El chile es una planta que tiene su origen en Bolivia y que luego fue domesticada en Mesoamérica.

Desde el año 2012 científicos mexicanos y chinos se han unido para estudiar el mapa genético del chile con el fin de conocer mejor su naturaleza y poder crear así variedades perfeccionadas. El eje del proyecto está en México, en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV), fueron los chinos los que contactaron con los mexicanos para comenzar a trabajar juntos y así se formó una alianza entre los dos principales productores mundiales de chile.

En el CINVESTAV llevan más de 15 años estudiando el chile con el fin de analizar los genes activos en cada planta y estudiar su funcionamiento. El fin de la investigación es crear chiles más resistentes pudiendo además adaptar el grado de picor a cada mercado.

La variedad chiltepín fue la primera usada para la secuenciación de sus genes, buscaban una variedad que fuese lo más silvestre posible para identificar mecanismos diferentes a los de las variedades comerciales. Esta variedad fue comparada con un chile chino comercial, el zunla, y desde entonces se han secuenciado 18 tipos de chiles diferentes.

La industria en la que el estudio tendrá un impacto más amplio es en la alimentaria, pero también la farmacéutica. El chile serrano tiene más vitamina C que la naranja y capsaicina, el componente picante de la planta, es un producto excelente para sprays de defensa personal: “Irrita, pero no causa tantos daños como el gas lacrimógeno que usa la policía”. El proyecto del superchile también puede aportar conocimientos históricos.

Fuente | El País

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