Alejandro Abad junto a Bustamante; y Alejandro Abad tocando mientras un empleado de Toyota canta.

Alejandro Abad junto a Bustamante; y Alejandro Abad tocando mientras un empleado de Toyota canta.

Reportajes

Alejandro Abad, de hacer canciones para Bisbal en 'Operación Triunfo' a componer para empresas

El compositor produjo, entre otras canciones, 'Mi música es tu voz'. Ahora, da clases en compañías como método de teambuilding. 

29 agosto, 2021 02:01

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Si los tiempos, los lugares y los sentimientos coinciden, el destino está prácticamente escrito. Mientras Alejandro Abad (58), conocido por su protagonismo en Operación Triunfo y creador de canciones para David Bisbal o David Bustamante, estaba en un piano bar de Barcelona una noche entró una atractiva joven rubia a quien arropó con su mirada desde la serenidad y la contemplación. Fue hace 30 años. Aquel instante le sirvió para tocarle una canción a Susana Saura (48) -socia directora de Garsa Music- que quedó atrapada por este Cupido pintado en pentagramas que aún no sabía definir lo que era el éxito. Al menos, en lo profesional, ya que no fue hasta 1993 cuando ganó el Festival de la OTI con el tema Enamorarse en la voz de Ana Reverte, en 1994 representó a Eurovisión con la canción Ella no es ella y en 1995 volvió a ganar la OTI con Eres mi debilidad, interpretada por Marcos Llunas. Ese tema lo compuso pensando en Susana.

Por sus venas aún fluyen aquel ardor, el cruce de miradas, el roce de sus labios y las arcadas de unas caricias empaquetadas en un 1837 Blue (el romántico azul nomeolvides de Tiffany) ya que este septiembre celebrarán sus bodas de plata. “El sentido del humor, la comunicación, el respeto y la admiración son importantísimos”, confiesa Susana a EL ESPAÑOL sobre el secreto de una relación que va más allá de los puentes de Madison. “Y con el tiempo hay una atracción que sigue ahí, fuerte como el primer día -matiza Alejandro- que nos ha ayudado a conocernos cada vez mejor porque ambos venimos de familias desestructuradas. Eso nos hace tener mucho respeto por cualquier movida ya que muchas veces el desconocimiento puede crear problemas psicológicos de desconfianza que acaba con la pareja”.

Alejandro y Susana se entienden con solo respirar. “Yo sé cuando Alejandro no me está escuchando porque los artistas tienden a evadirse”, suelta entre risas su fiel compañera de un sinfín de batallas. Ella es la que está aterrizada, la racional y “cuando le digo algo, Alejandro no se lo toma a mal. Siempre le pone humor”. De ahí que sean capaces de trabajar conjuntamente sin hastiarse, sin ahogarse, sin agotarse el uno del otro.

Los empleados de una empresa cantan con la ayuda de Alejandro Abad.

Los empleados de una empresa cantan con la ayuda de Alejandro Abad.

Desde que el cantautor de origen chileno fuera pionero en España al fundar Garsa Music S.L. (garsamusic.com), productora discográfica, management y editorial, se ha ido reinventando hasta que hace cuatro años la pareja decidió ir un paso más allá en la creatividad profundizando en el Team Building con empresas como Toyota, Novartis, Amazon, C&A o Menarini. Si la música era el nexo de unión entre las primeras civilizaciones, ¿por qué no aplicarlo en la era del estrés, del no tengo tiempo y del quizás? Esta técnica empresarial unida a una banda sonora personalizada aúna de forma divertida que se conozcan los empleados de diferentes organigramas, fomenta el pensamiento estratégico, aumenta la comunicación en equipo y, sobre todo, se potencia el sentimiento de pertenencia.

¡Vaya combinación! Uno no se imagina que el presidente de una empresa haga el ‘ganso’ junto a sus empleados.

Alejandro: La música les llena de fortaleza y optimismo porque se vienen arriba. Van de menos a más. A veces te puedes encontrar que acudes a un lugar en el que te reciben serios, trajeados, con el ánimo del día a día y al cabo de un par de horas ya están integrados y desenvueltos.

Susana: Nosotros resumimos esta actividad con el lema ‘une, transforma y trasciende’.

¿Cómo empieza la gestación del proyecto?

