La libertad de prensa sigue siendo una lucha mundial.

La libertad de prensa sigue siendo una lucha mundial. Ulrich Baumgarten/ Getty

Mundo 3 de mayo

Las seis amenazas para la libertad de prensa en el mundo

Los periodistas en Cuba, Rusia o Irán luchan contra la censura. En España o EEUU, contra los clics sin valor. La crisis del modelo de negocio en internet pone a prueba a todos los medios.

3 mayo, 2016 02:15

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Yoani Sánchez, fundadora y editora de 14ymedio, propone hacer un monumento en La Habana a la memoria USB. En el simposio de periodismo digital de la Universidad de Texas en Austin hace unos días mostró, medio en broma, un esbozo de cómo sería. "Ésta es la libertad”, explicaba la activista mostrando un pincho. “Vivimos en la isla de los desconectados”, dijo, más seria.

Así sería el monumento a la libertad de prensa en Cuba.

Así sería el monumento a la libertad de prensa en Cuba. M.R.

En Cuba, esos pinchos con información son la manera habitual en que se reparte su periódico. En un país donde se persigue a los reporteros y sólo el 5% de los ciudadanos tiene acceso a internet, le quedan pocas opciones. 14ymedio nació en el piso 14 de un edificio "de estilo yugoslavo" en 2014 con una "licencia de mecanógrafos". El medio intenta funcionar como un periódico generalista, cubriendo deportes o el precio de los productos en el mercado, pero su difusión en Cuba es una aventura.

Cada semana, Sánchez y su equipo hacen un resumen de sus contenidos, lo convierten en PDF y lo almacenan en pinchos de memoria. Ahora 14ymedio también empieza a utilizar el SMS. Su web no se ve en Cuba, uno de los puntos más negros para la libertad de prensa en el mundo, según el índice que acaba de publicar Reporteros Sin Fronteras. Es más difícil y más peligroso informar en Cuba que en Irán o en Arabia Saudí.

La libertad de prensa según Reporteros Sin Fronteras

La libertad de prensa según Reporteros Sin Fronteras RSF

Hacer periodismo en Cuba, como en Rusia, China, Somalia o México, es una batalla que puede costar la vida. En el mundo occidental más pacífico, las amenazas son muy diferentes, pero también pueden acabar con la pluralidad de voces. Aquí, algunas para tener presente en el día de la libertad de prensa: 

1. LA CENSURA

La rusa Galina Timchenko se tuvo que mudar a Letonia para poder informar sobre su país. Desde allí hace Meduza, un medio sobre información rusa que utiliza el humor para criticar a Vladimir Putin con juegos como una especie de Súper Mario que consiste en una competición chistosa para que el presidente ruso no llegue tarde (como hace a menudo, a ruedas de prensa o a citas con otros mandatarios).

Es algo habitual también en información sobre Irán, con periodistas locales que establecen sedes en Europa o en Estados Unidos para contar lo que pasa en su país al menos al resto del mundo. Por ejemplo, Teheran Bureau, que se fundó en 2008, trabaja con el Guardian y PBS y tiene su sede en Boston para evitar problemas con la censura. 

En los confines de la UE, los lugares más hostiles a la prensa son Bielorrusia y Turquía.

Algunos periodistas turcos acaban optando por el exilio ante la presión del poder. Es el caso de Kerim Balci, el director de una revista del grupo de comunicación Zaman, que lleva seis meses huido por el mundo casi previendo lo que sucedería un poco después: que el Gobierno haya acabado tomando el control de su empresa.

2. LA VIOLENCIA

México es ahora uno de los países más peligrosos para informar. En 2015, al menos 14 periodistas fueron asesinados en este país. En lo que va de año ya ha habido otros cinco homicidios de periodistas. México es además uno de los lugares donde estos asesinatos suelen quedar impunes.

Este año, por primera vez, América Latina aparece en el índice de Reporteros Sin Fronteras ligeramente por detrás de África por la creciente violencia contra los informadores. A veces, de bandas de crimen organizada y otras, de los gobiernos.

Periodistas protestan en El Cairo por la detención de varios colegas.

