Esther Arroyo y su hijo Frank, en un montaje de JALEOS.

Esther Arroyo y su hijo Frank, en un montaje de JALEOS.

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Descubrimos a Frank, el polifacético hijo mayor de Esther Arroyo: actor, músico y malabarista con fuego

Tiene 29 años y se marchó a Australia en 2019 para buscar nuevos horizontes. Se ha reencontrado con su madre este verano.

11 agosto, 2022 01:03

Hace unos días, Esther Arroyo (54 años) compartía en sus redes sociales una noticia que le llenaba de felicidad: su primogénito volvía a casa después de tres años de ausencia para pasar dos semanas de vacaciones en familia. Así se le pudo poner cara a Frank (29 años), el polifacético hijo mayor de la actriz, que ha seguido los pasos artísticos de su madre, pero en una versión más alternativa y transgresora.

El joven, cuyo verdadero nombre es Francisco José (aunque él prefiere el diminutivo),  nació en 1993, fruto de la relación de la actriz con Francisco Mayor, con quien nunca llegó a casarse. Es actor, músico, bailarín y artistas de malabares; en resumen, un artista multidisciplinar.

Mi niño ha vuelto de sorpresa! No me lo puedo creer después de tres años sin verlo. Ha vuelto de Australia. Estamos como locos de contentos", escribía la actriz en su perfil de Instagram, sonriente y feliz de volver a tenerlo en casa. "Voy a presumir de él todo lo que pueda durante los quince días que va a estar en España. Mi niño todo el rato en las redes sociales", decía entre risas en un vídeo posterior.

La reacción de algunas de sus seguidoras no se hacía esperar e incluso se postulaban como futuras nueras asegurando que Frank es "guapísimo" y destacando la buena energía que transmite. Esther no dudó en etiquetarlo en la publicación, lo que permite conocerlo un poco mejor a través de su cuenta en Instagram. Él mismo se define como músico, bailarín, artista de artes marciales y malabarista con fuego. Su alter ego, el nombre que ha adoptado para su faceta profesional, es The Kid of the Mountain (El niño de la montaña), toda una declaración de intenciones que refleja su personalidad, su pasión por la naturaleza y su espíritu libre.

En sus redes sociales se le puede ver cantando y tocando la guitarra. Su música se engloba en el rock progresivo, con tintes de metal y de psicodelia. También da muestras destreza en espectáculos de malabares con fuego y practicando danzas inspiradas en el kung-fu. Como no podía ser de otro modo, en todas y cada una de sus publicaciones, su madre no pierde la oportunidad de lanzarle un piropo.

[Esther Arroyo regresa a la televisión ocho años después de su fatal accidente]

Frank se marchó a Australia en el año 2019 buscando nuevos horizontes y experiencias. La propia Esther comentaba entonces: "Se me va muy lejos, estoy emocionada por su aventura, pero no puedo evitar egoístamente sentir una pena tremenda. Mi niño del alma. Especial de los pies a la cabeza". Las restricciones de la pandemia le han mantenido lejos más tiempo de lo que pensaba, ya que en este periodo no ha podido viajar a España para ver a los suyos.

Aunque no tienen la misma sangre, tiene un cierto parecido con el marido de su madre, Antonio Navajas, ambos con el pelo largo e imagen bohemia. Con él comparte su amor por la naturaleza y también su espíritu emprendedor. El marido de Esther Arroyo participa en una empresa de cabañas de camping y es diseñador de interiores, fabricando sus propios muebles de manera artesanal.

De su madre, Frank admira el coraje y la capacidad de lucha. El joven ha vivido momentos duros siendo un adolescente: el grave accidente de coche que sufrió Esther Arroyo en 2008 y en el que estuvo a punto de perder la vida. Fue un golpe brutal para toda la familia. Su pareja también viajaba con ella, pero la modelo y actriz fue la peor parada. Las lesiones le impidieron trabajar y eso conllevó la ruina económica. No fue hasta 2015 cuando el juzgado estableció que la compañía de seguros debía indemnizarla con 463.726 euros, lo que les permitió recuperarse.

Ester Arroyo, con su familia tras el reencuentro.

Ester Arroyo, con su familia tras el reencuentro. Instagram

Así lo recordaba Arroyo en una entrevista: "Hemos sufrido todos. Mi marido también tuvo traumatismos, pero lo ha pasado peor con mis males que con los suyos. Y mis hijos tuvieron que adaptarse. Ainhoa, la pequeña, ha desarrollado una tremenda sensibilidad; Francisco José, el mayor, tuvo que madurar más rápido". Todo aquello ha pasado y ahora el clan Navajas-Arroyo disfruta al máximo del presente

El regreso el primogénito ha llenado de felicidad la casa. Tan contenta o más que la propia Esther se muestra Ainhoa, la hermana de Frank, que lo recibió con un emocionado abrazo. "Mis niños, dos almas preciosas. Se adoran y se quieren y son amigos aún con la diferencia de edad de trece años. Esto es puro amor. Yo con vuestro permiso me desmayo de emoción y perdón si os invado de mis tesoros más preciados", escribía su orgullosa madre.