallery del estado de Nueva York lo cual resulta también llamativo si leemos el extracto de una entrevista realizada por un periódico local en la que el artista cuenta que, siendo aún un niño de 5 años, una de las primeras nociones que tuvo sobre el arte y la pintura fue la de una exposición en Buenos Aires que mostraba obras maestras de la Albright-Knox Collection. Aunque bien pueda parecer un cumplido, lo cierto es que cuenta el pintor haberse quedado impresionado con los cuadros de Picasso, Ernst, Léger y demás leyendas occidentales, artistas que, cuenta, pensaba que eran argentinos pues aun no había aprendido que había más cosas más allá de la Argentina.

Kuitca es uno de los artistas suramericanos más relevantes de una generación que hace de bisagra entre la de los artistas conceptuales de primera generación y esa otra, la de los nacidos en los setenta, que revisita y reactualiza las prácticas de aquéllos. En la obra pictórica de Kuitca se advierten las influencias del conceptual, por más que el artista quiera siempre acercarse a un tipo de imagen de corte poético. Everything, el nombre de esta retrospectiva itinerante por importantes instituciones de Estados Unidos, no es tanto una alusión a todo lo realizado hasta al fecha sino un modo de expresar los anhelos de totalidad que, siguiendo el mas puro sentido borgiano, cimentan la obra de Kuitca. La exposición arranca con sus obras de los ochenta relacionadas con el teatro pues estuvo muy vinculado dicha práctica en los primeros años de la década. En los cuadros que representan patios de butacas de teatros y cines se observa el interés por la aprehensión del espacio que se consolidaría, simultánea pero sobre todo posteriormente, con los mapas. Esos patios de butacas mezclan un interés por la ordenación que, sin embargo, parece diluirse, en muchas ocasiones, en una suerte de caos, como cuando la acción del agua se impone sobre la escasa firmeza de la témpera. Un certero sistema de paradojas domina el trabajo de Kuitca, dualidades que podrían resumirse en la eterna brega entre lo racional y lo irracional, lo que conocemos y lo que ignoramos, lo que poseemos y lo que escapa a nuestro alcance...

El carácter retrospectivo de la exposición huye de la cronología para detenerse ante las diferentes coordenadas temáticas de su obra. El comisario de la muestra, Douglas Dreishpoon, mezcla en el recorrido pinturas y papeles que, aunque distantes en el tiempo, muestran diferentes variaciones en torno a un mismo asunto. Así, un paseo por la exposición ofrece sus reflexiones en torno al teatro, los mapas, la política. En un trabajo que hunde sus raíces en las preocupaciones políticas de los conceptuales latinoamericanos. Del 1 al 30, Kuitca pinta los nombres de desaparecidos en la dictadura, la "guerra sucia de Argentina" porque, sin atrincherarse en el fango de la estética guerrillera, Kuitca sí es consciente de que la política, guste o no, es caldo de cultivo fundamental en las artes visuales suramericanas.

Y, cómo no, sus mapas. Dice el artista que los mapas nacen de un interés por la relación entre diferentes objetos en un espacio dado y los diálogos entre diferentes escalas que genera esta relación. Ese diálogo entre formas pronto paso a formar parte de diferentes contextos, su casa, su ciudad, su país, el mundo... como un recorrido por los sucesivos capítulos de Especies de Espacios. Las posibles implicaciones entre lo particular y lo general fueron definitivas en la reflexión de Kuitca. Desde ese punto, la inserción de lo propio en lo ajeno recorre el trabajo del argentino, un recorrido que también funciona a la inversa: cuando Kuitca traza el mapa en una cama no se ciñe a las connotaciones que siempre rodean la figura de una cama. Está subrayando esa particularidad como centro de un amplísimo sistema espacial.