Emiliano García-Page, Pilar Alegría, Félix Bolaños, José Luis Rodríguez Zapatero, Salvador Illa, Óscar Puente y María Jesús Montero.

Emiliano García-Page, Pilar Alegría, Félix Bolaños, José Luis Rodríguez Zapatero, Salvador Illa, Óscar Puente y María Jesús Montero.

Política CUENTA ATRÁS DE SÁNCHEZ

Zapatero y seis más: el expresidente, único líder que suscita entusiasmo para suceder a Sánchez

Dirigentes y cargos intermedios del PSOE están cruzando llamadas en las últimas horas para valorar qué dirección deben tomar si Sánchez lo deja. 

28 abril, 2024 02:50

La posibilidad de que Pedro Sánchez dimita este lunes ha abierto el debate de su sucesión en el seno del PSOE, con comunicaciones cruzadas entre los dirigentes del partido en las últimas horas. Aunque hay quinielas de todos los colores, hay un nombre que sobresale sobre todos, el del expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Según distintas fuentes consultadas por EL ESPAÑOL, este fin de semana se han producido intensas comunicaciones entre dirigentes del PSOE y cargos intermedios para valorar quién debería suceder a Sánchez. En la mayoría de ellas se ha señalado que el único que podría retomar el liderazgo en el PSOE y recibir el entusiasmo de las bases sería Zapatero.

Pero no es el único nombre que resuena, como tampoco es seguro que quisiera aceptar el encargo. En el partido también hay gente que apuesta por el líder del PSC, Salvador Illa; la vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero; la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría; el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, el ministro de Transportes, Óscar Puente, o incluso el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page.

De hecho, no tiene por qué haber solo un sucesor. Se puede abrir una etapa de bicefalia, con una persona al frente del Gobierno y otra al frente del PSOE. Además, casi todos en el partido dan por sentado que el liderazgo se asumiría en una situación de interinidad, por ejemplo con una gestora.

José Luis Rodríguez Zapatero

El expresidente del Gobierno es el que más consenso está obteniendo en los intercambios de pareceres entre los dirigentes del PSOE. Cuenta con un enorme respeto en el partido y en la militancia, acrecentado durante el último año.

Zapatero se ha convertido en el comodín de Sánchez en las últimas campañas electorales y una figura principal en los mítines. Lo fue el 23-J, en las gallegas, en las vascas y lo será también en las catalanas. Además, ha sido el principal defensor de políticas como la Ley de Amnistía y ha trabajado a favor de Sánchez mediando con otras formaciones.

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Durante su mandato como presidente, Zapatero impulsó algunas normas como el matrimonio igualitario o la ley contra la violencia de género que el PSOE hoy reivindica como parte fundamental de su herencia. De hecho, Sánchez ha intentado avanzar en esa dirección con sus políticas.

Por todos estos motivos, que le acreditan como referente ideológico y como líder con experiencia, y por el descarte de otros candidatos, es el favorito.

Sin embargo, otra cosa muy distinta es que él acepte el encargo. En caso de que no lo haga, las fuentes señalan que sí se le podría pedir que esté al frente de una gestora que dirija y tutele la transición hacia la solución que necesita el partido.

Salvador Illa

Otro de los pesos pesados del partido y con posibilidades es el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa. Su figura es una de las que más consenso recaba entre los socialistas. Tiene talante, es inteligente, es una persona sosegada, pero muy política, y desde que se acercó a Sánchez no ha dejado de crecer.

Illa es un rostro reconocido por toda España porque fue el ministro de Sanidad en lo más duro de la pandemia. Además, los socialistas defienden su gestión y creen que actuó competentemente, recluido en la Moncloa y con el objetivo de sacar adelante al país en una crisis inédita.

Sánchez demostró su confianza en él cuando le mandó como candidato del PSC a las elecciones catalanas de 2021. Ganó esos comicios, aunque no pudo sumar la mayoría suficiente para gobernar. Los socialistas esperan que el 12 de mayo sí logre convertirse en presidente de la Generalitat.

En el ámbito territorial, el PSOE está más fuerte en Cataluña que en cualquier otra región de España. De hecho, en las pasadas elecciones generales el PSC tiró del resto del partido, que acababa de sufrir numerosas pérdidas de poder territorial.

Illa, sin embargo, tiene un hándicap. El entuerto que ha generado Sánchez se tiene que resolver a la vez que él está batallando en la campaña de las elecciones del 12-M y su aspiración es gobernar Cataluña. Sencillamente, no está disponible. Además, es el enemigo a batir de ERC y Junts, partidos que tendrían que apoyarle en una investidura.

María Jesús Montero

La vicepresidenta primera del Gobierno y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero, es otro de los nombres de peso. Ella es, ahora mismo, la sucesora natural como número dos de Sánchez, tanto en el Ejecutivo como en el partido.

Montero tiene experiencia acreditada en la gestión, tras haber pasado por diversos gobiernos de la Junta de Andalucía y como ministra de una cartera tan compleja como la de Hacienda. Además, da igual cuántas remodelaciones de su Ejecutivo haya hecho Sánchez: Montero siempre ha estado allí.

Cuando llegó a la Moncloa, Montero se centró en la parte de la gestión pero pronto fue creciendo su perfil político, llegó a ser portavoz del Ejecutivo y ahora es una de las más estrechas colaboradoras de Sánchez también en el partido. Ella conoce el partido a la perfección y se ha dedicado en diversas ocasiones a bregar con los barones críticos. Al menos cuando los había. 