S: Primero hay un taller de escritura de canción (songwriting) donde les pedimos que durante una hora y media y en equipos de 10 personas (sirve para online y offline) participen en la letra de un tema. Entonces, Alejandro escribe una melodía inédita sobre la que ellos han aportado palabras, frases e inputs de su día a día en la que a través de herramientas colaborativas se acaba de crear esa estructura de estrofa, estrofa, puente, estribillo y estrofa. Eso para ellos es muy potente ya que sienten que son coautores de la letra y se ven muy identificados. Con complicidad de la dirección de la empresa hacemos participe a seis u ocho personas de diferentes departamentos para que se conozcan, no ponemos al grupito de amigos.

A: Presencialmente vamos cinco personas, que es el compositor y productor, que soy yo; dos personas de animación, el cámara y el coreógrafo para guiar a los trabajadores. Ten en cuenta que todo tiene que estar muy bien organizado desde el principio ya que ellos tienen sus horarios, tienen una convención de dos o tres días y nosotros solemos disponer de unas tres horas para hacerlo todo. Luego hay una fase de posproducción de audio y video en que pueden llegar a intervenir otras 10 personas más (ingenieros de sonido, músicos, arreglistas y editores de vídeo…). No se imaginaban que los valores de su empresa se plasmen en una canción, conectan con lo que ellos son y con el porqué y para qué voy a trabajar.

¿El proceso es el mismo en todas las empresas?

A: Nos hemos ido adaptando a los clientes porque todos son diferentes. Ninguna actividad es igual a la otra. Los hay que quieren que la letra se haga ahí mismo mientras están reunidos, otros desean que sea una sorpresa, algunos nos piden que aparezcamos y presentemos la canción para grabarla con sus voces. 

S: Lo principal es que todos salgan de su zona habitual de confort.

Alejandro Abad enseña a cantar los empleados de una empresa.

Alejandro Abad enseña a cantar los empleados de una empresa.

El miedo a hacer el ridículo debe ser muy palpable, ¿hasta qué punto todo el mundo puede cantar?

A: Existe ese cuello de botella, pero todos podemos cantar. Otra cosa es que nos atrevamos.

S: Se tienen que lanzar al vacío y que pierdan el miedo.

A: Solemos hacer un casting para ver quiénes cantan mejor y los que no aciertan mucho con el tempo y la afinación. Y ahí entra nuestro equipo con la tecnología. Los que no cantan bien, cuando suenan todos juntos, lo hacen estupendamente porque la unión de las voces hace un tono que suena correctamente.

¿Cuál es el secreto para que salga todo bien?

A: La animación ha de ser mental. En casi todas las empresas el cien por cien de los trabajadores se animan. Ya existe una comunicación especial que en el día a día no fluye. A tiempo pasado, te acuerdas de aquella persona que te incitó para que lo hicieras.

S: Y querer hacerlo bien dentro del grupo, tener compromiso. Es trabajo en equipo.

La pandemia, el toque de queda y el teletrabajo han marcado la pauta del último año y medio en nuestras vidas. Para vosotros ha debido ser un gran reto porque habéis seguido haciendo el Team Building, ¿cómo lo habéis logrado?

S: Debido a esta situación tuvimos que adaptar nuestra metodología y pasar del offline al online. Sanitas fue pionera para nosotros, nos daba mucho vértigo, pero funcionó muy bien.

A: Conseguimos que se grabaran con los teléfonos con una aplicación de audio de notas y después en el estudio les sacamos mayor partido a la voz.

S: El móvil lo usaron para audio y video. Fue muy bonito porque la gente estaba en casa con su pareja, con sus hijos, el perro, y compartían ese momento especial durante la grabación, se echaban unas risas y se vivía otro momento. En vez de la empresa, el familiar. Les indicamos que hicieran algún tipo de coreografía con las manos o las cabezas y Alejandro y su equipo sincronizaron la música, las voces y el resultado fue positivo.

¿Qué feedback soléis recibir?

S: Normalmente se sorprenden porque creían que no podían unirse tanto a otros compañeros con los que no se veían o apenas hablaban, desconocían que tal o cuál fuera tan abierto o que el director o presidente tuvieran tanto sentido del humor. Esto les ha ayudado a salir de la caja, de su zona de confort. Y también que la presencia de Alejandro les sorprende mucho…

A: Lo de mi presencia es relativo. Al principio les ponemos un vídeo de casi dos minutos de ráfaga de canciones que todos conocen y esa es la mejor forma de que sepan quién soy. Así se sienten muy cómodos porque saben que van a trabajar con personas que no son improvisadores.

Una empleada canta en un Teambuilding de su empresa.

Una empleada canta en un Teambuilding de su empresa.

Una vez está todo acabado, ¿qué suele hacerse con la canción?

