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Salud

Calidad antes que precio: el cambio de enfoque en los concursos públicos de tecnología sanitaria

La Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria pide que se reduzca el 'peso' de los criterios exclusivamente economicistas en estas licitaciones y se incrementen aquellos ligados al valor que aporta la innovación.

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Consolidar el sistema público de salud como una herramienta verdaderamente útil y eficiente para el ciudadano pasa por una confluencia de factores que, en el caso de la incorporación de la tecnología sanitaria a los hospitales y centros de salud, comienza con todo lo relativo a los concursos públicos de suministro y adjudicación. Este mecanismo es la puerta de entrada por la que estas soluciones innovadoras se incorporan al sistema y son accesibles para profesionales y pacientes. Es, por tanto, algo necesario, pero que se enfrenta a retos muy ligados a la filosofía que ha guiado tradicionalmente su adjudicación, más dada a anteponer criterios de rentabilidad económica frente al valor que aportan estas tecnologías innovadoras a la hora de proporcionar a los profesionales más seguridad y resultados en sus diagnósticos y tratamientos y, en definitiva, para atender mejor a las personas.

Por ello, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin) lleva tiempo poniendo sobre la mesa la conveniencia de impulsar mecanismos de contratación en los que se otorgue mayor peso a los criterios relacionados con la calidad y no tanto anteponer criterios económicos o, cuando menos, equilibrar la balanza entre ambos criterios frente a los modelos exclusivamente económicos que priman en muchas de las licitaciones.

La tecnología es imprescindible -como demuestra toda la historia de la medicina-, más aún en el momento actual donde hay avances disruptivos como la inteligencia artificial, la robótica, o incluso la impresión 3D, por citar algunos, que han proporcionado un salto adelante muy significativo para la práctica clínica y la mejor salud y calidad de vida. Sin embargo, hoy en día esto aún no se traduce en una implantación más generalizada de los criterios ligados a la calidad y la innovación en los contratos públicos.

La demanda de Fenin, por tanto, pretende cambiar estos parámetros relevantes que actualmente limitan las posibilidades de la sanidad e impulsar nuevos mecanismos a todos los niveles, más equitativos y accesibles. Este cambio de enfoque consiste en ampliar las miras y apuntar hacia una creación de valor que vaya más allá de lo económico.

Revisión del ecosistema de concursos

En esta búsqueda de nuevos modelos caben, además, criterios que, según la asociación, no se tienen en cuenta actualmente o en procesos aislados, como la sostenibilidad de las propuestas o la indexación de los contratos para revisar los precios durante su vigencia, entre otros, algo “fundamental” según el secretario general de Fenin, Pablo Crespo, para “garantizar el equilibrio económico-financiero de los contratos públicos y a tenor del actual contexto inflacionista con el que conviven nuestras compañías", añade.

Fenin ya ha presentado a las administraciones estas propuestas (entre ellas, a la propia ministra de Sanidad, Mónica García) y, al mismo tiempo, ha ofrecido su colaboración para la incorporación de tecnologías sanitarias innovadoras al Sistema Nacional de Salud (SNS).

Pero esta necesidad de cambio que indica Fenin también se ha refrendado a través de simposios, eventos o, especialmente, mediante su ‘Guía de compra pública eficiente de tecnología sanitaria, publicada en 2023, pero ya actualizada por primera vez el pasado año como obra dinámica que es. Incluso, ya se trabaja en una nueva actualización para este 2025. El documento, en cuya elaboración han participado los mayores expertos en compra pública sanitaria de España, desarrolla el argumentario de la Federación para dar a conocer tanto el contexto actual como todas las propuestas que incluye. “Esta guía”, explican desde la federación, “es un claro exponente de la contribución de Fenin al SNS para favorecer, desde el consenso con los propios gestores, que los profesionales sanitarios y la sociedad puedan acceder a tecnología sanitaria de mayor calidad”.

Una guía en permanente revisión

La relevancia de la guía es significativa porque incorpora las mejores prácticas en contratación, las últimas novedades legales y la sostenibilidad medioambiental para beneficio de pacientes y usuarios. Además, ha nacido con la intención de erigirse en algo útil, práctico y cuyas iniciativas respondan rigurosamente ante el ordenamiento jurídico.

Sus recomendaciones, por tanto, van dirigidas a todos los actores implicados en este tipo de contrataciones y reflexiona sobre todas las fases de los concursos. Puede resultar un tema menor, pero la guía aborda ya desde su primer capítulo la necesidad de que las partes que redactan las bases conozcan en profundidad qué opciones tecnológicas ofrece el mercado para el fin propuesto. Muy relacionado con ello se ubica la planificación: establecer una hoja de ruta para que cada paso sea claro y recoja todas las necesidades de los órganos de contratación.

No obstante, más allá de los aspectos formales y las consideraciones técnicas, la 'Guía de compra pública eficiente de tecnología sanitaria’ aborda desde una perspectiva didáctica los motivos por los que aboga por pivotar este tipo de contratos en torno al valor clínico o asistencial de las propuestas. De alguna manera se trata de que realmente se deposite en las personas el foco de este tipo de concursos en los que la tecnología marca la diferencia.

Los productos de tecnología sanitaria son productos de tecnología especialmente avanzada y no homogéneos. No hay una autoridad sanitaria que determine que dos productos son intercambiables ni aportan las mismas prestaciones o rendimientos”, se lee en el documento. Y añade: “Con la finalidad de maximizar la mejora de la práctica asistencial y de la salud de los pacientes, se considera una buena práctica que al menos el 50% de los criterios de adjudicación sean relativos a la calidad”.

La tecnología médica, un motor para la economía

Aunque las consecuencias de mantener el modelo actual resultan obvias, la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria también indica que el desarrollo de este tipo de soluciones médicas de última generación puede verse afectado a medio plazo. La razón que aduce Fenin es que estas barreras de acceso pueden suponer un desincentivo para la inversión en I+D que hace posible esta tecnología y que redunda, igualmente, en la economía nacional.

La alusión a la sostenibilidad también es importante en este contexto. La priorización de prácticas más respetuosas con el planeta y con el medio ambiente, que ya están muy presentes en la actividad de las empresas de Tecnología Sanitaria, está aún por incorporarse de pleno derecho como un criterio con peso real en la resolución de este tipo de concursos para el Sistema Nacional de Salud.

La guía aborda este tema y enumera algunos aspectos que entran en esta categoría: por ejemplo, apostar por ofertas en las que se demuestren un menor uso de energía; el uso de materiales sostenibles, reciclados o procedentes -en su caso- de bosques sostenibles; o la entrega del producto con flotas de vehículos con el menor impacto ambiental posible. "Las compañías de tecnología sanitaria destinan muchos recursos para la sostenibilidad medioambiental y atender estas cuestiones en las licitaciones reconocería esos esfuerzos", apunta Pablo Crespo, secretario general de Fenin.