El expresidente de Cataluña Carles Puigdemont.

El expresidente de Cataluña Carles Puigdemont. Europa Press

Política

Albares lleva al Consejo de la UE el informe sobre cómo hacer el catalán lengua oficial

El Gobierno de Pedro Sánchez busca reactivar este compromiso que adquirió con Carles Puigdemont y que suscitó las reticencias de varios Estados.

23 octubre, 2023 02:58

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llevará este martes al Consejo de Asuntos Generales (CAG) de la Unión Europea el informe del Gobierno español que recoge el progreso de su propuesta para convertir al catalán en lengua oficial de la UE. También, el euskera y el gallego.

En el CAG de Luxemburgo se coordinará la preparación de las reuniones del Consejo Europeo, es decir, las cumbres de los jefes de Estado y de Gobierno, como la del próximo jueves 26 y viernes 27 de octubre. Está formado, principalmente, por los ministros de Asuntos Europeos de todos los Estados miembros.

Fuentes del Gobierno confirman a este diario que en el próximo CAG ya estarán los documentos (o al menos, parte de ellos) que reclamaron los socios de la UE para abordar la decisión, pospuesta el pasado 19 de septiembre.

Aquel día, desde el Ministerio de Albares se daba por "un éxito" haber logrado que no hubiese ningún veto, aunque fuentes de otras delegaciones confirmaban a EL ESPAÑOL, que era evidente que nadie le haría un feo así al Gobierno del país que ocupa la presidencia de turno del Consejo. "Lo dejamos dormir, metiéndolo en un cajón", apuntaban desde alguna de las Representaciones Permanentes ante la UE.

Ahora, este periódico ha podido confirmar que el Consejo de Ministros en funciones cuenta con que "se pueda avanzar en el tema".

Y es que impulsar que el catalán se convierta en lengua oficial en la UE es una de las exigencias del independentismo al Gobierno de Pedro Sánchez, a cambio de que éste pueda contar con los imprescindibles síes de Junts en su futura investidura.

Se trata del primero de los llamados "hechos comprobables" que los posconvergentes y ERC pusieron como requisito al Ejecutivo central, y que se sustanció en la misma madrugada del 17 de agosto, para que el independentismo apoyara a la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso.

España ya ha dado pasos en esa dirección, aunque con escaso éxito, por el momento. Sí ha servido, al menos, para calmar al entorno del expresident fugado, que llegó a plantear que si la UE no lo aceptaba, la investidura de Sánchez corría serio peligro.

[Sánchez ofrece pagar el coste del catalán en la UE pero los socios rechazan tomar una decisión ahora]

A finales del pasado septiembre, los ministros de Asuntos Europeos decidieron devolver el expediente al grupo de expertos que prepara las reuniones de los embajadores. Ni siquiera se creó un grupo ad hoc para analizar la situación del catalán, ni se solicitó un informe al servicio jurídico, aunque así lo habían pedido países como Francia.

De hecho, el calendario quedó entonces en punto muerto. No obstante, pese a reconocer que España tenía "trabajo pendiente", Puigdemont se dio por satisfecho. Fuentes del Gobierno central trasladaron entonces a EL ESPAÑOL su convencimiento de que el catalán será lengua oficial de la UE. "Al final, se conseguirá", manifestaron.

Este martes, el Ejecutivo español, a través de su ministro Albares, pretende reactivar el proceso para convertir estas tres lenguas en oficiales dentro de la Unión. Según fuentes europeas, los ministros harán balance de "los avances realizados en relación con la solicitud de España" de incluir el catalán, el euskera y el gallego en el Reglamento 1/1958, que regula el régimen lingüístico de la UE.

Para ello, hace falta el visto bueno unánime de los Veintisiete. Suecia ya explicitó sus "reticencias" a esta posibilidad. "Hay que mirar primero las consecuencias", manifestó a este periódico la ministra de Asuntos de la Unión Europea de Suecia, Jessika Roswall.

Y más allá de Suecia, Eslovaquia también se opuso. Sus autoridades sostuvieron que, para que otras lenguas sean oficiales en la UE, deberían serlo antes en todo el territorio del Estado miembro, tal como marca el Reglamento, "y ser las lenguas que utilizan las instituciones centrales en su día a día". Finlandia también manifestó sus reticencias. Y eso no ocurre en España.

"Un aumento del número de lenguas oficiales y de trabajo no sólo incrementaría la carga financiera, sino que probablemente también ralentizaría la toma de decisiones", señaló el Gobierno finlandés.

En un intento final de vencer sus reticencias, a mitad del pasado septiembre, el Gobierno de Pedro Sánchez comunicó a sus socios europeos que asumiría todos los costes que genere el reconocimiento del catalán, el vasco y el euskera como lenguas oficiales de la UE.

Pero ni siquiera esta oferta de última hora le sirvió para doblegar las reticencias y convencer al resto de Estados miembros antes de que dejasen la propuesta en un cajón, del que el Gobierno de Sánchez buscará rescatarla y reactivarla a partir de este martes.