Image: Ignacio del Valle

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El Cultural

Ignacio del Valle: "Mis libros no pierden nada al pasar a la pantalla, ganan lectores"

28 noviembre, 2011 01:00

Ignacio del Valle

Ignacio del Valle (Oviedo, 1971) va a ser testigo, mañana y pasado, de cómo una de sus primeras novelas, El tiempo de los emperadores extraños (Alfaguara, 2006), se convierte en celuloide bajo el título de Silencio en la nieve, con dirección de Gerardo Herrero y con Juan Diego Botto y Carmelo Gómez convertidos en antihéroes españoles de una historia ambientada en la II Guerra Mundial. Para empezar, es mejor que se pongan los abrigos. Estamos en Leningrado, en 1943. Somos parte de la heroica y desdichada División Azul, acosada por el ejército de Lenin, el invierno ruso y la Historia. Y allí encontramos el cadáver de un soldado degollado, enterrado hasta la cintura en medio de un lago helado, con una misteriosa frase grabada en el pecho: “MIRA QUE TE MIRA DIOS”. Arturo Andrade y el sargento Espinosa serán los encargados de ir desatando los nudos de un crimen que les conducirá, entre más cadáveres envueltos en sangrientos rituales, a un lugar desquiciado donde reina el vacío, el absurdo, el horror... Así comienza la novela que da pie a una película que hace, por una vez, muy feliz a su autor. Pregunta.- Mañana se preestrena en Madrid Silencio en la nieve, basada en su novela El tiempo de los emperadores extraños. ¿Reconoce su libro en el filme? R.- Por supuesto. Gerardo Herrero ha sido muy cuidadoso a la hora de transformar en imágenes mi novela. No obstante, la historia demuestra que una buena película no puede ser literal, sino una interpretación del texto original, y en ese sentido el director ha hecho su lectura particular de la novela, igual que cada lector monta una película diferente en su mente durante la lectura. P.- ¿Qué ha cambiado, emperorado o incluso mejorado al cambiar de lenguaje? R.- Cambia la mirada con la que se enfoca la historia que cuento, cambia la forma de dar vida a los personajes -los actores están magníficos, tanto Juan Diego y Carmelo Gómez, como los secundarios-, cambia la manera de narrar, las herramientas... todo es diferente pero sin perder nunca de vista el espíritu de la novela. P.- Por una vez, ¿vamos a encontrarnos con un autor agradecido y no reticente o enemigo de las adaptaciones cinematográficas de sus obras, como, por ejemplo, Marsé o Pérez-Reverte? R.- Yo soy de los que dicen que de bien nacido es ser agradecido. Cómo no estarlo ante un proyecto tan potente, con tantas papeletas para ser algo importante. Además, mis novelas están cargadas de imágenes y era relativamente fácil que Arturo Andrade, mi personaje fetiche, pudiese ser trasladado a la pantalla. P.- ¿Cómo ha sido la colaboración con Gerardo Herrero y el resto del equipo? R.- Óptima, siempre ha existido buen rollo, mucha comunicación e incluso estuve con ellos durante el rodaje en Lituania haciendo unos cuadernos de rodaje, El espíritu de la nieve, de mis experiencias e impresiones. Lo más curioso fue ser testigo de la pasión y la sincronización de la que es capaz un equipo de un montón de personas en aras de un objetivo. P.- ¿Le gustaría que el resto de sus novelas llegara a la pantalla grande en un tiempo razonable? R.- Sería un verdadero sueño. Estoy abierto a ofertas que no pueda rechazar. P.- ¿Qué gana y qué pierde su literatura al hacerse celuloide? R.- No creo que pierda nada, al contrario, gana cuota de público. P.- ¿Tienen razón los que opinan que nuestra literatura y nuestro cine miran demasiado a la Guerra Civil, la División Azul y la II Guerra Mundial? R.- En este caso no tienen ninguna, cuando se publicó mi libro -luego han salido más cosas- hacía cuarenta años que no se escribía una novela sobre la División Azul. Había demasiados clichés sobre republicanos angelicales y falangistas de bigotito malos malísimos, y la División Azul en Rusia era una hazaña oculta que incomodaba tanto a un bando como al otro, fue una proeza al margen de ideologías que aquellos hombres aguantasen en aquellas temperaturas inhumanas y ante un enemigo tan desproporcionado. Al cabo, la labor de un escritor es desentrañar una realidad que es mucho más compleja, hacer nuevas preguntas a la historia, ya que éstas cambian según la época en la que escribas. P.- ¿Y ahora qué? ¿Qué está preparando? R.- He terminado con Arturo Andrade por una temporada y he escrito una novela diferente, contemporánea, coral, acerca de cómo el crimen organizado se ha imbricado tanto económica como políticamente en la sociedad; la publicaremos a medidados de 2012. Estoy muy ilusionado con ella, ha sido un trabajo duro pero estoy contento con el resultado.