Aunque a principios de año un compañero cocinillas ya preparó unas Patatas Deluxe, la receta que os traigo yo es distinta.  Como ya sabeis, trato de evitar los fritos así que hoy os traigo una forma diferente y sana de hacer estas patatas, al horno, sin grasas.  Pero además os voy a dar la auténtica receta para la salsa en la que se tienen que mojar estas patatas.  Sí sí, esa salsa suave y un poco ácida que te ponen en el McDonalds con estas patatas… yo sé cómo se hace y te lo voy a contar.

 

Preparación

Antes de empezar, como siempre que usamos el horno, lo precalentaremos; esta vez a 200º.

En un bol grande (una ensaladera por ejemplo) preparamos el aliño de las patatas. Mezclamos el aceite, la mostaza, el tomillo, la sal, la pimienta y la paprika o el pimentón. Mezclamos todo (no hace falta batidora, con una cuchara es suficiente) hasta tener una salsa consistente.

Lavamos muy bien las patatas (pero muy bien muy bien porque nos las vamos a comer con piel y todo) y las cortamos en gajos, sin pelar. Las añadimos al bol donde hemos hecho la salsa y removemos bien para que todas las patatas se “pringuen” por todas partes.

Una vez estén todas las patatas pringaditas de salsa, las ponemos en una fuente de horno y las metemos durante unos 20 minutos. Pasado este tiempo, sacamos la fuente y removemos las patatas para darles la vuelta y que se doren por el otro lado.  Volvemos a meterlas a hornear durante otros 20 minutos.

Recomiendo que la fuente del horno sea alargada o al menos lo suficientemente grande como para que los trozos de patata no se amontonen y puedan hacerse bien por todos los lados. Si no, te puede pasar que alguna patata se quede un poco dura. Para evitarlo, aparte de colocar las patatas bien extendidas por la bandeja, puedes añadir más tiempo de horneado o darles 5 minutos de microondas antes de aliñarlas.

Mientras las patatas se hornean, preparamos nuestra salsita para mojarlas.

Para empezar, picamos la cebolleta y las hojas de albahaca muy muy finas (todo lo que podamos, si tienes una picadora o un robot de cocina, mejor que mejor). Una vez picadas, las echamos a un recipiente y añadimos la mayonesa, el queso, la mostaza y el orégano y mezclamos bien.

Guarda la salsa en un bote de cristal o en recipiente hermético para que no se estropee y reserva en el frigorífico hasta el momento de servir.

Una vez que tenemos las patatas listas, echa un poco de la salsa en un cuenco y sirve conjuntamente.

Resultado

¿Quién dijo que un picoteo no puede ser sano?