Al contrario de lo que muchos piensan, el vino no está muerto. Está vivito y coleando. No hay más que echar un vistazo a la cantidad de wine bars (los bares de vinos de toda la vida) que han abierto en los últimos tiempos en los barrios más cosmopolitas de Madrid. Lugares en los que tomar un vino no está reñido con el bolsillo y además ofrecen la experiencia de probar denominaciones nuevas, descubrir uvas poco conocidas o conocer pequeños elaboradores que empiezan a darle vidilla a un sector cada vez menos ‘viejuno’.

Porque salir a tomar unos vinos nunca pasa de moda, estas son, en nuestra modesta opinión, los mejores bares de vinos de la capital.

Zalamero

Los aledaños del Retiro son famosos por el tapeo de calidad y muchos de sus bares y restaurantes son de sobra conocidos para los amantes de los vinos. Zalamero se ha sumado hace tan sólo unos meses a esta realidad, poniendo un punto gamberro que buena falta le hacía al barrio. La carta de vinos de Ana Losada y David Moreno, la pareja de sumilleres que regenta este nuevo santuario cercano al parque madrileño está llena de rarezas y referencias sugerentes, propias de dos ‘frikis’ apasionados por el fermentado de uva. 

Tienen alrededor de 370 referencias de vinos tranquilos y 25 de espumosos. Por copas ofrecen 80 etiquetas diferentes que van cambiando, dando debida cuenta de ello en la pizarra que preside la zona de barra. Y, entre ellas, destaca una muy bien escogida oferta de vinos generosos. 

Para acompañar los tragos si vamos de picoteo, triunfan sus croquetas de pollo rostido, la suprema de cecina de León y una exquisita tortilla de patata esparragada con morcilla patatera picante y hongos.

La Fisna

Si presumes de ser un enamorado del vino y a estas alturas no conoces La Fisna, es mejor que te pases a la cerveza. Así de radicales somos. Y es que esta taberna castiza de Lavapiés es un paraíso para los que adoran el vino y la gastronomía. Delia e Iñaki regentan un bar de vinos que es a la vez tienda, cuyo secreto es prestar especial atención a ediciones limitadas, pequeños productores y otras rarezas exclusivas. Todo ello manteniendo los buenos precios.

Otra razón para que La Fisna se haya convertido en una parada obligatoria para sumilleres con o sin título es su fantástica carta de vinos por copas: cerca de 60 referencias que se van actualizando continuamente y que los dueños ofrecen siempre a la temperatura perfecta. Para empapar un poco, cualquiera de sus tapas y platillos, a la altura de una oferta líquida de nivel y pensados para armonizar con cada trago. Ensaladilla, mejillones, pollo en escabeche, callos (hay quien dice que son los mejores de Madrid), tablas de quesos… Una carta corta pero muy acertada que no resta protagonismo al rey del local: el vino.

Dis Tinto  Taberna

Las traseras del mítico Hotel Palace cuentan desde hace apenas dos años con un bar de vinos que ya tiene más parroquianos que el cercano Cristo de Medinaceli. Son gente de la sumillería, de la hostelería y del mundillo enogastronómico en general. La razón es simple, una pizarra cambiante y bien surtida de vinos por copas que tan sólo es un resumen de una carta repleta de botellas como hay pocas en Madrid. 

La oferta vinícola de DisTinto comprende alrededor de 300 referencias (30 de ellas por copas) de tintos, blancos, rosados, espumosos y generosos. Vinos de aquí y de allá que difícilmente se pueden encontrar en otro lugar, y que conforman una carta en la que tienen un lugar destacado los proyectos modernos y las etiquetas de pequeñas bodegas, como también los champanes y los vinos generosos, de los que pretenden convertirse en referencia en Madrid.

Sus raciones recuperan la tradición española y madrileña con un toque, valga la redundancia , ‘distinto’ y platos enfocados para los amantes del vino pero también del buen comer. Sus tortillas de patata, poco cuajadas y con una suavidad extraordinaria, se han convertido en imprescindibles. 

La Caníbal 

El nuevo templo de los vinos naturales se encuentra detrás del Museo Reina Sofía, al final de la calle Argumosa. “Se trata de un bar de vinos con una buena oferta de cervezas artesanas”, asegura el alma máter de La Caníbal, representante de la nueva generación de O Pazo de Lugo, uno de los restaurantes gallegos más míticos de Madrid, que ocupa el local de al lado desde hace décadas. 

La Caníbal es su hermana pequeña, la recién llegada, la niña mimada. Un restaurante con espíritu informal en el que los vinos –de acuerdo, también las cervezas- se sirven en grifo mediante el sistema de bag in box. Este es precisamente el principal atractivo de este local de ambiente bullicioso y modernete, muy al estilo Lavapiés, que enamora a entendidos en vinos y aspirantes porque se aleja del esnobismo y democratiza las mejores referencias. 

Vinos naturales, de pequeños productores y todos ellos poco comunes, servidos por copas o botellas de vidrio directamente del grifo, y que se completan con una carta comedida de referencias, digamos, más comerciales. Los platos estrella de O Pazo de Lugo se toman aquí en mesas corridas de madera, a veces de pie y siempre con jaleo, pero los reyes del maridaje en La Caníbal son las tablas de quesos de Qava Martin Afinador, y si tienes suerte, preparadas por Guillermina, una de las ‘fromelieres’ más reconocidas de la ciudad.

Propaganda 12 

Un vino para cada día del año. Sin exagerar. 365 referencias conforman la carta de esta vinatería italiana que ha hecho de Chueca centro de peregrinación para los grandes bebedores de vino capitalinos. Mattia Pierantoni y sus dos socios han ideado una carta de tapas italianas y exquisiteces varias que armonizan a la perfección con su selección de espumosos, blancos, rosados, tintos, dulces y generosos procedentes del Viejo y el Nuevo Mundo. España, Francia, Alemania, Portugal, Chile, Nueva Zelanda, Estados Unidos... Y, por supuesto, Italia, cuya selección de vinos merece mención aparte. 

