Puigdemont interviene en el Parlamento europeo en Estrasburgo dirigiéndose a Pedro Sánchez.

Puigdemont interviene en el Parlamento europeo en Estrasburgo dirigiéndose a Pedro Sánchez. Efe

Política GOBIERNO

El arranque de legislatura crea dudas en el PSOE: "Vamos a remolque de Junts y trastabillados"

Moncloa insiste en el mensaje del "Gobierno progresista", pero las votaciones sobre el uso de las lenguas, la amnistía y las comisiones de investigación han centrado la actividad parlamentaria.

17 diciembre, 2023 03:12

"Esta legislatura y el Gobierno tienen sentido con dos narrativas complementarias: evitar a la ultraderecha y mantener la agenda social, pero hasta el momento todo ha arrancado trastabillado y con impresión de ir siempre a remolque de los independentistas, apagando incendios".

Este análisis de un diputado socialista es compartido básicamente por otros compañeros suyos de bancada, por algún ministro y también por destacados miembros de Sumar, los socios de Gobierno de Pedro Sánchez, un mes después de la exitosa investidura.

De hecho, ya trasciende que los de Yolanda Díaz están apretando para agilizar los anuncios y la aprobación de medidas sociales que justifiquen el mensaje simplificado de que, en realidad, la amnistía y todo lo demás son males necesarios para mantener la agenda progresista.

[Sánchez, bajo vigilancia: Junts somete al PSOE a una "evaluación continua" con reuniones a varios niveles]

Por eso, para las próximas semanas se prevé la aprobación de un decreto ómnibus con medidas sociales, incluyendo la prórroga de algunas aprobadas la pasada legislatura y que caducan ahora. Además, se aprobará la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) y se enviará en enero al Congreso el proyecto de ley de Presupuestos que ya se negocia entre los socios.

Por el momento, Moncloa ha intentado situar en primer plano que la primera medida aprobada en Consejo de Ministros ha sido el proyecto de ley que equilibra la presencia de mujeres y hombres en instituciones y empresas, pero lo evidente es que ha primado la realidad de que las tres votaciones sobre iniciativas celebradas hasta ahora en el Congreso han sido sobre el uso de las lenguas cooficiales, la amnistía y las comisiones de investigación. Es decir, las tres sirven para el cumplimiento urgente y bajo presión de los pactos con Junts y ERC y han centrado casi toda la actividad parlamentaria.

El entorno de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, muestra una cierta inquietud estos días y se transmite una crítica en privado sobre algunos de las exigencias de los independentistas aceptadas por Moncloa. Por ejemplo, la figura del "verificador internacional" para las negociaciones con Junts aceptada por Sánchez y muy difícil de explicar a los ciudadanos, según se admite en Sumar. EL ESPAÑOL reveló que se trata del Centro para el Diálogo Humanitario Henri Dunant.

Pero esa inquietud se transforma en discrepancia abierta cuando, además, Nadia Calviño pone sobre la mesa la modificación de impuestos para bancos y energéticas y la reforma del subsidio de desempleo, es decir, cuando se retuerce la narrativa de la agenda social.

Porque para completar el difícil arranque de la complicada legislatura hay una cierta inestabilidad en el Ejecutivo por la inminente salida de Calviño, nada menos que la vicepresidenta primera y la responsable de la Economía, de tal forma que sus anuncios empiezan a tener un valor, una autoridad y una credibilidad relativas, porque ya está de salida.

Apagando incendios

Los socialistas inquietos piden, además, claridad al explicar las posiciones del Gobierno. Ya les costó pronunciar la palabra "amnistía" y en casi todos los casos son los independentistas los que revelan detalles de los acuerdos. Moncloa va siempre a remolque.

El caso más claro es el del anuncio por parte de Junts de la reunión entre Sánchez y Carles Puigdemont con una ambigua respuesta del presidente del Gobierno asegurando que no está en su agenda. Ni Moncloa ni el PSOE lo confirmaron o desmintieron, pero al final todo el mundo da por hecha la versión de Junts y espera el anuncio de la reunión.

Algo parecido ocurrió con el llamado lawfare, que se incluyó en el acuerdo con Junts. El PSOE quiso rebajarle importancia, pero, finalmente, la palabra figura en las comisiones de investigación creadas en la Cámara Baja y el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, se ve obligado a apagar el incendio provocado por Míriam Nogueras con sus ataques a jueces del Tribunal Supremo.