S: La usan para ponerla en el monitor de la recepción de las oficinas para crear un efecto en un proveedor o un cliente; abren sus convenciones o reuniones de ciclo, la graban en pendrives para compartirlo con la familia…

A: Hay empresas que cuentan casi cada año con nosotros. Por ejemplo, la empresa de servicios ISS ha readaptado los temas en versión villancico para navidad (sonríe). Tras esa primera experiencia nos llamaron para hacerlo con 140 managers y les gustó tanto que al final nos propusieron llevarlo a cabo con sus 36.000 trabajadores. Y lo logramos. Hicimos un casting online para que la gente se soltara y se abriera a diferentes actividades artísticas. La música une a la gente y a una actividad.

Parece una película.

A. Es que una película no puedes verla sin audio, no te emociona. Sin embargo, una canción puedes oírla sin una película y emocionarte.

Por un momento se viene a la mente la imagen de Audrey Hepburn sentada en el alféizar de una ventana en la que guitarra en mano entona el Moon River de Henri Mancini ante la atractiva mirada de su vecino George Peppard, que se convirtió en uno de los emblemas de Desayuno con diamantes (1961). A eso se refiere Alejandro: “Una canción de una película puede trascender y volar de forma independiente. Te invita a vivir un momento romántico o de tensión. Sin embargo, la película es difícil que te emocione si no hay banda sonora. No nos damos cuenta, pero siempre está la música detrás. Te va llevando a la emoción que quieren provocarnos. No es lo mismo tener los valores de tu empresa colgados en la pared en un cuadro que tenerlos en una canción cantados por los propios trabajadores”.

Trabajan muy duro. Tras la actividad regresan al estudio y se pasan la noche sin dormir porque el resultado final tiene que estar listo horas antes de que finalicen todas las actividades del Team Building.

Hace dos años, Susana y Alejandro decidieron mudarse de Sant Cugat del Vallés (Barcelona) a Pozuelo de Alarcón (Madrid) junto a sus hijos, Sara (20) y Alejandro (19). A diferencia de otros hijos cafres de personajes conocidos, los del matrimonio son un ejemplo de cómo hay que criar en la meritocracia y no en la mediocracia. La primogénita estudia Music Business en la universidad de Westminster en Londres, está cursando el segundo año en Publicidad y Relaciones Públicas en CEU San Pablo en Madrid y ha colaborado en la composición de canciones, especialmente para el artista multiplatino DJ Regard con Me&I (Spotify). “A los 15 años, sin decirnos nada, entró en la plataforma Soundbetter creando letras para artistas holandeses, suecos y de otros países. Le pagaban 150 o 200 dólares. Así empezó a ganarse la vida”, asevera orgullosa Susana. Por otro lado, Alejandro estudia ingeniería industrial en ICAI y también goza de una gran creatividad grabando vídeos para marcas de diferentes sectores, los últimos han sido para una empresa de mobiliarios de maderas recicladas y una empresa de seguridad que cuelga en un portfolio (Supacold.com): “Es admirable oírle hablar en varios idiomas por teléfono y cómo gestiona la empresa”. Alejandro padre no puede sentirse más orgulloso: “A los 17 años se fue solo a la India para colaborar en una organización benéfica”.

Sara y Alejandro son algo desordenados. Algo normal para su edad. Pero son muy maduros. Son bastante caseros, buenos chicos, sin cosas raras, “y son muy selectivos con sus amistades”, afirman sus padres. Los cuatro forman una gran piña que ha viajado por todo el mundo, recientemente, a La Riviera Maya. Así es como absorben los conocimientos. No están estancados en una burbuja. Cuando le preguntas a Alejandro cómo ha sido como padre, se muestra muy crítico consigo mismo: “Susana como madre es excelente, ha sido mucho mejor que yo como padre. Siempre ha estado muy encima de ellos, pendiente de los colegios, las notas, sus amigos… Y también trabajaba. Yo me encerraba durante meses en mi estudio y me evadía. Con ello no quiero decir que les desatendiera. Como madre le doy un 10 y como esposa un 9,99” (risas).

¿Qué falla en ese 0,01%?

A: Es algo que me imagino que debe existir, pero no sé lo que es.

Flasback. Esta situación recuerda a la de los cisnes de Capote cuando el escritor americano dijo que Marella Agnelli “era el cisne europeo número uno” o que Babe Paley “tiene una sola falla: es perfecta. Salvo eso, es perfecta”.

Unos empleados cantan junto a Alejandro Abad.

Unos empleados cantan junto a Alejandro Abad.

