El 22 de marzo se celebra el día mundial del agua, una forma de recordar que el acceso al líquido elemento es una necesidad básica para el ser humano que, por desgracia aún no está completamente cubierta en pleno siglo XXI.

Hoy, para conmemorarlo, vamos a hablar de aguas minerales en sentido práctico, concretamente vamos a fijarnos en las etiquetas del agua, a entender lo que dicen, pues esa es la clave para poder elegir el agua mineral que más nos conviene.

¿Son iguales todas las aguas minerales?

Recordemos que un agua mineral natural es un agua subterránea, sin contaminación bacteriana y con una composición química casi completamente estable que se embotella sin ser sometida a ningún tratamiento de depuración por lo que llega a nuestras casas tal y como se encuentra en la naturaleza.

También nos han contado millones de veces que el agua mineral es un líquido incoloro, inodoro y sin sabor, pero esto último no es tan cierto como nos han hecho creer. Claro que el agua tiene sabor, tanto la del grifo como las aguas minerales. El agua mineral sabe a la tierra en la que nace y ese sabor se debe a las diferentes concentraciones de minerales disueltos que llegan al agua desde las formaciones rocosas en las que está contenido el acuífero. De hecho, estas diferencias entre unas aguas y otras se pueden dar incluso cuando se comparan aguas del mismo acuífero pero extraídas en captaciones a distintas profundidades.

¿A qué sabe el agua mineral?

Como os adelantaba en el apartado anterior, el agua sabe a la tierra en la que nace y por la que discurre, pero vamos a intentar precisar un poco más.

En las aguas subterráneas se van disolviendo sales procedentes de las rocas y que se van quedando en el agua en forma de aniones y cationes que, mayoritariamente, suelen ser cloruros, bicarbonatos y sulfatos -aniones- y sodio, potasio, magnesio y calcio -cationes-, que son los que se suelen utilizar para comparar unas aguas con otras, aunque también pueden estar presentes otros elementos como sílice, nitratos, fluoruros…

etiqueta-agua

La concentración de los distintos elementos es algo que está presente en la etiqueta de todas las aguas minerales junto con el nombre del laboratorio que ha realizado dichos análisis. A título de curiosidad, casi todas las aguas minerales que se comercializan en España son analizadas por el mismo laboratorio y es algo que se debe principalmente a la casualidad. Seguro que a nada que os hayáis fijado en la etiqueta de cualquier agua mineral os sonará familiar el nombre de Oliver Rodes, un laboratorio catalán que durante años ha sido el referente nacional para llevar a cabo este tipo de analíticas. En la última década, muchas aguas se analizan  en el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA).

El sabor del agua es más limpio y fresco cuanto menos mineralizada está, pero puede ser más salada, o amarga, o dulce según van aumentando las diversas concentraciones.

Ahora bien, estas concentraciones de sustancias químicas, pese a ser de origen completamente natural no son adecuadas para todo tipo de personas.

Tipos de aguas minerales

Existen varias formas de comparar de manera visual las distintas aguas minerales. Las más utilizadas son los diagramas de Piper, los diagramas de Shöller y los diagramas de Stiff -los más sencillos-. Estos últimos consisten en representar los cationes (sodio -Na-, potasio -K-, calcio -Ca- y magnesio -Mg-) a la izquierda y los aniones (cloruro -Cl-, sulfato -SO4- y bicarbonato -HCO3-) a la derecha de tres ejes horizontales paralelos y expresándolos en miliequivalentes por litro, para después unir los puntos y obtener una figura que nos permite saber de un vistazo de qué tipo de agua se trata. Para que os hagáis una idea:

diagramas-stiff

En la imagen superior aparecen los diagramas correspondientes a tres aguas de manantiales gallegos elaborados con los datos que aparecen en la etiqueta. En el primer caso vemos que se trata de un agua clorurada sódica y en los otros dos, se trata de aguas bicarbonatadas sódicas. Si nos fijamos en los valores de las escalas, vemos también que la primera es un agua de mineralización muy débil, y las otras son aguas de mineralización débil.

diagramas-stiff-2

Si comparamos aguas de otros puntos de la península vemos que las figuras presentan diferencias notables, en el primer caso se trata del agua bicarbonatada sódica del gráfico anterior; la segunda, perteneciente a uno de los manantiales de la marca FontVella, sería una sulfatada cálcica; la tercera, que corresponde a uno de los manantiales de la marca Bezoya es una bicarbonatada cálcica y la cuarta es una bicarbonatada cálcica hiposódica. Si atendemos al grado de mineralización, la tercera es la más débil y la segunda la más fuertemente mineralizada.

En mi opinión, el diagrama de Stiff tendría que venir en la etiqueta y así sabríamos enseguida de qué agua se trata y si nos va a gustar el sabor, pues aquellas que tengan gráficas parecidas tendrán sabores parecidos, pero a efectos comerciales las aguas suelen clasificarse de dos maneras:

Tipos de agua según la cantidad de minerales

Se distinguen tres tipos:

  • Mineralización muy débil, aquellas cuyo residuo seco es inferior a 50 mg/l.
  • Mineralización débil, las aguas cuyo residuo seco es superior a 50 mg/l e inferior a 500 mg/l.
  • Mineralización fuerte, las que tienen un residuo seco superior a 500 mg/l.

En general, las aguas de mineralización muy débil son aptas para todo el mundo, desde bebés a personas con problemas renales o de hipertensión. Por norma general, las personas con propensión a desarrollar cálculos renales deben evitar las aguas fuertemente mineralizadas, y los hipertensos aquellas aguas con elevado contenido en sodio.

Tipos de agua según el tipo de mineral predominante

  • Cálcicas, favorecen la remineralización ósea y ayudan a compensar las pérdidas de calcio. Se recomiendan para niños, mujeres embarazadas y personas mayores. Según Millán et. al., 2009, las marcas de aguas minerales con mayor contenido de calcio son San Pellegrino, Insalus, Na Taconera y las de menor, Bezoya, Agua sana y Quess.
  • Bicarbonatadas, ayudan a la digestión y neutralizan el exceso de acidez. Especialmente recomendadas para personas con cálculos renales siempre y cuando sean bicarbonatadas cálcicas. Las sódicas deben evitarse. Si hablamos de bicarbonatos, las que más tienen son San Narciso, Malavella y Vichy Catalán, las que menos tienen son de nuevo Bezoya, Agua Sana y Quess.
  • Magnésicas, son ligeramente laxantes, ayudan a la recuperación muscular después de un esfuerzo intenso y tienen efecto antiestrés. Las más magnésicas son Font del Pi, Aguaviday Font Selva, las que menos Vichy Catalán, Bernassal y San Narciso.
  • Las aguas sódicas merecen especial atención, pues salvo que se trate de aguas de mineralización muy débil, no deben ser consumidas por personas que tengan problemas de riñón, de retención de líquidos o de hipertensión. En estos casos, es importante asegurarse de que el agua no supera los 20 mg/l de sodio. Según la publicación antes mencionada, Malavella, Vichy Catalán y San Narciso son las que más sodio tienen. Las que menos, Agua de Serría Balneá, Agua de Sierra y Font Teca.

Aunque no entra dentro de los elementos mayoritarios, también podemos hablar de aguas fluoradas refiriéndonos a las que contienen más de 1 mg/l de flúor. Son aconsejables para prevenir problemas dentales como la caries, pero hay que controlar en el caso de los niños, que no deben tomar un exceso de flúor.

Por eso es importante antes de elegir un agua para consumo que tengamos en cuenta todos los factores.

Noticias relacionadas