Image: Natalia Menéndez

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El Cultural

Natalia Menéndez

"La cultura está contada muy sesgadamente en los libros de texto"

26 junio, 2015 02:00

Natalia Menéndez. Ilustración: Luis Parejo

Actriz, directora y autora teatral. A esos ‘oficios', Natalia Menéndez (Madrid, 1967) suma la dirección del Festival de Teatro Clásico de Almagro, en el que vuelca su hiperactividad y su atrevimiento.

¿Qué libro tiene entre manos?
La obra de teatro Tarjeta roja, de Itziar Pascual, y el ensayo Supervivencia de las luciérnagas, de Georges Didi-Hubermann. También me acabo de comprar en la Feria del Libro Todos mis futuros son contigo, de Marwan.

¿Qué libro abandonó por imposible?
No lo recuerdo, ni quiero.

¿Con qué figura artística le gustaría tomar un café?
Con Cristina García Rodero. Siempre me despierta una gran ‘apetencia' de conversación.

Cuéntenos una experiencia cultural que le cambió su manera de ver la vida.
Son muchas. La primera vez que escuché a Mozart en el Auditorio Nacional: es una lección de vida la música alegre que compuso en mitad del sufrimiento. La primera vez que me asomé a Goya en el Prado, por su manera de caricaturizar lo que rechazaba. La lectura de El Quijote, maravillosa visión de la bonhomía de Cervantes. Y algunas coreografías de Pina Bausch: su fisicidad siempre la tengo presente cuando dirijo y cuando actúo.

¿Cuál es la última obra de teatro que le ha dejado clavada en la butaca por la emoción?
La calma mágica, de Sanzol. Hermosísimo homenaje a su padre. Un montaje en que se da la plena comunión entre dirección y escritura. Me tocó muy dentro ese retrato de la dignidad y del amor.

¿Qué gratas sorpresas puede deparar al público almagreño el teatro coreano?
La belleza e ironía de Salpuri, la expresión corporal y la música de Auri y los objetos que comportan el respeto para ser un erudito coreano.

¿Qué añadiría al festival si tuviese más presupuesto?
Traería espectáculos como alguno de los dirigidos por Ostermeier, así como producir para el festival y la fundación, conjugando creadores nacionales e internacionales de distintas escuelas y formas artísticas.

¿Qué es lo que hay tener para ‘atreverse con un clásico'?
Ganas de recibir, de escuchar, de compartir, de mirar, de conmoverse y de venir a Almagro.

¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Claro, aunque no por encima de otras épocas. Voy al caso concreto.

¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Hombre, puestos a pedir, de Picasso. Aunque ya sé que no me da el prespuesto (risas).

¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
Chema Madoz 2008-2014: Las reglas del juego. Este fotógrafo nos propone unas reglas para jugar, para alimentar nuestra imaginación. Parte de objetos reales que según su necesidad nos colocan entre el sueño y la fantasía. La imágenes siempre en blanco y negro, para que aportemos nosotros el color a lugares excepcionales.

¿Qué música está escuchando? ¿Es de ipod o de vinilo?
Salvo lo más heavy del heavy metal, escucho de todo. Soy muy ecléctica: escucho clásica, samba, rock, étnica...

¿Cuál es la película que más veces ha visto?
To be or not to be. Reparto impresionante, siempre sonrío y descubro detalles nuevos. Me inspira para tomarme la vida con seriedad y profundidad pero siempre con humor.

¿Le gusta España? Denos sus razones.
Me encanta. Y lo afirmo con conocimiento de causa: gracias a las giras la he recorrido de cabo a rabo. Hay un alma que tiene que ver con la alegría íntimamente relacionada con este país. Fascinantes sus paisajes, sus culturas, su clima, su variedad social.

Regálenos una idea para mejorar la situación cultural de nuestro país.
Integrarla en la educación de manera clara, plural y real. Está contada muy sesgadamente en los libros de texto. En literatura y arte hay capítulos escamoteados o contados a medias. No se ofrece la diversidad de España, no queda reflejada y se impide apreciar nuestras diferencias.

¿Cómo cortaría la hemorragia provocada por el IVA cultural además de bajándolo?
Esa hemorragia no se puede cortar de otra manera o al menos no la conozco. La única manera de paliar su impacto es llenar la sala para incrementar la recaudación. Esa necesidad incita a apostar por lo más digerible para el público y amenaza la diversidad en la oferta.