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Montero también tiene experiencia negociando con los partidos que tendrían que apoyarla en una sesión de investidura. Las distintas formaciones del Congreso tienen una imagen relativamente buena de ella.

El pero que algunos le ponen es que no tiene un perfil de persona presidenciable. Sí como número dos, pero no para dar el salto al vértice de la pirámide. Algunos señalan incluso que su actitud este sábado en el Comité Federal no fue la correcta, al darse un baño de multitudes sin formalismos.

Sin embargo, tiene un punto positivo. En el PSOE cala la idea de que ya es hora de que haya una mujer al frente del Gobierno y del partido. Más aún para movilizar a su favor al sector femenino de la población, con partidos como Sumar o Podemos en horas bajas. En ese aspecto, Montero gana galones. Pero no sólo ella: también lo hace Pilar Alegría.

Pilar Alegría

Alegría empezó a despuntar en el Ayuntamiento de Zaragoza, donde casi se hace con la Alcaldía, y Sánchez vio en ella a la posible sustituta de Javier Lambán, un barón siempre crítico, al frente del PSOE de Aragón. Para dar visibilidad a la alternativa que Alegría representaba, Sánchez la nombró delegada del Gobierno en la comunidad, primero, y ministra de Educación, después.

Llegó al Ejecutivo como una apuesta de otras tantas, igual que lo hicieron Diana Morant o Isabel Rodríguez, de lo municipal a la Moncloa, pero colmó las expectativas del presidente, que la hizo portavoz del PSOE, luego del Gobierno y le sumó a su cartera las competencias de Deporte.

Sin embargo, a pesar de que cuenta con el favor indiscutible de Sánchez, no tiene demasiado arraigo en el partido. No ha trabajado de cerca con otras federaciones y no se ha podido labrar un perfil propio al margen del ala de Sánchez.

Félix Bolaños

Félix Bolaños es otro de los nombres que resuenan porque es el ministro para todo de Sánchez. Llegó al Ejecutivo como número dos de Iván Redondo y se ha encargado de cuestiones tan complejas como importantes para el presidente como la exhumación de Franco de Cuelgamuros o amarrar la última investidura.

Su relación con el presidente ha tenido altibajos, pero en la última remodelación fue el que más reforzado salió, junto a Montero y Alegría, al incorporar las competencias de Justicia a su cartera de Presidencia. José Luis Rodríguez Zapatero le llama el "superministro", aunque él se define más como el "ministro de asuntos pringosos".

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Para muchos, Bolaños es una de las apuestas seguras porque tiene una de las cabezas más privilegiadas del PSOE, tiene experiencia jurídica y está altamente cualificado, conoce el Estado, tiene capacidad reflexiva y, al igual que Illa, es una persona sosegada pero muy política.

Sin embargo, aunque es militante de base, no tiene grandes galones dentro del partido ni ha estado al frente de ninguna federación. Además, está muy quemado por algunos de los complicados asuntos que ha tenido que tratar, como la fallida renovación del CGPJ. Esto hace que, por su preparación pero falta de tirón, se le vea como un perfil idóneo para liderar una transición ordenada, pero no para ser el sucesor absoluto de Sánchez.

Óscar Puente

Que el ministro de Transportes, Óscar Puente, suceda a Sánchez es visto por muchos como una posibilidad, cuanto menos, sorprendente. Pero la política últimamente parece dispuesta a sorprender con sus azares y lo cierto es que el ministro cuenta con la simpatía de los militantes tras batallar arduamente contra la oposición.

Puente se convirtió en un valor seguro para Sánchez al frente del Ayuntamiento de Valladolid y, cuando perdió el bastón de mando, fue reubicado en el Congreso de los Diputados. La confianza que el todavía presidente tiene en él se demostró cuando le designó para replicar a Alberto Núñez Feijóo en su debate de investidura.

Después de eso, le nombró ministro de la cartera que más inversiones del Estado maneja. Desde entonces, Puente ha pasado a formar parte del núcleo duro del presidente en Moncloa, donde tiene mucha mano: la ministra de Igualdad, Ana Redondo, fue su segunda teniente de alcalde.

Uno de sus principales problemas es su personalidad. Puente parece impulsivo y emocional, dice lo que piensa de una forma bronca, y entra demasiado fácil a la confrontación. Sin embargo, muchos consideran que ese perfil político duro es idóneo para confrontar con el PP y con Vox.

Emiliano García-Page

Otra de las personas con peso y que inevitablemente se incluyen en las quinielas es el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. Tiene gestión y gana elecciones: ha obtenido dos mayorías absolutas consecutivas y es el único barón del PSOE que consiguió dicha mayoría en las autonómicas del 28-M.

Sin embargo, sus puntos a favor son también sus puntos en contra, y es que es el candidato de la oposición. Page es el único barón crítico con Pedro Sánchez y ha sido muy duro con diversas políticas, desde el acercamiento del Gobierno a Bildu a la Ley de Amnistía. Nombrarle a él implicaría una ruptura absoluta con la dirección que ha tomado Sánchez.

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Esto llevaría a una reconciliación con ese PSOE que representan figuras pasadas como Felipe González. Tiene arraigo en territorios como el suyo, pero también en otros como Andalucía y Extremadura. Con él como líder, el partido podría recuperar parte de lo que ha perdido en esos territorios, aunque se arriesgaría a perder lo conseguido en otros como Cataluña.

Además, en esa postura de barón crítico que ha mantenido, se ha echado en contra a muchos dirigentes aupados con Sánchez que le han considerado, en muchas ocasiones, una persona desleal que ha llegado a hacer el juego al PP.