En Propaganda 12 nos obligan a experimentar, a maridar al revés si es necesario, pues pretenden que nos olvidemos de falsas ideas preconcebidas y rompamos con las reglas establecidas en materia de vinos. Por eso cada mes Mattia y su equipo escogen una decena de nuevas referencias con las que enriquecer su ya extensa carta. Son bodegas que han conocido en sus viajes, conocen cada detalle de cómo se elaboran los vinos, a veces personalmente al productor, las historias que hay detrás de cada botella. Y las cuentan en las catas que a menudo organizan para sus clientes.

Los domingos son el día del champán. Su más que famoso Champagne Brunch se convierte en la alternativa perfecta para los que pasan de madrugar y se levantan con hambre y ganas de probar vinos diferentes. Una vez al mes, la fiesta se traslada al horario de tarde para acoger el tradicional aperitivi italiano, con música en directo.

Taberna Averías

Quien diga que en Ponzano no se beben buenos vinos se equivoca. Eso, o es que no ha pasado nunca por esta taberna cuya barra ocupa más del 50% del local. Hay que ser muy valientes para tratar de arrebatarle el trono a un barrio gobernado por la cerveza armados únicamente con una copa de vino, pero el crítico de vinos Andrés Sánchez-Magro, su hijo Iñaki y su socio Israel Vicente lo consiguieron con este renovado bar de Chamberí que destaca por su una amplia carta de vinos, siempre abierta a nuevas incorporaciones. 

Más de 500 referencias, todas ellas servidas por copas, marcan la diferencia de una taberna que acoge por igual a entendidos en la materia y principiantes en el mundo del vino. En su selección no fallan los clásicos tintos del Bierzo, ni los rosados navarros, ni los blancos gallegos, vinos que comparten protagonismo con una interesante oferta de jereces y un gran número de etiquetas francesas, italianas y del Nuevo Mundo. Para acompañar se une una apetecible carta sólida revisada por ‘Juanjo Tasquita’ en la que caben raciones frías, platos de cuchara y tablas para compartir.

Angelita 

  • Dirección: Reina, 4
  • Teléfono: 915 21 66 78

El verdadero refugio de sumilleres y hosteleros a altas horas de la noche se encuentra en un callejón detrás de la Gran Vía. En la popular calle que acoge los grates mitos noctámbulos de la capital, la coctelería Del Diego y el Bar Cock. Y es que cuando los restaurantes cierran, o aprovechando sus días de descanso, camareros y restauradores se dan cita en casa de David Villalón, donde la carta de vinos es bastante más extensa que la de comida. 

Angelita es un bar de vinos con un pequeño bistró en su interior, que ofrece una visión gastronómica de lo más informal, en la que la comida se comparte y se juega con el vino. Una casa de comidas con aire canalla y sabor zamorano (hay que probar el pisto de David, homenaje a su madre) que ofrece cerca de 70 vinos por copas que cambian cada mes y un fondo de armario de 500 referencias, más de la mitad de ellas botellas internacionales, con la Borgoña a la cabeza.

En la primera planta de Angelita reina el vino. Pero en el sótano se esconde una coctelería semiclandestina que sólo abre a partir de las 17 h. La entrada ya adelanta la experiencia que nos espera. Un speakeasy perfecto para redescubrir los cócteles de toda la vida y probar suerte con nuevas creaciones elaboradas a partir de más de 500 destilados.

Palo Cortado

Después de conseguir poner los vinos de Jerez en el lugar que merecen desde su anterior rincón detrás de la plaza de Ópera, Paqui Espinosa instaló su taberna ‘generosa’ en Chamberí, muy cerca de la popular calle Ponzano. Se trata de las pocas (si no la única) barras tradicionales españolas en la que poder degustar por copas una sorprendente y completísima carta de jereces con un buen plato de jamón o de butifarra chiclanera, y otros guiños gastronómicos al sur como los chicharrones y la carne ‘mechá’ al puro estilo gaditano, el rabo de toro o las berenjenas con miel. 

Cocina andaluza sencilla, perfecta para maridar con los vinos generosos de una carta con más de 300 referencias de finos, manzanillas, amontillados, olorosos, moscateles y PX. Todos ellos disponibles por copas, pues el objetivo de Espinosa es que sea una selección viva, en continuo movimiento, y que haya equilibrio entre las etiquetas para que todas las zonas tengan su representación y su lugar destacado.

Los más curiosos, pueden apuntarse a las catas mensuales que la chef y sumiller organiza en su pequeña pero matona taberna. Enoturismo andaluz sin salir de Madrid.

Taberna Matritum

Ya se ha convertido en todo un clásico tras veinte años de buen hacer en el barrio de La Latina. Su bodega cuenta con más de 600 referencias en una colección que recientemente se ha ampliado con algunos Borgoñas y Burdeos franceses de los años sesenta. Para que el ir solo o en un pequeño grupo y poder disfrutar de sus vinos mientras comes algo en la barra, también se pueden pedir más de 40 referencias por copas.

La oferta gastronómica varía con frecuencia, siguiendo lo que dicta el mercado y la temporada, así pues, en este momento puedes encontrar platos como los Canelones caseros gratinados con bechamel trufada, Alubias de Tolosa con cocochas, Escabeche de pescado azul con verduritas, Alcachofas de Tudela fritas con caldo marinero, Calçots a la brasa con su romescu… Junto con un clásico que ha vuelto a la carta, las Patatas 5 quesos versión 3.0. trufadas.