Ya lo he confesado más de una vez, me encantan los aguacates y, por extensión, el guacamole casero es uno de mis aperitivos favoritos. Pero nada me decepciona más que los guacamoles comerciales. Creo que cualquiera que haya probado ambos no dudará en darme la razón.

Y es que un guacamole bien hecho, un guacamole perfecto no tiene demasiados misterios, pero aún así vamos a ver algunos detalles a tener el cuenta para que cuando te pongas al lío te salga de lujo.

Errores a evitar para conseguir un guacamole perfecto

Algunos os van a resultar obvios, pero es que son fundamentales. Se trata de reglas que hay que cumplir siempre si lo que queremos son los mejores resultados.

1. No utilizar los aguacates adecuados

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Para hacer guacamole los aguacates tienen que estar completamente maduros pero sin estar pasados. Esto es, cuando el aguacate está más rico. Para que te hagas una idea, al presionar el aguacate la carne debe ceder ligeramente, pero no hundirse y, al retirar el rabito, no debe estar color marrón -síntoma de que ya está pasado-. Suelen ser garantía de calidad los aguacates de la variedad Hass cultivados en Granada y Málaga.

2. No desechar algunas partes del aguacate cuando es necesario

Puede pasar que el aguacate esté en esa delgada línea que separa el perfectamente maduro y el estar pasado, por lo que algunas zonas del aguacate ya muestren ese poco apetecible color marrón. Si eso sucede, no quiere decir que tengamos que desistir con nuestro guacamole, pero sí es importante retirar las partes marrones, que aparte de dar un aspecto feo, aportarán mal sabor.

3. Utilizar batidoras o robots de cocina

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Prohibido usar batidoras, robots, procesadores de alimentos o cualquier aparato eléctrico. Para hacer guacamole ni va a ahorrar tiempo -al contrario, luego tardas más en lavar el aparato que en lavar un simple tenedor- ni va a ganar en calidad del resultado. Si el aguacate está en el punto de madurez que debe, podremos aplastarlo sin problemas con un tenedor y será más fácil controlar el nivel de tropezones que, como siempre, el final será a gusto del cocinero. Aunque los tropezones son necesarios, pues no se busca una crema homogénea y fina como si se hubiese triturado a máquina. La gracia del guacamole es encontrar trocitos de aguacate entero.

4. Trabajar despacio

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El aguacate se oxida con suma facilidad, por eso una vez lo abrimos y nos ponemos a aplastarlo debemos ser rápidos con el tenedor. Asimismo debemos tener a mano y ya preparados el resto de ingredientes para que el aguacate sea el último que tengamos que manipular.

5. Pasarse con el resto de ingredientes

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El protagonista del guacamole es el aguacate, eso es indiscutible y así debe de apreciarse en el plato. Las proporciones de cualquier otro ingrediente como la cebolleta o el tomate siempre deben ser inferiores a la de aguacate.

6. Si no lleva zumo de lima no es guacamole

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Aunque el zumo de limón es igualmente efectivo para frenar un poco la oxidación del aguacate, la lima es la que le da el punto ácido típico del guacamole.

7. No retirar las semillas de los tomates

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Si queremos que el guacamole nos quede denso y pensamos añadirle tomate, es importante retirar las semillas y la bolsa acuosa que las rodea, pues si no lo hacemos tendremos un guacamole aguado que puede no gustarle a todo el mundo.

8. No añadir suficiente sal

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El aguacate pide sal y un guacamole insípido, a no ser que padezcas de hipertensión y debas comer sin sal, es un poco decepcionante. Así que prueba y rectifica de sal antes de ponerlo en la mesa.

9. No guardar correctamente el guacamole

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Sobre esto, el mejor consejo es no hacer más cantidad que la que se vaya a consumir en ese momento. Pero si por lo que sea sobra, olvídate de cuentos como que hay que meter dentro un hueso de aguacate para que no se oxide, o que hay que echar aceite. Si el guacamole está bien hecho y es lo suficientemente denso, bastará con que lo metamos en un bote que no sea demasiado ancho -para que la superficie expuesta al aire sea lo más pequeña posible- y, después, lo cubrimos con agua, por supuesto, sin agitar para que no se mezcle. El agua hará de “tapón” impidiendo que el oxígeno entre en contacto con nuestro guacamole y manteniéndolo fresco durante dos o tres días más. En el momento de reutilizarlo, tiramos el agua con cuidado y mezclamos el resto del guacamole.

Como veis se trata de unos consejos muy sencillos y fáciles de recordar, pero que si los seguís os aseguro que triunfaréis la próxima vez que hagáis guacamole en casa.

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