Alejandro Rodríguez Camuñas en su charcutería, La Mantequería y Salchichería, la más antigua del mercado.

Alejandro Rodríguez Camuñas en su charcutería, La Mantequería y Salchichería, la más antigua del mercado. José Verdugo

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El charcutero que lleva 54 años vendiendo queso en el Mercado de Vallehermoso: su puesto es el más antiguo

Alejandro Rodríguez despacha en La Mantequería y Salchichería, que abrió en la inauguración de este mercado de Chamberí, que cumple 90 años.

23 diciembre, 2023 02:20
Mar León José Verdugo

Pocos años antes de que comenzara la Guerra Civil abría sus puertas en pleno barrio de Chamberí un mercado de abastos que ahora cumple 90 años. Su fachada color carmesí ha presenciado grandes hitos tanto de la Historia española, como de las vidas de fieles clientes madrileños que han acudido durante décadas a comprar diariamente.

Se trata del Mercado de Vallehermoso, uno de que resiste prósperamente en Madrid tras haber conseguido el equilibrio entre los puestos tradicionales y los de hostelería. Casi un siglo de historia que recoge risas, llantos, fiestas hasta la madrugada, crisis económicas, peleas, anuncios de televisión y hasta un suicidio.

Alejandro Rodríguez Camuñas (Madridejos, 1954) es el charcutero con el puesto más antiguo de Vallehermoso: La Mantequería y Salchichería, que está abierto desde la inauguración del mercado, en 1933. 

El charcutero Alejandro lleva 54 años en el Mercado de Vallehermoso.

El charcutero Alejandro lleva 54 años en el Mercado de Vallehermoso. José Verdugo

Mantiene su antiguo cartel, pero todos lo conocen como la charcutería de Alejandro, donde el manchego lleva 54 años vendiendo el queso premiado de su tierra y jamón de Jabugo. Es el puesto más concurrido por la simpatía y buen producto que tiene el charcutero.

Mientras despacha a sus feligreses, Alejandro narra a Madrid Total con todo detalle la historia del mercado, que ha dado para mucho en estos 90 años. Desde que empezó en 1969 como empleado, "he visto de todo", asegura.

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Fue Emilia Quintana, la jefa de Alejandro hasta que falleció, la que abrió en 1933 La Mantequería y Salchichería. Según le contaba, el mercado sólo estuvo cerrado un año durante la Guerra Civil.

La fachada color carmesí del Mercado de Vallehermoso.

La fachada color carmesí del Mercado de Vallehermoso. José Verdugo

Los inicios del Mercado de Vallehermoso fueron alborotados y gloriosos; y este esplendor se alargó durante todo el siglo XX. "Hace más de 30 años había 30 carnicerías, 7 charcuterías, 13 pescaderías, 5 casquerías y pollerías. Había días que no cabía más gente por la puerta y montaban puestos ambulantes en los bancos a la entrada del mercado. Sólo había un bar, el de Ernesto, donde comíamos todos los 'placeros' apoyados en cajas de fruta. Éramos como una familia".

Esa familia se mantiene, aunque cada uno pertenezca a un sector diferente. A día de hoy hay 15 puestos gastronómicos, 9 restaurantes, uno de empanadas, otro de caracoles, 4 carnicerías, 2 pescaderías y fruterías, una tienda de especias y una relojería.

Todos se conocen, se compran entre ellos y se visitan para compartir comida y charlas. Pero Alejandro todavía recuerda con añoranza los años en los que todos eran dependientes de puestos de productos frescos y al cierre del mercado se quedaban hasta la madrugada de jolgorio, aunque al día siguiente tuvieran que madrugar. Les daba igual.

El charcutero Alejandro muestra fotografías de él antiguas.

El charcutero Alejandro muestra fotografías de él antiguas. José Verdugo

Fueron años espléndidos, aunque en este tiempo también presenciaron episodios como enfrentamientos con cuchillos entre dependientes de diferentes puestos o el trágico suicidio de un compañero del mercado.

Por otro lado, la amabilidad de Alejandro con sus clientes le ha llevado a vivir experiencias únicas, como cuando uno de ellos le pidió salir en el anuncio de televisión de su negocio, y lo hizo. "Soy el que dice en el anuncio de la inmobiliaria 'Vendido, vendido'", cuenta con gracia el charcutero.

En 1982 pasó a ser propietario de La Mantequería y Salchichería y sobre esa década los 'placeros' pudieron hacerse con el mercado.

El mercado con decoración navideña en esta época del año.

El mercado con decoración navideña en esta época del año. José Verdugo

Este pertenecía al Ayuntamiento de Madrid, que lo gestionaba a través de 25 empleados públicos, entre ellos "el celador Martín, el guardia del casco blanco que vigilaba los precios, porque no eran libres".

El mercado ha tenido dos reformas, recuerda el charcutero. La que se acometió allá por la segunda mitad del siglo pasado consistió en cambiar el suelo, "era como las baldosas de la calle", y la entrada de carruajes y camiones se transformaron en más puestos de mercado.

A comienzos de los 2000, cuando las grandes superficies alimentarias empezaron a suponer una amenaza para los mercados de abastos, se inició un larguísimo período de decadencia para Vallehermoso. Una época gris, en la que sus pasillos se vaciaron de vida, las deudas empezaron a ahogar a muchos puestos que terminaron por marcharse.

El charcutero preparando pedidos en su puesto de mercado.

El charcutero preparando pedidos en su puesto de mercado. José Verdugo

Alejandro lamenta que muchos mercados de la capital no hayan conseguido salir de esta desdicha, como ha sido el caso del Mercado de Torrijos. Nunca olvidará cuando su mercado también lo intentó comprar un fondo de inversión en 2010 para convertirlo exclusivamente en puestos de restauración.

Desde el Mercado de Vallehermoso decidieron renovar para salir de ese periodo oscuro, dejando abrir puestos gastronómicos y de hostelería. "Apostamos por ello y nos ha ido bien. Pero seleccionamos los restaurantes, no dejamos entrar a cualquiera", detalla el charcutero.

Así, este mercado es de los más prósperos de Madrid por haber dado con esta combinación. Ahora, Alejandro se jubila, pero el mercado y su charcutería seguirán.

Alejandro se despide en 2024 del mercado por jubilación.

Alejandro se despide en 2024 del mercado por jubilación. José Verdugo

"El mercado no será igual sin él", comentan desde otros puestos. Aunque el charcutero tiene a los clientes enfadados por su marcha, se va con una sonrisa de oreja a oreja por haber podido regentar el puesto más antiguo de uno de los mejores mercados de Madrid, el Mercado de Vallehermoso.