Ángeles Gil, autora de 'Las sombras de la ciudad'.

Ángeles Gil, autora de 'Las sombras de la ciudad'. José Luis Montero

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'Las sombras de la ciudad': una historia familiar marcada por los estragos de la Guerra Civil

La autora homenajea el recuerdo de su madre y de las mujeres del Raval en su última novela enclavada en la ciudad de Barcelona.

15 agosto, 2023 02:37

Desde siempre mis padres fueron socios del Círculo de Lectores. Cada mes, cuando venía el comercial -el señor de los libros, como le llamaba mi madre- y nos traía la revista para elegir nuevo título, era una fiesta, algunas veces hasta una pelea, lo de elegir la entrega del mes siguiente.

['Oscura es la noche': una historia donde la ira y la verdad confluyen bajo la magia de la música]

Gracias a esa subscripción, mi madre nos surtía de aventuras, de historias de amor y de misterios que, estoy segura, fueron las semillas de mi gran pasión por la lectura. Dicen que en todo escritor hay un lector empedernido y yo lo creo; claro que lo creo.

Porque, antes de escribir ni una letra, más allá de un diario o de algún poema sin demasiada suerte, leí y leí hasta dejarme las pestañas. Mis fuentes fueron muchas y variadas.

Tanto me encantaba sumergirme en la lectura con Mika Waltari y su Sinuhé el egipcio, como con Luisa May Alcott y sus Mujercitas o con Jane Austin y su Orgullo y prejuicio. Jamás olvidaré los primeros Julio Verne o mis primeras incursiones a la ciencia ficción con Isaac Asimov.

Pero, ¿qué le pasa a alguien por la cabeza que le lleva a emborronar página tras página hasta concebir una historia? La verdad es que no lo sé muy bien. Igual fueron todos esos libros que se agolpaban en mi cabeza o igual fue el escuchar anécdotas y viejas historias de la familia que siempre me cautivaron.

Lo que sí puedo decir es que tuve la necesidad de contar todo aquello que me llenaba y que me parecía que iba a salirse fuera de mí en el momento en que me pillara desprevenida. Sentí la necesidad de crear mundos, personajes y todo lo que los envuelve, derivado de esos recuerdos y anécdotas de mi gente.

Así llegaron La casa del azúcar (Ediciones B, 2020) y, poco después, Las sombras de la ciudad (Ediciones B, 2023). Así como La casa del azúcar quiere ser un homenaje al recuerdo de mi bisabuela paterna, Las sobras de la ciudad tiene la voluntad de ser un compendio de recuerdos de mi madre durante la guerra y, sobre todo, de la historia familiar contada mil veces sobre la desaparición del tío Julián (una desaparición más entre las muchas que hubo en aquellos momentos tan complicados).

Portada del libro 'Las sombras de la ciudad'.

Portada del libro 'Las sombras de la ciudad'.

En el acervo familiar siempre ha estado presente la desaparición del tío Julián, hermano de mi abuelo materno. Era representante de artistas del Paralelo de Barcelona y, según mi abuelo Ángel, era un hombre bueno e íntegro que jamás había hecho nada contra nadie.

Pero lo cierto, es que al tío Julián se lo llevaron y nunca más supieron de él. Su desaparición fue tal como describo en el primer capítulo, ante la mirada atónita de su cuñada, mi abuela María, después de que él le lanzara por la ventana un hatillo con todos los objetos de valor que llevaba encima en ese momento.

Con esa historia en mi maleta de recuerdos y con el deseo de construir una historia de mujeres fuertes y de la dura vida en la Barcelona en guerra, empecé a hilvanar una escaleta que me ayudara a vertebrar una trama interesante que pudiera cautivar a quien la leyera.

En mis lecturas para documentarme, me topé con unos hechos que me conmovieron: la vida de unas mujeres polacas en el Raval de Barcelona, traídas con engaños desde muy lejos y obligadas a hacer cosas que jamás se hubieran podido imaginar. Ejercían en el Madame Petit y en otros prostíbulos de peor calidad de los peores barrios de la Ciudad Condal antes y durante la Guerra Civil.

Conocer sus circunstancias vitales cambió la perspectiva de Las sombras de la ciudad y me impulsó a entretejer esas dos historias que me interesaban: la del familiar desaparecido de forma extraña y la de esas mujeres que acababa de encontrar casi por casualidad.

Es increíble pensar que los problemas que tenían esas chicas polacas es igual que el que tienen actualmente muchas mujeres metidas en la prostitución a la fuerza y con engaños.

Mika, Lucy, la Rusa, Ricky, Jacob, Walter, Passola, Canijo son personajes que viven en el barrio del Rabal durante una época convulsa, desconocida y oscura de los años anteriores a la guerra. Viven y malviven al margen de la ley, en una ciudad en la que ni son importantes ni nadie se preocupa de sus problemas.

Julián es uno de los hilos conductores de esta historia, pero también lo es Lola, viuda de policía, y en un momento vital muy difícil. Ella es la que ayudará a su amiga María a desentrañar el misterio de la desaparición de su cuñado ante la pasividad de la policía.

Este es a grandes rasgos el argumento de Las sombras de la ciudad: la lucha por la supervivencia de unas mujeres y la búsqueda de un desaparecido, pero, como dice el título, la ciudad tiene muchas sombras y en ellas se esconden demasiadas cosas que nos pueden hacer daño.

El libro es un intento hacer un retrato de la Barcelona más áspera, tosca y arrabalera y de todo aquello que se podía encontrar quién cayera en su barrio chino. Nos encontramos bandas enfrentadas, drogas, juego, apuestas ilegales, prostitución, estraperlo.

También todo un abanico de personajes que medran en esas aguas: los raterillos de tres al cuarto que pueden tener buen corazón; los mafiosos más indignos y descarnados; transformistas, policías corruptos y policías íntegros y un sinfín de secundarios que le dan claroscuros a la historia.

No voy a destriparla haciendo spoiler, espero que todos la lean y deseen llegar al final para saber el destino de cada uno de los protagonistas, pero hay algo que me interesaba remarcar en cada una de las páginas y que sostiene la historia: la sororidad.

Según la RAE, sororidad es la amistad o afecto entre mujeres y la solidaridad entre ellas. Y eso es lo que intento que las protagonistas de Las sombras de la ciudad practiquen desde la primera página hasta el final de la historia.