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Aprende a cocinar

Cómo calentar la comida en el microondas para que no quede fría en el centro

Olvídate de que la primera cucharada queme y la segunda esté helada.

13 marzo, 2024 06:00

Metes el táper de lentejas en el microondas, programas el tiempo y lo pones en marcha, suena el pitido, te abrasas las yemas de los dedos al cogerlo y corres con él para soltarlo pronto en la mesa. Coges la primera cucharada cerca del borde del recipienta, quema, vas a por la rodaja de chorizo que se ha quedado en el centro y ¡oh, sorpresa!, sigue tan fría como si nadie la hubiese sacado de la nevera. A ti también te suena la historia, ¿verdad?

Pero a pesar de este pequeño contratiempo, el microondas es un electrodoméstico que, bien utilizado, puede ahorrarnos muchísimo tiempo en la cocina, además de ser una forma eficiente de calentar la comida sin ensuciar, si tenemos en cuenta algunos pequeños trucos.

Cómo funciona un microondas

Conocer cómo se produce el calentamiento en un microondas nos ayudará a entender por qué a veces quedan zonas de la comida sin calentar.

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Todo empieza en el magnetrón, que es el elemento clave, el corazón de todo microondas, ahí es donde se capta la energía eléctrica procedente de la red (del enchufe, para entendernos) y se convierte en unas ondas electromagnéticas de pequeña longitud que reciben el nombre de microondas. 

Las microondas salen del magnetrón por una placa que se llama guía de ondas y llegan hacia la cavidad interior del horno donde se dispersan, chocan con las paredes metálicas y rebotan, de manera que se forman ondas estacionarias dentro del aparato.

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Por otro lado, hay que tener en cuenta que la temperatura de un elemento no es más que el grado de agitación que presentan sus moléculas. Imaginemos el agua, cuando ésta es hielo (estado sólido), sus moléculas están muy juntas y prácticamente en reposo, al subir la temperatura y pasar a estado líquido, las moléculas se separan y empiezan a moverse y, si sube mucho más la temperatura y se supera el punto de ebullición, al convertirse en vapor de agua, las moléculas se separan aún más y su estado de agitación es máximo.

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Cuando ponemos una olla con agua al fuego, el calor de la llama empieza a propagarse por el material de la olla y continúa por el líquido. A medida que las moléculas reciben calor, comienzan a agitarse y, por lo tanto, aumenta su temperatura. En un microondas, lo que agita las moléculas no es una fuente de calor, sino el campo eléctrico variable que generan las microondas. Esto es posible porque las moléculas de agua son moléculas polares (son como imanes diminutos) que se orientan según la dirección del campo eléctrico, y si el campo está variando constantemente, como sucede en el microondas, se van a mover sin parar y, por lo tanto, se van a calentar.

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Las moléculas de la cerámica y el vidrio de platos y vasos no son polares, por eso, con tiempos cortos, los platos y los vasos no llegan a calentarse. En tiempos largos sí lo hacen, pero no por efecto de las microondas, sino porque cuando la comida está caliente por efecto de las microondas, ese calor se propaga al recipiente. Lo mismo que calentar en un fuego, pero en sentido contrario.

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Y ahora que ya sabemos cómo calienta un microondas, la pregunta es ¿por qué no se calienta la comida de manera completamente uniforme? Hay un par de razones que son las principales responsables de que pase esto, la primera es puramente técnica, y es que, dentro de toda esa fiesta de ondas que se producen dentro de la cámara interior del horno, al formarse las ondas estacionarias, en los puntos en los que coinciden las crestas de la onda emitida y la onda reflejada -cresta de la onda estacionaria-, se calentará el lìquido, y en los puntos en los que coinciden la cresta de una onda y el valle de la -ceros de la onda estacionaria-, las moléculas de agua no se van a mover y no se calentarán; para evitar esto, los microondas tienen ese plato giratorio que sirve para que esos puntos de interferencia no estén todo el rato en el mismo punto de la comida.

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La segunda razón es que la capacidad de penetración de las microondas es limitada, por eso en trozos o montones muy grandes de comida, se calentará fácilmente la superficie por efecto de las microondas, pero el interior permanece frío al no recibir la acción de las microondas. Con tiempo suficiente, se terminaría calentando por difusión del calor generado en la superficie, pero no por el efecto de las microondas, lo mismo que sucede con el plato.

Cómo evitar que la comida quede fría en el centro

Sabiendo cuál es el origen del problema, es más fácil ofrecer una solución y, en este caso, se pueden hacer varias cosas para no tener que llevarnos a la boca una cucharada de lentejas heladas cuando calentamos el táper en el microondas.

  • No colocar el plato o el bol en el centro: Puede que sea por influencia de los anuncios en los que todo está estéticamente centrado que, instintivamente, podemos pensar que si colocamos el plato en el centro del plato giratorio, el calentamiento será más eficiente, pero, en realidad, es justo, lo contrario. A no ser que nuestro plato sea muy grande y no haya mucho margen, es mejor poner el vaso, el plato o el bol alineado con el borde del plato.
  • No calentar en una sola tanda: Si se trata de alimentos sólidos, como un arroz o un plato de pasta, se calentará todo mejor si calentamos en tandas de un minuto y, entre tanda y tanda, giramos el plato un cuarto de vuelta. Si es líquido como una crema, una salsa o una sopa, entre tanda y tanda removeremos con una cuchara.
  • No poner la comida amontonada: Cuanto más extendida esté la comida en el plato mejor, si se trata de una sopa, mejor calentarla en un plato sopero que en un bol.
  • Usar una tapa: Aparte de evitar salpicaduras que luego tendremos que limpiar, la tapa ayudará a retener la humedad y a evitar que el calor escape, facilitando así una cocción más uniforme.
  • Usar la potencia adecuada: No siempre más es mejor, si se trata de cantidades grandes, pueden obtenerse mejores resultados calentando durante más tiempo a menos potencia, así daremos tiempo a que el calor de la superficie se difunda hacia el interior sin que ésta acabe como las calderas del inframundo.
  • Cortar trozos más pequeños: Especialmente, cuando se trate de alimentos densos, es mejor trocearlos en vez de calentar un trozo muy grande.