Juan Ramón Iglesias, consejero delegado de Maderas Iglesias y, de fondo, trabajadores de la empresa defendiendo sus derechos.

Juan Ramón Iglesias, consejero delegado de Maderas Iglesias y, de fondo, trabajadores de la empresa defendiendo sus derechos. Diseño: Arte E.E.

Reportajes

Auge y caída de la familia Iglesias, reyes de la tarima: de facturar 240 millones a estar endeudados

Hace 10 años, Maderas Iglesias fue rescatada por seis entidades bancarias. Tenía que devolver más de 4 millones hasta 2023. No llegan a 900.000 €.

30 abril, 2023 02:32

Cuando Antonio y Ramón Iglesias comenzaron en 1937 a explotar y comerciar la madera de los montes de Galicia, nunca imaginaron que su familia llegaría a levantar un imperio maderero. Un imperio llamado Maderas Iglesias, por el apellido familiar, que en 2006 incluso llegó a facturar 240 millones de euros convirtiéndose en la empresa líder mundial en la fabricación de tarimas flotantes. Eran los reyes. Su hegemonía en el sector parecía inquebrantable.

Pero llegó la crisis de 2008 sacudiendo, especialmente en España, al sector de la construcción y, particularmente, a la empresa de la familia Iglesias. Fue el pistoletazo de salida de un batacazo empresarial que incluso ha acabado con una demanda por impagos de Maderas Iglesias a seis entidades bancarias. Y es que en 2013 Abanca, BBVA, Banco Santander, Banco Popular-Pastor, Sabadell y Bankinter rescataron a la empresa para evitar el hundimiento de este Titanic gallego. Lo consiguieron.

Juan Ramón Iglesias Álvarez, siguiente generación y consejero delegado de Maderas Iglesias, sabía entonces que aquella ayuda financiera no era gratuita. Por ello, su empresa pactó hace 10 años un calendario de pagos para devolver a los bancos 17.037.587,12 euros hasta 2030. Ni un céntimo más; ni uno menos. Y a la altura de 2023 la empresa gallega debería haber abonado más de 4,2 millones de euros. Pero no. La entidad sólo ha pagado 836.450,73 euros. Ni la quinta parte de la deuda.

Antes de las crisis, Maderas Iglesias llegó a ser la empresa líder en el mundo en la venta de tarimas flotantes.

Antes de las crisis, Maderas Iglesias llegó a ser la empresa líder en el mundo en la venta de tarimas flotantes.

De ahí que la magistrada del Juzgado de lo Mercantil Número 3 de Pontevedra, Amelia María Pérez, haya estimado “íntegramente” la demanda incidental interpuesta por los bancos a Maderas Iglesias por “por el incumplimiento del convenio” al que había llegado la empresa con las financieras en 2013, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL. Los impagos, por tanto, han quedado acreditados –de momento, ya que cabe recurso– hiriendo de muerte a una empresa que lo fue todo en el mundo de la tarima flotante y ahora sólo sobrevive con respiración asistida. Podría ser la puntilla que reduzca la madera a las cenizas.

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El auge de un imperio

Pero lo cierto es que Maderas Iglesias llegó a ser la vanguardia mundial en el sector de los pavimentos y, sobre todo, de la tarima flotante. La empresa, fundada en 1937 por los hermanos Antonio y Ramón Iglesias, se ha ido transmitiendo “generación tras generación”, apuntan fuentes de la entidad. De hecho, fue Ramón Iglesias Seoane quien elevó a “la empresa familiar al liderato”, decía su sobrino José Antonio Iglesias en mayo de 2013 en El Faro de Vigo, tras su fallecimiento a la edad de 92 años.

Hijos de “una familia humilde”, Antonio Iglesias nació en 1917 y Ramón, en 1921, en Barra de Miño (Orense). Ambos, junto a sus otras dos hermanas, Filomena y María, ayudaban en un ultramarinos y panadería que regentaban sus padres. Pero cuando Antonio tenía 20 años y él 15, comenzaron a comerciar con maderas, vinos y otros productos gastronómicos gallegos. Eran sus primeros pinitos en el mundo empresarial.

Acabada la Guerra Civil, los dos hermanos empezaron a desarrollar su negocio. Antonio se especializó en el sector maderero y Ramón empezó a encargarse de las ventas “viajando por toda la geografía española”, apuntala su sobrino José Antonio. Pero no sería hasta los años 60 cuando dieron un importante paso: su maderera se convirtió en la primera en importar madera procedente de África. Gracias a ello, Maderas Iglesias dio un nuevo paso para empezar a vender productos con “mayor valor añadido” como los pavimentos.

Juan Ramón Iglesias Álvarez, consejero delegado de Maderas Iglesias, en 2014.

