Estamos en aún en temporada de calabazas y comerla simplemente asada es un manjar, así que ni os contamos si os lanzáis a hacer este bizcocho de calabaza. La calabaza es una verdura dulce pero muy poco calórica y con mucha fibra, al hornearla ese dulzor se carameliza y se convierte en un postre dulce en toda regla. Pues el otro día mi padre aso una pero no salió tan dulce como tocaba y como no le gusta añadirle azúcar me la pasó a mi para que la aprovechara. Una forma fácil de aprovecharla es hacer una clásica coca de llanda pero con la calabaza integrada en la masa.

Además de los días señalados en rojo en el calendario, en estas fechas nos juntamos a merendar o pasar un rato con familiares o amigos a los que vemos menos a menudo. Tomar un café o un chocolate en casa con una coca de calabaza como esta puede propiciar que esos amigos o familiares os visiten más asiduamente de lo que lo venían haciendo. Tened cuidado a quien se la ofrecéis si no queréis sufrir en casa todos los domingos a la hora del café una visita inoportuna ;).

Preparación de bizcocho o coca de calabaza

Ponemos el horno a calentar 170º, calor arriba y abajo que es lo normal en repostería, sin ventilador ni cosas así.

Forramos con papel de horno los recipientes donde vayamos a hornear. Previamente los pintamos muy poco con aceite de girasol o mantequilla para que el papel no se despegue.

Chafamos la pulpa de calabaza con un tenedor para deshacerla un poco, tampoco os esmeréis mucho porque luego pasará por la batidora. Los gasificantes y la levadura los mezclamos con la harina.

Ponemos en un vaso grande el azúcar y los huevos, los batimos con las varillas hasta que blanqueen. Sumamos a la mezcla el aceite y la calabaza y continuamos batiendo hasta que se forme una mezcla fina y uniforme.

Añadimos la mezcla de harina, gasificantes y levadura. Seguimos batiendo hasta obtener una masa más espesa de lo que esperas para un bizcocho.

Vertemos la mezcla a los moldes. Llenadlos entre 1 y 2 cm, no os paséis de esta medida si es un molde grande o le costará mucho hacerse por el centro y se os quemará por arriba. El bizcocho de calabaza es muy húmedo y le cuesta hornearse, aunque dobla su volumen sin problemas. Espolvoreamos con azúcar la superficie antes de meter en el horno.

Horneamos a media altura durante 30 o 40 minutos, según lo grande que sea el molde, hasta que pinchéis con un cuchillo por el centro y salga limpio. Dejad 15 minutos de reposo al sacarla del horno para poder desmoldarla sin problemas y coca de calabaza lista.

Resultado

Es el bizcocho más húmedo y sabroso que he podido probar, muy agradable de comer y sin tener que estar con un vaso de leche empujando para poder tragar. La masa tiene un color anaranjado y la calabaza esta perfectamente integrada en ella, podría estar todo el año desayunando o merendando este bizcocho de calabaza. Aunque no os guste la calabaza sola, la coca de calabaza no tiene nada que ver, es un sabor diferente y agradable para todo el mundo.

El bizcocho admite cierta cantidad de ingredientes extras que van muy bien con su sabor, del tipo pasas, nueces, pepitas de chocolate, piñones… Pero no añadáis mucho más de 100 gramos pues la masa ya va bastante saturada de calabaza y no subiría tan bien como lo hace. Vigilad la coca cuando esté dentro del horno, sobre todo si tenéis un horno con afición a tostar en exceso todo lo que entra en su interior como el mio. A los 20 minutos el bizcocho ya tenía casi su color definitivo por la parte arriba, así que me toca taparlo con papel de aluminio para que deje de coger color. Aún así el resultado fue perfecto, ya me conozco todas las jugarretas de mi horno de memoria y pocas veces se sale con la suya.

Como tenía más de 800 gr de calabaza asada hice doble cantidad de lo que he puesto en los ingredientes, me plante con 3 kilos de bizcocho de calabaza repartidos en 4 moldes diferentes. A pesar de repartir y de una comida familiar de por medio tuve coca para toda la semana. El sexto día seguía casi igual de tierna que recién hecha, no me podía creer que se conservara tan tierna y esponjosa. El séptimo día la coca de calabaza ya no vio la luz del sol 🙂