Image: Txomin Badiola, ejercicios compartidos

Image: Txomin Badiola, ejercicios compartidos

El Cultural

Txomin Badiola, ejercicios compartidos

Goodvibes / Lo que el signo esconde

10 septiembre, 2010 00:00

Goodvibes 4, 2009-2010

Galería Soledad Lorenzo. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 9 de octubre. De 1.500 a 136.000 euros.


El proyecto singular, desacostumbrado, de esta muestra de escultura e instalaciones de Txomin Badiola (Bilbao, 1957) en la galería Soledad Lorenzo se ha propuesto convertir en una exposición algo que realmente no lo era: un conjunto de piezas generadas a lo largo del desarrollo de un programa de trabajo, individual y colectivo, dirigido por tres artistas (el propio Badiola, Jon Mikel Euba y Sergio Prego) junto a un grupo de quince estudiantes universitarios. Todos ellos acordaron compartir el hecho creativo y experimentar las transformaciones que se operarían en sus personas y en sus actuaciones, así como en las obras producidas, a través de una serie de ejercicios de análisis, realizaciones materiales, desarrollo, documentación y comunicación. La experiencia, titulada Proforma, se desarrolló en el MUSAC de León entre los meses de enero y junio de este año 2010.

Género textual
Txomin Badiola ha seleccionado ahora, para esta exposición, un conjunto de piezas que formaron parte de dos de los diez ejercicios que dirigió en Proforma. Son, pues, obras integrantes de dos propuestas muy diferentes: la titulada Goodvibes se compone de una instalación y de una serie de obras de pared en las que Badiola se vincula con la iconografía del género tradicional de las “vanitas”, con expresiones de Shakespeare sobre la muerte y con postulados barrocos del memento mori. Por otra parte, la titulada Lo que el signo esconde consiste en una instalación de tres grandiosos relieves de madera y en un conjunto de pequeñas obras murales del género textual o “letrístico”, en las que el artista prosigue sus investigaciones sobre las diferencias constatables entre formas de contenido y formas de expresión, y pretende “identificar -de manera especial- aquellos momentos en los que, más allá del caos textual, espacial o humano, se produce una forma, un resplandor de sentido, intentando capturarlo a través de los distintos registros”.

Performance musical
A través de las transformaciones a las que el artista ha sometido a muchas de estas obras -suprimiendo, ante todo, los abundantes elementos de las performances de carácter corporal, musical y sonoro que se efectuaron sobre ellas en los encuentros de trabajo celebrados en el MUSAC, y alterando, al mismo tiempo, elementos formales y estructurales de determinadas obras de pared para adecuarlas a su nuevo emplazamiento expositivo-, esta muestra “descubre” y subraya la relevancia que en la escultura e instalaciones de Txomin Badiola tienen ciertos elementos derivados del arte procesual, por más que no suelan referenciarse en los textos de la crítica. Me refiero en especial a los valores que aquí cobran lo fragmentario y lo temporal, expresados a través de lo mutable y lo efímero, que resultan ser caracteres evidentes en materiales, formas y estructuras. Destacan asimismo en estas piezas la atención y la sensibilidad con que Badiola cuida siempre las relaciones obra/creador, obra/espacio circundante y obra/espectador. Otro desplazamiento frecuente y caracterizador en la creación de este escultor fundamental en el arte de la plástica en el cambio de siglo es la importancia que la narratividad de la iconografía y la teatralización de los espacios alcanzan en sus producciones; así lo confirma en sus obras más recientes el imaginario impactante, frecuentemente de procedencia mediática, de sus piezas de pared con impresiones gráficas, como las tituladas Let her paint, Alas poor… y He desnudado…; y así lo acentúa el tratamiento de elementos gráficos desarrollado sobre el suelo de madera de la instalación Goodvibes.

"Escultor-escultor"
A otro respecto, la exposición ofrece perfiles poco frecuentes en Badiola, reafirmándolo como el “escultor-escultor” que, entre sus poderosos montajes de muebles y sus rutilantes vídeoinstalaciones, nunca ha dejado de ser. Así lo documenta en esta ocasión, bien expresivamente, el modelado sensual de la testa monumental titulada Azteca, que presenta fundida en bronce, con acabado pulido; y así lo confirma el tratamiento de elementos mezclados -orgánicos y geométricos- que aplica a los pequeños relieves en bronce basados en perfiles de calaveras. Asimismo lo aseguran los tres relieves en madera, de formato monumental, que integran la instalación escultórica Lo que el signo esconde, en la cual cada envés de los tableros, cubiertos de letrismos, funciona como matriz de una vieja imprenta xilográfica, mientras sus haces entremezclan elementos naturales -las curvas de nivel de la caligrafía interior de la madera- y estructuraciones geométricas, significativas del poder constructivo de este artista inequívoco, que se reafirma “empeñado en conseguir una estructura que me permita integrar en lo que hago cada una de las facetas de mi vida”.