Juan Ramón Iglesias Álvarez, consejero delegado de Maderas Iglesias, en 2014. Via Televisión

Maderas Iglesias se volvería, por tanto, una empresa puntera. Pero en 1981 falleció Antonio Iglesias, uno de los fundadores, y fue Ramón quien cogería las riendas de la entidad. Hasta 1985. Ya habían conseguido consolidar la empresa de los Iglesias, pero no sería hasta 2006, bajo la dirección de Juan Ramón Iglesias Álvarez, siguiente generación, cuando la entidad gallega alcanzaría el culmen de su éxito y su mayor facturación de la historia: 240 millones de euros.

Estas cotas se alcanzaron en buena medida gracias a la apuesta por internacionalizar las fábricas y fuentes de madera. Primero abrieron la filial North Star Lumber, en Alabama (EE.UU.); luego, en 2004, Greenkett Polska, en Poznan (Polonia) y Greenkett Slovenska, en Bratislava (Eslovaquia); y también Greenkett Brasil, en Curitiba. Esas empresas filiales nutrían a Maderas Iglesias para elaborar todo tipo de tarimas flotantes para todo el mundo. Los Iglesias ya eran los reyes de la tarima empleando a unos 2.000 trabajadores.

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El principio del fin

Y estalló la crisis financiera de 2008 afectando al sector de la construcción en España. Un sector del que dependía directamente Maderas Iglesias, ya que su filosofía era recubrir con tarima flotante los suelos de los inmuebles. Juan Ramón Iglesias entonces anunció una nueva inversión de 34 millones en Pontevedra. Con ella, su empresa aspiraba a “fabricar 12 millones de metros cuadrados de su producto estrella”, esgrime La Voz de Galicia. No sirvió, cuatro años después, en 2012, la entidad gallega solicitó un concurso de acreedores y un juzgado lo permitió.

Al rescate de Juan Ramón Iglesias y los suyos acudieron los seis bancos antes mencionados –y ahora demandantes– asumiendo la deuda contraída y Maderas Iglesias se comprometió a pagar más 17 millones de euros hasta 2030. Hasta el 24 de febrero de 2023, fecha en la que todo se resquebrajó. Los seis bancos, hartos de los impagos, demandaron a la empresa gallega por los impagos.

La deuda a pagar por Maderas Iglesias a seis bancos presuntamente incumplida.

La deuda a pagar por Maderas Iglesias a seis bancos presuntamente incumplida. E.E.

Concretamente y según la sentencia emitida el pasado 18 abril y a la que ha accedido este diario, Abanca, hasta 2022, “debía haber percibido la suma de 1.741.949,64 euros, sin embargo, se pagó el importe de 275.348,61 euros, siendo el último pago realizado por la concursada en el año 2017”. Un caso que no es aislado, porque el BBVA “debía haber percibido la suma de 623.007,05 euros, sin embargo, se pagó el importe de 237.689,30 euros”. De los 810.090,31 euros que debía recibir el Banco Santander, sólo “se pagó el importe de 152.674,84 euros”. De los 430.048,23 euros que irían al Banco Popular-Pastor, sólo se pagaron 71.717,39 euros. De los 224.110,36 euros que debía embolsarse Sabadell, sólo se pagaron 56.242,77 euros. Y de los 172.911,98 euros correspondientes a Bankinter sólo “se pagó el importe de 42.777,82 euros”.

Pese a ello, el batacazo de Maderas Iglesias en los últimos 15 años no sólo se mide en la incapacidad financiera que tienen desde 2008, sino también en la sangría de facturación y, por supuesto y más importante, en recursos humanos. Empecemos por lo primero. En 2006, la empresa de los Iglesias facturaba 240 millones de euros. En 2021, el último años con datos recogidos en el Registro Mercantil, 18.894.773 euros. La duodécima parte.

Un grupo de trabajadores protestando por los continuos EREs e impagos de Maderas Iglesias.

Un grupo de trabajadores protestando por los continuos EREs e impagos de Maderas Iglesias.

Pero, si cabe, el drama y la sangría de trabajadores también es importante. En los mejores, momentos 2.000 personas trabajaban para los Iglesias, ahora sólo 155. De aquellas 2.000, 800 estaban empleadas en Galicia y en España. Pero en 2010, tres años antes de la solicitud del concurso de acreedores, las cosas no iban tan bien como en la época pre crisis, por lo que Juan Ramón Iglesias y su empresa acometieron el primer expediente de regulación de empleo (ERE), por el que se redujo su plantilla. A partir de ahí, casi uno al año hasta llegar a los 155 trabajadores actuales.

Unos trabajadores que, según ha podido saber EL ESPAÑOL, ahora temen por su empleo, que pende de un hilo. “Ellos no sabían que Maderas Iglesias tenía una deuda tan grande hasta la sentencia”, explican a este medio fuentes sindicales. Esta semana, de hecho, ha habido dos reuniones entre los dueños de la entidad y los empleados para explicarles la “difícil situación”. Si la sentencia se vuelve firme, se “procederá la apertura de oficio de la fase de liquidación” de Maderas Iglesias. 86 años de historia maderera quedarían reducidos a cenizas y decenas de familias, desempleadas.

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