El ex primer ministro ruso Sergei Kiriyenko y Putin.

El ex primer ministro ruso Sergei Kiriyenko y Putin. E. E.

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Putin se lanza a una purga en el ejército mientras suena ya Kiriyenko como posible sucesor

El exmilitar Igor Stelkov afirma que las élites de Moscú están trazando un plan para que Putin ponga fin a la guerra y luego sustituirle.  

14 julio, 2023 03:10

La situación de Vladímir Putin al frente de la presidencia de la Federación Rusa se sigue complicando. En su contra, se juntan varios factores: la incapacidad de cerrar la guerra que él mismo se empeñó en iniciar en Ucrania hace ya casi año y medio, su dependencia de grupos de mercenarios para sostener dicha guerra y mantener la influencia rusa en países del tercer mundo, y un evidente descontento entre las fuerzas armadas, que están siendo objeto de una purga al más alto nivel según informaba este jueves el Wall Street Journal.

Cada una de estas circunstancias, por sí mismas, bastarían para amenazar su cargo. Las tres juntas, directamente, son una bomba de relojería. Lo hemos visto anteriormente en Rusia y lo hemos visto en otros grandes imperios del pasado: derrotas militares, ejército descontento y mercenarios, la combinación perfecta para que a uno le den un golpe de Estado en cualquier momento.

Por si a alguien le parece poco, añadamos el aislamiento económico de Rusia por parte de sus antiguos socios de Occidente y el aislamiento político del propio régimen de Putin: China no quiere saber nada de su guerra, Turquía cada vez se inclina más hacia Ucrania, y la India refuerza sus lazos con Estados Unidos después de décadas de hostilidad entre ambos países.

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El ejército ruso ha sido expuesto al ridículo internacional mediante una maniobra mal pensada, mal ejecutada y mal dirigida. Decenas de miles de hombres expertos y jóvenes recién salidos de su servicio militar han muerto durante este tiempo. No solo eso: se ha permitido que figuras como Eugeni Prigozhin se burlen directamente de ellos, llamándolos cobardes y desorganizados. Nadie supo poner en su momento al excocinero en su sitio y la cosa derivó en un intento de golpe de Estado a medio camino entre Espartaco y Mussolini.

Más allá de Surovikin

Y aquí llega lo peor de todo: Prigozhin no ha pagado por su rebelión. Al revés, sigue descansando en San Petersburgo y reuniéndose con Putin en el mismísimo Kremlin.

[Putin se reunió durante tres horas con Prigozhin después de la rebelión de Wagner contra el Kremlin]

Tampoco lo ha pagado el Grupo Wagner, que, con el subterfugio de su supuesta transferencia a Bielorrusia, ha esquivado en la práctica la orden del ministro de Defensa Serguéi Shoigú de incorporar su estructura a la de las fuerzas regulares rusas. En otras palabras, ha esquivado tener que depender del propio Shoigú, una afrenta que Prigozhin no iba a tolerar en ningún caso. A cambio, eso sí, el Ministerio de Defensa ha anunciado el requisamiento de buena parte de su arsenal bélico: tanques, lanzamisiles, rifles de asalto y 2.500 toneladas de municiones.

Quien está pagando la sublevación del 23 y el 24 de junio son precisamente los oficiales del ejército ruso. Por encima de todos, como venimos informando desde hace tiempo, Sergei Surovikin, héroe de guerra en Siria y en Chechenia, apodado “General Armagedón” y máximo responsable de la “operación militar especial” durante el otoño de 2022, antes de caer en desgracia.

Serguéi Vladímirovich Surovikin, general de las Fuerzas Armadas de Rusia.

Serguéi Vladímirovich Surovikin, general de las Fuerzas Armadas de Rusia. Reuters

Surovikin, según todos los rumores, fue detenido el mismo día de la asonada y sigue en cautiverio, investigado por alta traición. Al parecer, conocía de antemano los planes de Prigozhin y no informó a sus superiores.

Ahora bien, Surovikin no es el único que está siendo purgado por el Kremlin. Según la investigación del Wall Street Journal, al menos trece oficiales han sido detenidos e interrogados, mientras que a otros quince se les ha apartado de sus puestos o directamente han sido expulsados de la carrera militar.

Entre ellos, el ayudante de Surovikin, Andrei Yudin, el subdirector de inteligencia militar, Vladimir Alexeyev, y el general Mikhail Mizintsev, conocido como “el carnicero de Mariúpol” por su rol en los bombardeos sobre la ciudad y antiguo viceministro de Defensa, bajo el sempiterno mando de Shoigú.

La 'operación Kiriyenko'

¿Cómo están sentando estas decisiones entre las élites rusas? Según el terrorista Igor “Girkin” Stelkov, héroe de la Guerra del Donbás, pero enfrentado a Putin desde hace años por considerarle demasiado blando en la cuestión ucraniana, no demasiado bien. Putin ha mostrado debilidad y hay demasiada gente intentando desde hace tiempo ser califa en lugar del califa. Para ello, obviamente, necesitan apoyo militar, y no parece que haya mejor momento que este para conseguirlo.

El líder del Grupo Wagner, Prigozhin.

El líder del Grupo Wagner, Prigozhin. Reuters

Según Stelkov, las élites de Moscú estarían trazando un plan para que Putin ponga fin a la guerra de Ucrania, aunque sea con un acuerdo desfavorable para Rusia, y a continuación sustituirle.

Algo parecido a lo que sucedió en 1917 con el Zar Nicolás II y la paz de Brest-Litovsk, pero invirtiendo el orden de los acontecimientos. No es que Stelkov sea la fuente más fiable del mundo, entre otras cosas porque, como menciona el propio Institute for the Study of the War, el exmilitar no solo es un fanático anti-Putin, sino que no quiere bajo ningún concepto que la guerra acabe hasta la victoria final de Rusia… con lo que estos comentarios pueden ser una alerta al Kremlin para que no se les ocurra rendirse en ningún frente.

Ahora bien, lo que sí llama la atención es el detalle con el que Stelkov presenta el supuesto plan para acabar con Putin. Tiene incluso los nombres de los posibles sustitutos: en primer lugar, Sergei Kiriyenko, ex primer ministro durante la época de Boris Yeltsin, y en la actualidad director de Rosatom, la Agencia Federal de Energía Atómica rusa.

Kiriyenko habría sido el elegido por lo que se conoce como la “Cooperativa Ózero”, un oscuro entramado de poder relacionado con una cooperativa de viviendas controladas por Vladímir Putin y que siempre se ha dicho que jugó un importante papel político a la hora de su elección como primer ministro y luego como presidente.

El otro nombre, por supuesto, es el de Prigozhin, el único capaz de plantarle cara a Putin y vivir para contarlo. Ahora bien, sería extraño que las humilladas fuerzas armadas rusas se plantearan apoyar al hombre que las ha vilipendiado durante meses… salvo que el odio hacia Gerasimov y Shoigú (y por extensión, hacia Putin) sea tan fuerte que consideren que en realidad estaba defendiéndolas de su incompetencia.

Sea como fuere, el intocable Putin cada vez parece más vulnerable. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, no es descartable que algo suceda para impedir su continuidad. Y con “algo” no nos referimos a un vuelco electoral, precisamente.