Mariángeles, trabajadora de la fábrica de Bimbo en Paracuellos de Jarama.

Mariángeles, trabajadora de la fábrica de Bimbo en Paracuellos de Jarama. Jaime Susanna

Reportajes

El drama de María, con 59 años y al paro por el cierre de la fábrica de Bimbo: peligran 200 empleos

Los trabajadores se han manifestado para evitar que la producción de la planta que lleva 50 años operando en Paracuellos de Jarama no cese. 

26 septiembre, 2022 14:32

Mariángeles lleva desde los 16 años trabajando en la fábrica de Bimbo de Paracuellos de Jarama. Hoy tiene 59 y le toca vivir una realidad que nunca imaginó: el cierre del que ha sido su lugar de trabajo toda la vida. “Jamás en la vida me hubiese imaginado esto. Es lo último que podía pensar”, lamenta esta trabajadora. Bimbo anunció hace dos semanas el cierre de su fábrica en este municipio madrileño, donde lleva operando más de 50 años y que genera más de 200 puestos de trabajo.

El varapalo llegó el pasado martes 13 -ya es casualidad- cuando la dirección de la empresa convocó al comité de empresa. “Fue un jarro de agua fría. Estamos trabajando bien”, lamenta Pedro, otro veterano trabajador de la planta, que lleva 38 años trabajando para Bimbo. Actualmente es amasador de la línea de Donuts.

“La planta mantiene su productividad. Más o menos seguimos con la misma producción de hace tiempo”, asegura. En Paracuellos se fabrica pan de molde, donuts, diferentes hojaldres y los bollos dokyo. La empresa no ha aclarado tampoco qué otra planta asumirá la producción de esta.

Pedro, trabajador de la fábrica desde hace 38 años.

Pedro, trabajador de la fábrica desde hace 38 años. Jaime Susanna

El sindicato CCOO afirma que con las capacidades del resto de fábricas de Bimbo en España, no es posible a día de hoy prescindir de las producciones que salen desde Paracuellos, la única planta del grupo en la Comunidad de Madrid.

Las negociaciones entre la empresa y el comité de empresa comenzaron el pasado martes 20. La dirección de Grupo Bimbo entregó a los representantes sindicales la documentación justificativa del cierre de la fábrica. El comité, por su parte ha rechazado los motivos alegados de reorganización y productividad por parte de la compañía e insiste en la viabilidad de la planta.

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Mientras tanto, para los trabajadores todavía es todo incertidumbres. ¿Habrá prejubilaciones? ¿Reubicaciones en otras plantas? ¿Indemnizaciones por despido dignas? Todo está todavía en el aire.

Entrada de la fábrica de Bimbo en Paracuellos de Jarama (Madrid).

Entrada de la fábrica de Bimbo en Paracuellos de Jarama (Madrid). Jaime Susanna

“Sabíamos que la empresa tiene sus planes y éramos conscientes de la situación económica. Temíamos perder algún turno de la línea de producción, pero no llegar al cierre”, asegura José Antonio Baratas, portavoz del comité de empresa. “Nosotros estamos defendiendo que el centro de trabajo puede ser viable con inversión. Tiene carga de trabajo y por eso vamos hacer la propuesta de viabilidad de la planta y los puestos de trabajo”.

Todo esto ha llevado a los trabajadores a convocar cinco jornadas de huelga: los días 26 de septiembre, 3 y 4 de octubre, y 10 y 13 de octubre. Los 11 miembros del comité de empresa han pernoctado la madrugada de este lunes a las puertas de la fábrica para asegurarse de que nadie pusiera a funcionar la maquinaria. “No ha aparecido nadie”, asegura uno de los trabajadores. “El seguimiento de la huelga es total. Ya lo estás viendo”.

José Antonio Baratas, portavoz del comité de empresa.

José Antonio Baratas, portavoz del comité de empresa. Jaime Susanna

La fábrica ha amanecido este lunes con varios centenares de personas manifestándose por el cierre. “¡Bimbo no se cierra! ¡Queremos trabajar!”, han gritado los trabajadores al unísono. En total, esta fábrica genera 180 puestos de trabajo directos y 75 indirectos.

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“No tenemos los años correspondientes para poder jubilarnos. Entonces nos encontramos entre la espada y la pared. No vamos a encontrar trabajo fuera, ni de broma. Nos vamos a quedar sin dinero para subsistir”, lamenta Mariángeles al borde del llanto. Esta empaquetadora de donuts se ve abocada al paro a sus 49 años, teniendo a cargo a su hijo y a su madre.

“Es un palo difícil de digerir”, afirma José Antonio, que, sin embargo, no lo da por perdido y asegura que van a pelear por que se mantenga la actividad de esta fábrica. “Vamos a luchar. Yo creo que tenemos posibilidades de seguir trabajando aquí”.