Susana quiere definir a su marido: “Ha sido un referente, ha luchado y se ha sacrificado mucho, y aunque como padre no ha estado jugando constantemente con nuestros hijos desde que eran pequeños, nos hemos compenetrado muy bien. Los dos hemos ido en la misma dirección. Y como marido qué voy a decir… (se le iluminan los ojos)”. Susana ha de irse a ponerse la segunda vacuna, por lo que las últimas preguntas van dirigidas al demiurgo de Operación Triunfo 1, que surgió a raíz del éxito de David Civera (le descubrió un año antes en Lluvia de estrellas) con Dile que la quiero, con la que quedó en sexto lugar en Eurovisión. Es coautor de la canción Mi música es tu voz, el lema de esa primera edición convertida en el tema más vendido en menos tiempo en España.

Con tu talento llegaste a tocar la fama y sabes lo que se esconde tras ella, ¿cómo supiste lidiarla?

A: Me considero afortunado porque una cosa es lidiar con la fama como una necesidad imperiosa para mantenerse vigente dentro de un mundo en el que necesitas estar ahí y otra es el trabajo creativo. Ser famosos no es una necesidad para mí, pero de tanto en tanto me gusta aparecer en programas como Sálvame para que vean que sigo vivo (risas). Componer canciones es la base de mi sustento más real y sólido. Una canción de éxito te repercute en muchos derechos de autor, como ocurrió con Que la detengan cantada por David Civera, y eso es un colchón importante. Hemos sido muy cuidadosos porque lo que tienes hoy puedes no tenerlo mañana o nunca más, y eso lo hemos tenido claro como familia y como empresa.

¿Qué le aconsejarías a la nueva generación de artistas adictos a los realities y las redes sociales?

A: Hoy en día los chicos quieren salir en la tele en los realities musicales y no son conscientes como lo fueron en su día Julio Iglesias o Dyango que el éxito estaba en tener buenas canciones. Protagonizan una emoción exprés y ya no existen. No hay una continuidad ni un lanzamiento vinculado a ese cantante. Algunos son muy hábiles para comunicarse, pero lo son más de hablar de ellos que para demostrar el talento que puedan tener en sí mismos. Pero también se puede tener talento y no saber comunicarlo. Hay que mantener un equilibrio porque ahora parece que vale más el parecer que el ser.

¿Cuál fue el secreto de OT?

A: Su novedad y autenticidad. Fue tan potente el éxito que nació una estrella, David Bisbal. Un chaval con mucho talento que ha mantenido su humildad y una esencia que le han respetado los mánagers y las discográficas. Que su origen radicara en ser cantante de orquesta fue algo fundamental porque ahí se gana mucha humanidad. Eso se lo aconsejaría a los futuros artistas porque ayudar a bajar amplificadores, cargar el camión y compartir con los compañeros forma parte del proceso. Y también los padres de David hicieron una gran labor.

Por el contrario, destruyeron a Rosa.

A: No la voy a enterrar porque ahí está, tiene sus opciones reales con la música. Pero Rosa es un buen ejemplo de lo que no hay que hacer porque un artista ha de estar vinculado con una música aceptada por su público. Cuando tienes eso atrapado no hay que cambiarlo porque sino puedes distraer a tu audiencia y no atrapar a otra. Creo que en Rosa nunca coincidió la cantante y su canción, excepto con el Europe’s Living a Celebration de Eurovisión. Ese éxito sí lo vinculas a ella pero… ¿qué otros éxitos tuvo? En su caso faltó creatividad en canciones para que su personaje se afianzara y tuviera éxitos.

Y si ya entra la familia, como en muchos casos, para gestionar la carrera ahí ya se estropea el invento.

A: Se fastidia porque te guste o no, el mundo de la música es un negocio que está vinculado con lo emocional. Esto es una tarta donde comen muchos profesionales y una parte es para el cantante. Pero cuando este se piensa que merece toda la tarta ahí empieza todo a irse al carajo. Y ya no te digo si la familia cree que también ha de comerse otras porciones de la tarta. Ahí terminan de hundirse completamente.

Trabajaste con José Luis Moreno, ¿cómo fue lidiar con él?

A: Fui proveedor de artistas para sus programas televisivos y nunca tuve problemas.

¿Rosalía es un producto de marketing o la combinación inteligente de talento e imagen?

A: Es la fusión de talento, canciones, vestuario, el personaje y la adaptación a una realidad que se llama actualidad. Su concepto está muy bien pensado. Hace unos años estaba en el reality Tú sí que vales.