Hoy os traigo una receta a medio camino entre mis buenos propósitos de comer sano y mis verdaderos deseos de hincharme de fritos.

Estas tortitas de calabacín son un ejemplo estupendo de cómo dejaros una buena sensación en el paladar sin atormentaros por las calorías de más.

Preparación

Lo primero que haremos será pelar el calabacín. A mi me gusta pelarlo enterito, pero hay quien también gusta de dejarle unas tiritas de piel o incluso dejarlo entero… eso va en gustos, se puede hacer de todas las maneras. Lo que sí es importante, dejes como dejes el calabacín es que lo limpies bien bien bien debajo del grifo.

Una vez lavado procedemos a rallarlo con un rallador. Si tienes uno de esos que tienen varios grosores de agujeritos, usa los más grandes, como si fueras a rallar queso.

Deja el calabacín rallado sobre un escurridor para que vaya soltando toda el agua (tiene mucha eh? El volumen se va a quedar reducido a la mitad). Podemos ayudar a que suelte más agua aplastando con la mano. Lo dejamos escurriendo mientras preparamos la masa para las tortitas.

Batimos el huevo en un bol amplio y le añadimos el calabacín lo más escurrido que podamos (coge pequeñas porciones y aplástalas entre tus manos para que suelten toda el agua posible). Salpimentamos a nuestro gusto y mezclamos bien. Seguidamente añadimos la harina, la maizena, la cucharadita de impulsor químico, el pan rallado y el parmesano. Revolvemos todo bien y reservamos.

Para terminar, ponemos a calentar un chorrito de aceite en una sartén (mejor si es antiadherente). Cuando el aceite esté bien caliente, con la ayuda de un par de cucharillas cogemos pequeñas porciones de masa y las ponemos a dorar en el aceite. Verás que es muy fácil, la parte que entra en contacto con el aceite se dora enseguida y es facilísimo darles la vuelta para que se doren por el otro lado.

Cuando estén hechas por los dos lados, retira a una fuente con papel absorvente para que suelten el exceso de aceite y repite el proceso hasta acaba con toda la masa.

Solas, como aperitivo y mojaditas en cualquier salsa están estupendas, aunque también es un acompañamiento perfecto para carnes y pescados y pueden sustituir perfectamente a cualquier guarnición a base de patatas. De hecho, este mismo proceso puedes hacerlo con unas patatas cocidas en vez de calabacín y tendrás unas magnificas tortitas de patata (en paises germanos esto se conoce como Rosti de patata y es toda una institución en sus menús). Anímate también a hacer tortitas con cebolla, o ¿por qué no? Mezclarlo todo!! Rosti de patata, calabacín y cebolla!! Como nuestra tortilla de siempre pero en cómodos bocados para llevar… será por ideas!

Resultado

Como aperitivo o guarnición, un plato versatil y delicioso.