Donald Trump preside la reunión de su gabinete, ayer, en la Casa Blanca.

Donald Trump preside la reunión de su gabinete, ayer, en la Casa Blanca. Nathan Howard Reuters

EEUU

Trump usa la crisis de fentanilo en EEUU para dar el golpe final al comercio con China y cargarle un arancel del 145%

En febrero, el presidente argumentó que Xi Jinping ha subvencionado e incentivado a las empresas químicas para que inunden de opioides su país.

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Jara Atienza
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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aclaró ayer, con el objetivo de disipar la confusión generada en los medios de comunicación internacionales, que los aranceles impuestos a China ascienden al 145% y no al 125%, como se había informado previamente. Explicó que la cifra original omitía un componente clave: un recargo del 20% impuesto como medida punitiva por la presunta responsabilidad de China en la proliferación de fentanilo en las calles estadounidenses. Con esta decisión, China se consolida como el principal blanco en la guerra económica que la Casa Blanca libra contra todo el mundo. 

El castigo resulta especialmente noticioso por la puntualización, pero la guerra en torno a los opiáceos no es nueva. El mandatario lleva tiempo utilizando los aranceles como herramienta diplomática, y ha convertido la lucha contra una droga que provoca decenas de miles de muertes por sobredosis al año en uno de los pilares centrales de su ofensiva contra su principal rival estratégico.

En febrero, Trump justificó su acción contra Pekín alegando que el Partido Comunista Chino, que controla las empresas estatales, ha subvencionado e incentivado a las empresas químicas para que exporten fentanilo y otros derivados de los opioides que luego se venden ilegalmente en Estados Unidos. Además, afirmó que China proporciona apoyo y refugio a organizaciones delictivas transnacionales de origen chino que blanquean los ingresos procedentes de la producción, el envío y la venta de drogas sintéticas ilícitas.

"Muchas empresas con sede en la República Popular China también hacen todo lo posible por evadir a las fuerzas del orden y ocultar sustancias ilícitas en el flujo del comercio legítimo", señala el texto. "Algunas de las técnicas empleadas por estas empresas con sede en la República Popular China para ocultar el verdadero contenido de los paquetes y la identidad de los distribuidores incluyen el uso de reexpedidores en Estados Unidos, facturas falsas, franqueo fraudulento y embalajes engañosos". 

Desde 1996, cuando el OxyContin fue introducido por Purdue Pharma (compañía propiedad de la familia Sackler), la crisis de los opioides en Estados Unidos ha escalado a niveles alarmantes. Según la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, China ha sido una fuente significativa de fentanilo y sus precursores —ingredientes esenciales para la fabricación de la droga— químicos que llegan al país.

Sin embargo, en 2019, bajo presión de Washington, Pekín implementó regulaciones más estrictas, clasificando todas las variantes de fentanilo como sustancias controladas, lo que resultó en una disminución de los envíos directos de fentanilo desde China, recoge el Washington Post

A pesar de ello, los expertos coinciden en que incluso si China dejara de producir opioides, la crisis en Estados Unidos no terminaría. Entre otras cosas, porque pueden llegar de otros países, como México. Pero también debido a factores internos, como la persistente demanda. Este argumento es respaldado por Xi, quien ha afirmado que "el fentanilo es un problema doméstico de Estados Unidos" y que no debe utilizarse como justificación para socavar el orden comercial global.

De fondo, además, quedan las negociaciones sobre una de las aplicaciones más utilizadas por los estadounidenses, la polémica TikTok. Trump explicó el pasado fin de semana que este intercambio de golpes entre Washington y Pekín frustró el principio de acuerdo que tenían sobre la plataforma de ByteDance, a riesgo de que la Casa Blanca prohíba su uso. La operación está ahora mismo congelada y, con la dureza de los ataques mutuos, parece poco probable que vaya a resolverse pronto.