
Una persona comprando pollo iStock
Mi abuela también lo hacía así: el truco que me dio mi carnicera para ahorrar mucho dinero cuando compro pollo
Esto lo hacían todas las abuelas para sacarle el máximo partido al pollo y tenían razón, cunde más.
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El pollo es una de las carnes más consumidas en España debido a su precio económico y su interesante perfil nutricional. Al poder utilizarse con éxito en una amplia variedad de recetas tradicionales y modernas, el pollo es una opción habitual tanto en los hogares como en la hostelería.
Desde el socorrido pollo entero asado al horno hasta guisos, a la plancha o empanados, con esta carne blanca se pueden preparar comidas sabrosas y saludables con relativa sencillez. Además, su carne tiene un sabor delicado que suele ser del agrado de todos los públicos, incluidos los más pequeños de la casa.
Otro factor clave en el éxito de la carne de pollo es su contenido bajo en grasa, especialmente si se consume sin piel, por este motivo es una elección frecuente para quienes quieren seguir una dieta saludable o baja en calorías. Según la Fundación Española de la Nutrición, el pollo aporta proteínas de alto valor biológico, vitaminas del grupo B y minerales como fósforo, selenio, magnesio y potasio. Asimismo, la producción de pollo en España es abundante y su disponibilidad es constante en los mercados y supermercados durante todo el año, por lo que es un alimento muy presente en la dieta cotidiana de los españoles.
El truco para ahorrar dinero
Más allá de prestar atención a las ofertas y promociones que suelen lanzar supermercados y carnicerías o hacer la compra a última hora del día, momento en el que muchos supermercados rebajan los precios de los productos frescos para facilitar su venta y disminuir el desperdicio alimentario, o comprar formatos familiares, que suelen ser algo más económicos, lo que más me ha recomendado siempre mi carnicera de confianza para ahorrar dinero es comprar piezas enteras.
Comprar un pollo entero es más económico que adquirir solo pechugas, muslos o alitas. Además, al deshuesar y trocear el pollo en casa, podemos aprovechar cada parte: desde la carne para distintos platos hasta los huesos para caldos o fondos.
Conocer bien los cortes y su rendimiento, o preguntarle a nuestro carnicero en el momento de hacer la compra, también es de gran utilidad para ahorrar unos euros cuando queremos cocinar recetas con pollo. Por ejemplo, el contramuslo es más jugoso y generalmente más barato que la pechuga, y puede sustituir ésta en muchas recetas que quedarán hasta más ricas en muchos casos. Saber adaptar las preparaciones a los cortes más económicos permite reducir gastos sin renunciar al sabor ni al valor nutricional.
Cómo sacarle el máximo partido al pollo
Si optamos por comprar el pollo entero, se puede hacer un aprovechamiento integral del mismo utilizando cada parte para distintas preparaciones, desde un snack crujiente con la piel hasta un sabroso caldo con los huesos.
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Pechuga de pollo, para filetes o dados para saltear. La pechuga es la parte más magra y una de las más versátiles del pollo. Podemos cortarla en filetes finos para empanar o cocinar a la plancha, o bien en dados para salteados, brochetas o curry. Su sabor suave permite acompañarla con salsas de todo tipo, desde una bechamel ligera para hacer el famoso pollo Villeroy hasta una reducción de cítricos o una salsa de soja y miel. Es ideal para comidas rápidas y saludables, además de ser una buena fuente de proteína.
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Muslos y contramuslos, perfectos para asar o guisar. Estas partes son más jugosas y sabrosas gracias a su mayor contenido en grasa. Se prestan muy bien para asarlos en el horno o en la freidora de aire, ya sea con hierbas y limón o con una base de verduras o patatas. También son ideales para guisos tradicionales como el pollo al chilindrón o el pollo en pepitoria, ya que mantienen su textura sin secarse. Si se deshuesan, se pueden utilizar para hacer rellenos o enrollados.
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Alitas, para aperitivos o barbacoas. Las alitas son perfectas para preparar platos informales y llenos de sabor. Se pueden marinar con especias y salsas, como la clásica barbacoa, mostaza y miel, o salsa picante tipo buffalo. Luego se hornean o se fríen hasta que queden crujientes. Lo más cómodo es tener una bolsa en el congelador para ir dejando las alitas de los pollos que se compran enteros hasta juntar suficientes para preparar una comida.
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Carcasa, cuello y huesos, para hacer caldos caseros. Una vez despiezado el pollo, no hay que tirar la carcasa ni los huesos. Se cocinan con verduras, hierbas aromáticas y un poco de sal para obtener un caldo casero rico en sabor y nutrientes. Este caldo se puede utilizar como base para sopas, arroces, salsas o guisos, y se puede congelar en porciones para tenerlo siempre disponible. Aprovechar estas partes reduce el desperdicio y aporta profundidad de sabor a nuestras recetas.