En nuestra constante búsqueda de las mejores barras de la capital, volvemos a la parte informal de un restaurante que ya habíamos visitado, Lobito de Mar. El desembarco del 'bar resalao' de Dani García en Madrid, ha atraído a todo aquel que pasa por la calle Jorge Juan. La playa ha llegado a Madrid y con ella las ganas de disfrutar de un restaurante con espíritu de costa que tanto ansiamos en la capital.

Dicho esto, si en el restaurante los que triunfan son los pescados reposados, las chacinas del mar o los arroces, a la barra de Lobito se va a disfrutar con un tapeo distendido, a la par que divertido.

El mero hecho de traspasar la puerta (la barra cuenta con entrada propia), ya nos hace saber que vamos a pasar un rato divertido. La barra preside el espacio y cuenta con una vitrina, a modo de lonja y ese vínculo constante con el mar, con las capturas del día a la vista del comensal. Al final de la barra, una pequeña cocina, de donde salen la gran mayoría de platos que aquí se sirven.

En el espacio concebido por el interiorista Óscar Engroba, se respira mar por los cuatro costados. Uno puede quedarse en la misma barra, en mesas altas flanqueadas por llamativos neones rojos de pescados o bogavantes o en un serie de mesas bajas, más confortables, que rodean la barra. Sea como fuere, el gozo y el buen rato están asegurados. 

La barra resalá de Lobito de Mar, tapeo con buen producto marinero

Si el ticket medio en el restaurante es elevado, la barra, por su lado, es apta para todos los bolsillos. Por una media de 35-40 euros se pueden degustar varias de las tapas, pieza clave de este espacio, pudiendo pedirse muchas en formato de media ración o al peso en el caso de los mariscos y pescados. Triunfan los espetos, las frituras, los brioche, las opciones de la 'joyería marina'...

Será complicado decidirse solo por unos y dejar otros fuera, lo que nos dejará, inevitablemente, con ganas de más. También disponen de la opción de un menú, al que han apodado Destápate, que por 28 euros, incluye buena parte de sus hits y dos cañas para beber. Si no sabes por qué apostar de su carta, aquí va una pequeña ayuda.

De la primera parte de carta resalá de tapas, nos quedamos con la ensaladilla rusa con anguila (15 euros la ración, 9 media ración). Se trata de una ensaladilla fina, de un sabor excepcional que le da, por una parte el preparar la mahonesa con el jugo de cocinar la propia anguila y por otra, por el hecho de coronarla con anguila ahumada y alga nori, que aportan un punto interesante y crujiente, a un plato sobresaliente.

Haciendo gala de ese sabor andaluz que tanto caracteriza la cocina de Dani García, encontrarás tapas como las papas aliñadas, en vez de con melva, con tartar de atún y aceite de oliva (19 euros la ración, 12 la media ración), los boquerones en vinagre (14 euros la ración) o los callos marineros, con garbanzo y hierbabuena (16 euros la ración, 9 la media ración). 

Las frituras no le quedan a la zaga. Desde unas delicadas gambas de cristal fritas (17 euros), a una pescadilla o rapecito fritos enteros, pasando por calamares en anilla o dos de nuestros favoritos, las croquetas, que presentan en tres versiones, de choco, gamba o atún (10 euros la ración, 6 la media) y unos excepcionales buñuelos de bacalao 'de mi madre' (14 euros la ración, 8 la media), con un interior jugoso y un finísimo sabor a bacalao, que acompañan con un alioli suave. 

Los brioches (entre 7 y 9 euros), que también son santo y seña de la cocina informal de Lobito de Mar, tienen su propio apartado. De sobrasada marina y brie, de mortadela marina y mantequilla, de pluma ibérica... Pero si hay uno con el que quedarse y que es la estrella de la barra resalá, es el serranito de ventresca de atún, huevo frito y pimiento, puro bocato di cardinale

Y de las tapas, a la joyería marina. Otro de los apartados de la carta habla de los mariscos, conchas y pescados de la barra de Lobito de Mar. Almeja gorda gallega, ostras, escupiñas, concha fina malagueña... Y también coquinas a la plancha o berberechos al vapor. De todo y para todos los gustos. En cuanto a los crustáceos, soberbias son las quisquillas de motril crudas y al limón, que también pueden pedirse cocidas o plancha. (18 euros 100 gr.). No faltan carabineros XXL, gambas al ajillo o cigalita frita al ajillo. Todo ello pensado en clave de disfrute sin miramientos.

Para terminar, la oda al atún. Platos ya míticos como el tartar dúo, de ventresca y descargamento y otras opciones, como un curioso carpaccio de chuletón de atún (29 euros) que viene presentado como una lámina que incluye diferentes partes del atún, lomo y ventresca. 

El final perfecto lo ponen los postres que comparten carta con la zona de restaurante. Buenos ejemplos son las fresas con nata, el flan lobito o la tarta de queso fresco. 

Para el bebercio, poneros en manos de su equipo de sumilleres. Pueden hacerte disfrutar con vinos generosos, sorprenderte con un vino canario para maridar con un espeto de salmonete o juntar la tarta de queso con un Fondillón alicantino y las fresas con nata con un Sauternes. Pura emoción.