Periodistas protestan en El Cairo por la detención de varios colegas. Reuters

3. LA POBREZA

La falta de recursos para informar es habitual en países como Sudán, Somalia, Kenia o Guatemala. Las fundaciones como Open Society ayudan a periodistas independientes y a menudo hay reporteros internacionales empujando proyectos en zonas de conflicto.

Es el caso de Nuba Reports, que se creó en 2011 tras la independencia de Sudán del Sur para informar en vídeo. Optó por el vídeo porque es una herramienta poderosa y es fácil formar a periodistas sobre el terreno para que recojan testimonios. Trabaja con QuartzViceForeign Policy New York Times

En ocasiones, los móviles han sido la salvación para comunicarse en los países más pobres. En Kenia, Hivisasa se hace con diez periodistas que se dedican a editar el contenido de otros. Tienen un modelo de suscripción y los pagos se hacen vía teléfono móvil.

4. LA CRISIS DE LA PUBLICIDAD

En abril, tanto en Austin, como en el festival de periodismo de Perugia, los principales empresarios del sector en Europa y en Estados Unidos coincidieron en que el modelo de la prensa en internet utilizado desde los 90 está roto. Ya no es viable a medio plazo sostener una organización con un sistema basado en número de páginas vistas a cambio de publicidad. 

El boom de los bloqueadores de anuncios es un clavo más en el ataúd del modelo de financiación de la prensa basado en el volumen y en los banners. El 26% del contenido en Estados Unidos ya tiene los anuncios bloqueados. En Alemania el porcentaje es del 62%.

Además del uso de bloqueadores de publicidad, otros gigantes tecnológicos ya han ganado la competencia por el volumen. Los anunciantes ya no necesitan a los medios. Las cifras son abrumadoras. En el primer trimestre de 2016, 85 céntimos de cada dólar de la publicidad online se ha gastado en Google o Facebook.

5. FACEBOOK Y GOOGLE

Su dominio en el mercado mundial de la información ya obliga a los medios, siempre más retrasados en tecnología, a publicar directamente en plataformas que no son las suyas y donde el reparto de ingresos aún no está claro.

Este año Instant articles de Facebook y un modelo parecido que está probando ahora Google han acelerado esta tendencia. También el vídeo publicado directamente en Facebook, que no supone ningún clic para los medios y que no admite publicidad tradicional. El objetivo es mejorar la experiencia del usuario: artículos y vídeos que se abren mucho más rápido que en cualquier web y que evitan la publicidad molesta. Es una buena noticia para el lector, pero no tanto para los productores de contenido, que van con retraso en la adaptación.

En Austin, David Skok, del Boston Globe, hizo un paralelismo escalofriante, como contamos en #nohacefaltapapel. Recordó lo que le ocurrió a Dell con uno de sus proveedores: la firma asiática ASUS fue suplantando sus funciones poco a poco hasta empujarla fuera del mercado de los ordenadores personales. Skok sugirió que los medios habían ido cediendo parcelas esenciales a Google y Facebook: su relación con los anunciantes, su analítica y su tecnología.

“La prensa ya no es libre”, dijo Skok. “Está controlada por unas pocas plataformas. Esas plataformas están en guerra unas contra otras y nosotros estamos sufriendo el fuego cruzado”.

6. LA MEDIOCRIDAD

La dispersión del contenido de los medios en otras plataformas diferentes de su web también obliga a medir, o a intentar medir, el impacto de otra manera: menos los clics y más el tiempo y el nivel de relación de los usuarios más valiosos con su contenido.

Facebook acaba de anunciar que a partir de ahora premiará los artículos en los que sus usuarios se entretengan más. Esto penalizará el contenido mediocre, pero los medios aún buscan un nuevo estándar para demostrar su impacto. 

Uno de los ejemplos de medición hacia los que miran las empresas de comunicación es el sector de los videojuegos. También se multiplican los modelos de suscripción para medios que quieren depender de una comunidad muy comprometida. Pero por el camino pueden perecer más medios. 

Los que tienen más posibilidades de salvarse son los que piensan hacia delante. Como dijo en Austin Jed Hartman, el jefe de ingresos del Washington Post: “Ayer no es un buen parámetro para mañana”.