Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, quizá uno de los más merecidos de todos los "días mundiales de" que se celebran a lo largo del año. El agua es un bien indispensable para la vida y un recurso escaso en el planeta que bien se merece al menos una jornada para reflexionar sobre el tema y tomar conciencia de que con el agua no se juega.

Por desgracia, no falta gente sin escrúpulos que busca hacer negocio o simplemente hacerse notar aprovechándose de lo fácil que es hoy en día difundir información aunque sea falsa.

Prueba de que se trata de bulos sobre el aguansin ningún tipo de fundamento está el hecho de que podemos encontrar informaciones totalmente opuestas y que, en ambos casos, nos intentan convencer de las mismas usando argumentos pseudocientíficos. O no habéis escuchado o leído casi el mismo número de veces que beber agua helada adelgaza como que beber agua caliente adelgaza. ¿En qué quedamos? Porque lo cierto es que ni una cosa ni la otra.

Beber agua muy fría adelgaza

Supuestamente es uno de los trucos de muchas celebrities para mantener sus cuerpos de escándalo. El razonamiento científico de tal afirmación consiste en que al ingerir agua muy fría, el cuerpo debe gastar energía -y por tanto quemar calorías- para elevar la temperatura de la misma hasta igualarla a la de nuestro cuerpo.

Y eso no es mentira, lo que sucede es que si hacemos cuentas, el número de calorías que se queman resulta totalmente insignificante. Para que os hagáis una idea, subir la temperatura de 250 g de agua -un vaso- desde una temperatura de 6ºC hasta los 36ºC requiere un gasto energético de 7.5 kcal. 

Beber agua muy caliente adelgaza y depura el organismo

Beber agua caliente es una costumbre muy arraigada en la cultura china por una cuestión sanitaria, pues es un país con una gran cantidad de población rural que incluso a día de hoy habita zonas en las que las condiciones de saneamiento no son las idóneas, por lo que es común hervir el agua para evitar posibles infecciones. Lo normal es que usen el agua hervida para preparar infusiones como el té, pero tampoco es raro que la tomen sola.

Ahora bien, a efectos de adelgazamiento, tiene los mismos que si te tomas cualquier otro líquido caliente o muy caliente, que te puede hacer sudar y por tanto aumentará tu necesidad de beber.

Lo que sí es cierto es que el agua es la mejor opción como bebida cuando se sigue una dieta de adelgazamiento ya que produce sensación de saciedad y ayuda a comer con moderación. Ahora bien, da igual que te la tomes bien fresquita, como si la prefieres beber caliente como parte de una infusión a la que no añadas azúcares.

El agua mineral embotellada siempre es mejor que la del grifo

Ni todas las aguas minerales son iguales ni todas las del grifo lo son, así como tampoco son iguales las personas que las beben. Que las aguas sepan de manera distinta unas de otras es algo que depende de los minerales que estas puedan tener disueltos, y el hecho de que un agua del grifo pueda tener un sabor que no sea especialmente agradable no implica que se trate de un agua mala o que no sea seguro beberla.

En general, las aguas que no saben demasiado bien son las aguas duras, que son aguas que tienen altas concentraciones de carbonato cálcico y eso pasa tanto en aguas del grifo como en aguas de manantial muy mineralizadas. Este tipo de aguas, tanto si son del grifo como si son de botella, están contraindicadas, por ejemplo, para personas que padezcan de cálculos renales, pero no son ningún problema para aquéllas que necesiten suplementos de calcio.

El agua alcalina cura muchas enfermedades

Se llama también agua Kangen y no te extrañe que intenten vendértela hasta en la peluquería describiéndote bondades que van desde argumentos relacionados con la belleza hasta decir que previene o incluso cura el cáncer. Pues no, el agua alcalina ni evita la acidificación de la sangre, ni cambia el pH ni cura ninguna enfermedad. 

Hay que beber como mínimo dos litros de agua al día

Es importante mantenernos hidratados, pero la cantidad de agua que debes beber a diario depende de muchos factores. Del calor que haga, del esfuerzo físico que hayas realizado, en definitiva, de lo que te vaya pidiendo el cuerpo.