Crucita y Emilio, supervivientes del bombardeo, durante la conmemoración de la efeméride en el cementerio de Guernica..

Crucita y Emilio, supervivientes del bombardeo, durante la conmemoración de la efeméride en el cementerio de Guernica.. E.E.

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Hablan los supervivientes de Guernica: "Las imágenes de Ucrania son el mismo horror"

Dos supervivientes del terrible suceso ocurrido en 1937, Crucita y Emilio, recuerdan el bombardeo que Zelenski ha comparado con la situación de Ucrania. 

10 abril, 2022 03:08

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"Estamos en abril de 2022, pero parece abril de 1937 en Guernica". Las palabras de Volodímir Zelenski durante su comparecencia ante el Congreso de los Diputados el pasado martes 5 de abril, comparando los ataques que está sufriendo Ucrania con los hechos ocurridos en la población vasca, han dado mucho que hablar. El pasado fin de semana la ciudad de Bucha, de apenas 37.000 habitantes, sufría uno de los peores bombardeos ocurridos hasta ahora. Las consecuencias: un escenario dantesco con decenas de cadáveres tendidos en las calles y hasta fosas comunes abiertas.

La comparación da para recordar. "Los aviones volaban tan bajo que era posible verles la cara (a los pilotos). Incluso, en alguna ocasión, les vi dibujar una sonrisa mientras soltaban los artefactos. Nos echamos a una cuneta como si se tratara de una trinchera, cubriéndonos la cabeza, hasta que todo terminó". Esta es la historia que cuenta María Cruz Echabe Garro, conocida en Guernica como Crucita. Es una de las supervivientes del bombardeo que sufrió la ciudad por parte de la aviación alemana e italiana el 26 de abril de 1937.

Crucita, a sus 92 años, recuerda para EL ESPAÑOL lo sucedido en la localidad vasca.

Crucita, a sus 92 años, recuerda para EL ESPAÑOL lo sucedido en la localidad vasca. E.E.

El testimonio de Crucita, que a sus 92 años mantiene un discurso propio de alguien mucho más joven, coincide con las palabras del presidente ucraniano. "Las ciudades completamente destruidas, las calles llenas de cadáveres… cuando veo las imágenes del telediario me acuerdo del horror que vivimos durante la guerra civil", cuenta con la voz entrecortada.

Aunque los dos sucesos no son comparables desde el punto de vista histórico, sí que existen algunas semejanzas en la crudeza de los objetivos: bombardear de forma indiscriminada a la población civil. En Gernica, las consecuencias fueron más de 1.600 muertos y 900 heridos. En el caso del conflicto ucraniano, aunque todavía resulta muy difícil de calcular, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) verificó el 6 de abril un total de 1.611 víctimas y 2.227 heridos de la población civil.

Tenía siete años

Crucita, que por entonces tenía siete años, se encontraba merendando con unos amigos esa tarde del 26 de abril de hace ahora 85 años. Su madre la mandó a Lumo, población que forma parte del municipio de Guernica, ya que "hacía tiempo que corría el rumor de que algo estaba a punto de suceder".

Eran las cuatro de la tarde. "De repente empezaron a sonar las sirenas y unos gudaris que pasaban por allí nos colocaron a un lado del camino. Recuerdo que le arrancaron el delantal blanco a una de las niñas que iba conmigo para que no nos vieran desde arriba. Volaban extremadamente bajos, pegados al suelo".

María Cruz y su familia se exiliaron durante más de dos años en San Juan de Pie de Port, una pequeña localidad francesa muy cerca de la frontera con Navarra. Cuando volvieron, no tenían absolutamente nada. Su casa había quedado reducida a escombros, y lo poco que pudieron salvar se lo acabaron robando. "Recuerdo que mi ama siempre decía: tengo la llave en el bolsillo, pero no tengo casa".

Con el esfuerzo de toda la familia y los aldeanos que les ayudaron, lograron levantar una especie de chabola con una habitación, un baño y una pequeña cocina. En la parte delantera, instalaron una pequeña tienda donde su madre volvió a su antiguo oficio: vender género textil. "Cuando regresamos, los proveedores le ofrecieron el producto de nuevo y le dijeron que ya lo pagaría cuando pudiera. Sin la ayuda de los demás nos hubiera sido imposible seguir adelante".