"No es fácil aceptar que un ministro tenga que ir llamando a jueces concretos para disculparse por lo que dice su socio parlamentario", asegura un diputado del PSOE. "Se llama 'apagar incendios', que se crean sin control y sin saber cuál será el siguiente fuego y cuánto quemará. La dura confrontación con la derecha nos pilla entretenidos con la manguera", añade.

Además, sostienen desde el Partido Socialista que les resta credibilidad no tener control del relato y de la agenda y, por contra, otorgar credibilidad a Junts cuando, por ejemplo, anuncia la reunión Puigdemont-Sánchez.

"Es tremendo que los que parezca que dicen la verdad sean los dirigentes de Junts y que ellos dominen el relato, la agenda y los tiempos", aseguran.

Algunos en el PSOE han recordado cuando Patxi López, en 2017, en el famoso debate de las primarias en el que le preguntó a Sánchez si sabía "qué es una nación", dijo algo de calado: "Seguimos equivocándonos de debate (…) volvemos a hablar del debate de nación sí o nación no que interesa a los nacionalistas, no a nosotros".

Hoy, López es el portavoz socialista en el Congreso y el arrojado ariete del PSOE que defiende la amnistía y la plurinacionalidad. Ahora, explica que ese debate que antes no les interesaba es trascendente para España.

Domar al tigre engordado

Admiten los socialistas que parte de la explicación de lo que está pasando se debe a la disputa entre Junts y ERC, y la necesidad de ambos de marcar territorio y hacer ver que arrancan al Gobierno más que el otro.

Ante eso, la respuesta de Moncloa es algo así como intentar engañar a todos todo el tiempo, es decir, hacer ver que el verificador no tiene casi funciones, que las comisiones de investigación quedarán en nada, que las acusaciones a jueces son sólo discursos políticos y que la amnistía no afectará a la corrupción, por ejemplo. Es decir, domar al tigre, una vez engordado.

"¿Quién nos va a creer cuando decimos que no daremos la lehendakaritza a Bildu si habíamos negado que fuéramos a apoyarles en Pamplona? ¿Quién nos va a creer cuando digamos que nunca aceptaremos un referéndum por inconstitucional si decíamos lo mismo sobre la amnistía? Y ¿qué diremos cuando haya foto de Sánchez y Puigdemont si respondemos que no está en la agenda esa reunión?", aseguran.

Sobre Bildu, recuerdan que hace sólo un mes, en el debate sobre su investidura, Sánchez se jactó de facilitar que UPN gobierne en Pamplona para evitar que lo hagan los abertzales. "En su lista de agravios, se le ha olvidado incorporar un pequeño matiz: ¿Quién gobierna el Ayuntamiento de Pamplona? ¿Con qué votos gobierna UPN el Ayuntamiento de Pamplona? ¿Por qué lo niega?", le dijo el presidente del Gobierno al diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN).

El sentimiento aparente de los socialistas no es el de cuestionar los acuerdos con Bildu, sino la forma en la que se gestiona la estrategia de normalizarlos, también con medias verdades o argumentarios tan débiles como sostener que es sólo un "asunto local". Es decir, en términos generales, están más cerca de la posición de Óscar Puente defendiendo abiertamente los pactos con Bildu que la oficial de Moncloa y el PSOE haciendo zigzag y pactando de forma casi vergonzante.

Se trataría, explican, de hacer más hincapié en el objetivo de integrar en el sistema a partidos soberanistas como Junts, ERC o Bildu.

Por cierto, que al tiempo que se difundía la explicación oficial del "asunto local" en Pamplona era vista la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, entrando en la reservada zona de Gobierno del Congreso, donde poco antes había entrado Santos Cerdán, negociador en jefe del PSOE y primer "bombero apaga incendios" de Sánchez.

Respecto a la disputa con la derecha y la extrema derecha, los socialistas consideran que les beneficia considerablemente la posición dura del PP y, sobre todo, la de Vox. Por eso se aferran con entusiasmo al antagonismo.

Por ejemplo, las lamentables palabras de Santiago Abascal sobre "colgar por los pies" a Sánchez, han sido usadas por los socialistas reiteradamente esta semana en sus comparecencias públicas, incluida su pretendida judicialización, pese a que los delitos de odio están más enfocados, de acuerdo con la jurisprudencia, a proteger a minorías vulnerables.