El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una intervención reciente en el Knesset.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante una intervención reciente en el Knesset. Reuters

Oriente Próximo

El liderazgo de Netanyahu, "en peligro" al ser incapaz de hacer frente a Hamás en la guerra de Gaza

Un informe de la Inteligencia estadounidense advierte de que la debilidad política de Netanyahu puede afectar a la seguridad del país. 

13 marzo, 2024 03:22

El director de la CIA, William Burns, y el de la Agencia de Inteligencia Nacional, Avril Haines, presentaron el pasado lunes ante la comisión de espionaje del Senado el informe anual de amenazas globales. En dicho informe, de unas cuarenta páginas, se repasa la situación actual en los distintos frentes que pueden suponer un peligro para Estados Unidos: desde la guerra de Ucrania a la de Gaza, pasando por la lucha contra el terrorismo, la ciberdelincuencia y la situación en el Asia-Pacífico.

Burns y Haines comentaron, ante las preguntas de los senadores, la enorme dificultad a la que se enfrenta Israel si realmente quiere destruir por completo a Hamás. De hecho, ambos directores fueron pesimistas al respecto. Citando el informe, Israel va a tener serios problemas para acabar con la infraestructura subterránea de la organización terrorista… y si esa infraestructura no queda completamente bajo control israelí, Hamás siempre tendrá la opción de reagruparse, rearmarse y volver a atacar.

Estas declaraciones llegaron en coincidencia con el bombardeo de las FDI sobre la casa del número tres en la estructura militar de Hamás en Gaza, Marwan Issa. Aunque el ejército israelí no pudo precisar si Issa estaba entre las víctimas de dicho bombardeo, que incluyó también los aledaños de la casa, en Gaza Central, Hamás tampoco ha podido asegurar que Issa siga con vida.

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Hay que recordar que uno de los objetivos de Israel al entrar en Gaza era la eliminación física de los líderes de Hamás responsables de la masacre del 7 de octubre. De momento, pese a matar a más de 30.000 palestinos en el intento, no han conseguido alcanzar a Yahya Sinwar ni a Mohammed Deif, los cerebros del ataque. Sobre Issa, lo dicho, habrá que esperar.

Escalada en el desencuentro

En general, la ocupación israelí ha sido duramente criticada por la administración Biden, cuyos mensajes públicos han ido subiendo en intensidad en las últimas semanas, tanto por boca del propio presidente en el pasado debate sobre el estado de la Nación, como de la vicepresidenta Kamala Harris en un acto celebrado hace un par de semanas en Selma, Alabama, donde calificó la situación de Gaza de "catástrofe humanitaria" y exigió a ambas partes un alto el fuego inmediato.

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Burns y Haines hablaron ante el Senado de sus esfuerzos por conseguir ese alto el fuego, con múltiples reuniones en Doha, en El Cairo e incluso en París con delegaciones de Egipto, Qatar, Jordania, Israel y Hamás. También dejaron claro que no se observa avance alguno en las negociaciones y que el anuncio de una tregua a corto plazo parece muy improbable.

De lo que no hablaron fue de una extraña referencia que se hace en el informe hacia el primer ministro Benjamin Netanyahu. Ellos no sacaron el tema y, sorprendentemente, nadie les preguntó.

Un hombre porta una fotografía de Netanyahu editada con la esvástica nazi y un bigote similar al de Hitler, en una  manifestación reciente por Gaza en Amman (Jordania).

Un hombre porta una fotografía de Netanyahu editada con la esvástica nazi y un bigote similar al de Hitler, en una manifestación reciente por Gaza en Amman (Jordania). Reuters

No es habitual que el espionaje estadounidense analice en un informe público la situación política de sus aliados. Mucho menos si dicho informe está dedicado a las amenazas potenciales para el pueblo americano. Sin embargo, ambas agencias dedican en su evaluación un comentario poco agradable para el líder israelí: en su opinión, se trata de un líder débil, cuyo futuro político está "en peligro", así como el de su coalición de ultraortodoxos y nacionalistas.

Según la Inteligencia estadounidense, Netanyahu es un personaje que divide a la sociedad israelí y cuyo fracaso a la hora de cumplir con los dos objetivos de la guerra en Gaza -eliminar a Hamás y traer de vuelta a los rehenes capturados por los terroristas palestinos el 7 de octubre- le acabará pasando factura. Según el informe, pronto habrá manifestaciones en las calles y la presión política acabará con la coalición de derecha y extrema derecha que gobierna ahora mismo el país después de varias repeticiones electorales.

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La opción Benny Gantz

El comentario no ha sentado nada bien en Israel. Un alto representante de la administración Netanyahu declaró este martes al diario Haaretz: "Estados Unidos debería preocuparse de sus enemigos, como Hamás, no de sus aliados". Es un paso más en el desencuentro entre ambos países y ambos gobiernos y así ha de entenderse.

El pasado fin de semana, Biden llegó a declarar que Netanyahu "daña más de lo que ayuda" a Israel. Hace pocos días se saltó al primer ministro israelí para reunirse con Benny Gantz, líder del partido Unidad Nacional y máximo rival de Netanyahu en unas posibles elecciones anticipadas.

En contra de Netanyahu no solo juega su incapacidad para conseguir las metas establecidas en Gaza, sino el propio hecho de que un hombre que ha convertido la seguridad de Israel en su santo y seña político pasara por alto tantas señales de alerta que apuntaban a un ataque como el del 7 de octubre.

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Tampoco ayuda su poca flexibilidad diplomática, que ha llevado a Israel a una soledad casi absoluta, alejando incluso a sus más fieles aliados. Parece claro que Estados Unidos está moviendo el árbol todo lo posible para provocar un cambio interno que facilite la tregua que tanto está promoviendo.

Dicha tregua no solo serviría para aliviar la situación humanitaria -la administración Biden ha calificado de "línea roja" un posible ataque sobre Rafah que, en cualquier caso, no parece inminente-, sino para relajar a parte del electorado demócrata que percibe cierta tibieza en la relación con Israel. Joe Biden sabe que no puede presentarse en octubre y noviembre con este conflicto aún coleando. También sabe que Netanyahu no es precisamente un hombre de paz. De su habilidad para cuadrar ese círculo puede depender su reelección como presidente.