A la izquierda, una de las fotos que circulan entre los vecinos de Lo Pagán del interior del bar Casa Javi, tras la explosión; y la derecha, el propietario del establecimiento, Javier Pardo, comprobando los destrozos.

A la izquierda, una de las fotos que circulan entre los vecinos de Lo Pagán del interior del bar Casa Javi, tras la explosión; y la derecha, el propietario del establecimiento, Javier Pardo, comprobando los destrozos.

Reportajes

Javier, dueño del bar de Murcia donde una explosión hirió a 17: "Las denuncias de los vecinos son quejas de gente mayor"

EL ESPAÑOL habla con el propietario y accede a algunos de los pisos superiores al local Casa Javi, que sufrió una deflagración este jueves: "Notamos que el suelo se levantaba, como si fuera el mar".

Más información: Las víctimas del bar de Murcia sin licencia que ha explotado en pleno mercadillo: "Una mujer calcinada iba como una zombi".

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Treinta actas policiales no fueron suficientes para cerrar Casa Javi, hasta que estalló por una deflagración el pasado jueves hiriendo a 17 personas. Pero parece que su propietario, Javier Pardo, no estaba al tanto de los jaleos que se cocían en el establecimiento que tenía alquilado a una mujer marroquí, Hind. Por el contrario, este hombre defiende ante EL ESPAÑOL la integridad del negocio: “Yo nunca he visto nada raro ahí”.

"Tenía el local alquilado poco más de un año", explica Pardo, a quien el incidente le ha pillado muy lejos porque vive en la provincia de Granada. "Hay mucha gente mayor y vecinos que se quejan, pero es normal, porque son ancianos y quieren descansar. Cualquier ruidillo les molesta".

Pero esas “quejas” y “ruidillos” de los que habla el propietario de Casa Javi no cuadran con los delitos de los que una fuente policial habla a este diario: nada menos que "consumo de drogas", "prostitución ilegal", "fumar tabaco dentro del local" o "cerrar fuera del horario legal", establecido a las 2.30 horas de la madrugada por el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar.

Todo ello, en una tetería que -según la misma fuente- "tenía portero" en la puerta y los "cristales tintados" de los ventanales de su fachada. "Tiene 30 actas, algunas por irregularidades sanitarias y laborales". "Ese local no tendría que estar abierto porque no tiene licencia de actividad".

Dos vídeos que circulan por los chats de WhatsApp de los vecinos del interior del bar Casa Javi.

- Los vecinos denuncian que ese establecimiento funcionaba en realidad como un prostíbulo. ¿Usted está al tanto de estos rumores?

- Javier Pardo: No, pero cualquiera levanta un falso testimonio de cualquier local. ¿Porque sean mujeres ya tienen que ejercer? Son comentarios, yo no he visto ahí nada raro nunca.

- ¿Cómo se enteró de la noticia de la deflagración?

- Yo vivo en Granada, y los vecinos del establecimiento me llamaron enseguida, con videollamada. Vamos a ver ahora cómo se soluciona todo esto. Lo que más me ha fastidiado son los heridos que ha habido.

Pardo tenía el establecimiento alquilado "un poco más de un año a una chica", Hind, una mujer de nacionalidad marroquí de entre 30 y 40 años que "sigue ingresada en el hospital, según me ha dicho la Guardia Civil esta mañana". Y es que esta mujer se encontraba entre las personas heridas por la deflagración. "No he podido hablar con ella".

- ¿El local operaba como una tetería?

- Creo que sí, estaba todo bien, todo perfecto. Cerraba solamente los lunes, y por descanso. Abría por las tardes-noches. A partir de las 4, las 5 de la tarde. Y hasta la 1, o las 2. No sé el horario del cierre.

- ¿Cuál es su teoría sobre las causas de la explosión?

- No sé, la Policía Judicial ha estado esta mañana y cuando he hablado con ellos no habían terminado todavía, o sea que no tengo nada claro.

Uno de los vídeos del momento posterior a la deflagración.

Pero mientras el dueño de Casa Javi defiende este negocio, los vecinos de los pisos superiores pasan la tarde del viernes escuchando el repiqueteo de los martillos de los albañiles que han venido a tapiar el edificio tras la deflagración.