Los horrores de una guerra, tal como cuenta Crucita, son imposibles de dejar atrás. "Me he olvidado de muchísimas cosas a lo largo de mi vida, pero aquello jamás me lo quitaré de la cabeza. Lo recuerdo casi a la perfección". El fuego y los cadáveres que yacían en mitad de la calle son lo que tiene más presente. "Había un grupo de ocho personas justo a nuestro lado, debajo de un banco, a los que les cayó una de las bombas justo encima. Todavía recuerdo los cuerpos sin vida tirados en el suelo".

Emilio Aperribay es otra de las víctimas que todavía sigue con vida. Aunque era tan solo un bebé cuando ocurrió (nació en 1936), representa una de las voces más activas. Cada año, el 26 de abril, tiene reservada una silla en el acto conmemorativo a las víctimas civiles del bombardeo.

Emilio, superviviente del bombardeo,  junto al Guernica de Pablo Ruiz Picasso.

Emilio, superviviente del bombardeo, junto al Guernica de Pablo Ruiz Picasso. E.E.

Su madre tuvo que huir de los cazas con él en brazos, completamente sola, escondiéndose debajo de los árboles y esquivando la metralla como podía. Su padre, que se encontraba con el hermano de Emilio, se escondió en un refugio que fue destrozado por un artefacto explosivo. "Por suerte, salimos todos con vida. Mi padre se quemó toda la espalda y mi hermano todavía tiene, a sus 88 años, una cicatriz en la cabeza como consecuencia de la explosión", explica con un tono afable.

Bombardeo en alfombra

El bombardeo en alfombra, que fue la estrategia utilizada por la aviación durante la destrucción de la ciudad, permitió dejar caer los artefactos explosivos con una gran precisión sobre los objetivos. Fue la misma que se aplicó durante la batalla de El Mazucu, en Asturias, y en Barcelona a principios de 1938. Del mismo modo que cuenta Crucita, la mujer de Emilio todavía recuerda las expresiones que se dibujaban en los rostros de los pilotos. "La cara de satisfacción de los soldados provocaba una sensación espeluznante".

Tal y como está sucediendo en Bucha, que ya acumula más de 182 operaciones militares por parte del ejército ruso, en Guernica fue la población civil la que sufrió con más intensidad las consecuencias de la guerra. "Aquel lunes 26 de abril era día de mercado, había muchísima gente en la calle. Venían agricultores de todos los pueblos y ciudades próximas a vender sus productos. Ellos lo sabían, y aprovecharon para atacar justo entonces", sentencia Aperribay.

Su hija, Monika Aperribay, le acompaña a todos los actos de recuperación de la memoria histórica. También es una fiel activista para que no se olviden los hechos ocurridos en Guernica. Además, tiene mucha relación con uno de los sobrinos de Wolfram von Richthofen (1895-1945), el jefe máximo del estado mayor de la Legión Cóndor, la aviación alemana que, junto a la Aviación Legionaria italiana, fue responsable del terrible bombardeo.

Su nombre es Dieprand von Richthofen y cada 26 de abril viaja hasta la población vizcaína con motivo del aniversario de los hechos. Los Aperribay mantienen el contacto con él a lo largo del año, lo que constituye una clara muestra de la contribución a la paz por parte de la población civil. "Él no sabe español y mi hija no habla alemán, pero se comunican en francés", cuenta Emilio mientras ríe.

Emilio, junto a su hija Mónika, quien le acompaña a todos los actos conmemorativos.

Emilio, junto a su hija Mónika, quien le acompaña a todos los actos conmemorativos. E.E.

Antes de morir, cuenta, le gustaría que el Gobierno de España pidiera perdón de forma oficial por los hechos ocurridos entonces. "Tengo mucho contacto con el lehendakari Urkullu. Llevamos muchos años intentando que haya un reconocimiento de los hechos, pero no sé si algún día va a pasar. Al menos, mientras yo siga con vida".

Alemania ya lo hizo en su momento, e incluso una delegación del gobierno se desplaza hasta Gernica cada año durante los actos conmemorativos. Italia, corresponsable de los hechos, tampoco ha pedido perdón. "Tan solo se trata de reconocer que fue un error, que hubo un ametrallamiento directo a la población civil. Sería reconfortante para todas las víctimas que todavía quedamos en pie", concluye.