A ellos, la teoría de los "ruidillos" y las "quejas de gente mayor", no les convence. Por el contrario, hablan de un accidente que "se veía venir", tal y como subraya Angie, vecina del segundo.

"El año pasado le dije a mi esposo "vámonos de aquí". Pero en esta zona es muy difícil buscar piso. Esto se veía venir, la señora [la dueña] tiene eso clandestino, hay muchas peleas todos los días y todas las noches".

A esta mujer el incidente la pilló en casa, acompañada de su hijo de 13 años y su sobrino, de 12, que trataban de superar la calurosa mañana del jueves entreteniéndose en familia viendo algo en la televisión. Pero esta tranquila reunión familiar se truncó por una agresiva sacudida que los hizo saltar por los aires.

Esteban, hijo de Angie, muestra a EL ESPAÑOL una raja que se produjo en una pared de su casa como consecuencia de la deflagración en el bar Casa Javi.

Esteban, hijo de Angie, muestra a EL ESPAÑOL una raja que se produjo en una pared de su casa como consecuencia de la deflagración en el bar Casa Javi. J. I. M.

"No se escuchó mucho ruido porque teníamos todo cerrado por el aire acondicionado, pero como estábamos sentados notamos que el suelo se levantó, como si saltáramos, o como si fuera el mar", explica esta madre, tras haber superado el susto.

"En cuanto notamos eso quisimos salir del edificio, pero al llegar a la entrada tuvimos que esperar en las escaleras, porque estaba llena de polvo por culpa de los azulejos que se habían desprendido".

Pero la escena que se encontraron al llegar a la calle fue tan dantesca como traumática. "Los niños estaban asustadísimos, salieron llorando de casa. Y en cuanto conseguimos llegar fuera vimos a dos señoras ensangrentadas de pies a cabeza, y todo el mundo gritando".

Como consecuencia del incidente, Angie invita al periodista a entrar en su casa para mostrarle "una grieta que provocó la explosión en la pared de mi casa": "Por suerte nosotros no sufrimos más daños. Pero en el piso inferior sí se rompieron los cristales de las ventanas".

Pero los estragos de esta deflagración se notan en el edificio sin necesidad de acceder a ninguna vivienda. "Todos los azulejos de la entrada al bloque se han desprendido", explica José, otro vecino que invita a EL ESPAÑOL a acceder al interior del bloque para mostrar los resultados de esta explosión.

José, vecino del bloque, muestra cómo ha quedado la entrada a sus viviendas tras la deflagración.

José, vecino del bloque, muestra cómo ha quedado la entrada a sus viviendas tras la deflagración. J. I. M.

"Se ha roto la tubería bajante y no podemos ni tirar de la cadena de los baños". Por suerte, José y su mujer estaban fuera cuando ocurrió la explosión. Pero ellos, aunque no quieren pronunciarse en detalle al respecto, tampoco están de acuerdo en que lo que ocurría en Casa Javi se limitaba tan solo a "ruidillos" y "quejas de gente mayor".

Sanciones reiteradas

A mayores, y pese a que el propietario del establecimiento afirma que "todo estaba bien" con la "tetería" regentada por la mujer marroquí, EL ESPAÑOL ha confirmado que en mayo de 2024 se le impuso una multa de 1.470 euros a Casa Javi, por subir la persiana sin una declaración responsable.

A continuación, se le sancionó por 2.001 euros, por poner música en un local sin permiso para ello, y el 5 de marzo de este año, se le abrió otro expediente en una inspección que detectó varios incumplimientos.

Sin embargo, en la fecha de la explosión, el establecimiento tenía vigente "una declaración responsable", tal y como afirma el propio alcalde de San Pedro del Pinatar, Pedro Javier Sánchez.

"Tiene un expediente abierto por los técnicos municipales, pero hay un periodo de alegaciones. El abogado del local iba respondiendo y hasta que no se acabara ese expediente, no se puede determinar una suspensión cautelar o un cierre".

La Policía Judicial ha accedido a Casa Javi este viernes por la mañana, y después de la hora de comer han comenzado los trabajos para tapiar todas las posibles entradas al establecimiento. La investigación sigue en manos de la Guardia Civil, que deberá averiguar cuáles fueron las causas reales de la deflagración, y si se trató de un suceso accidental o premeditado.