El 'expresident' de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, durante una rueda de prensa.

El 'expresident' de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont, durante una rueda de prensa. Europa Press

Política INVESTIDURA

Los lazos de Junts que inquietan a Moncloa: para Puigdemont, Israel es "una nación similar a Cataluña"

Decía que son "dos naciones perseguidas por proteger su lengua y luchar contra los imperios que quieren neutralizarla".

23 octubre, 2023 02:58

La guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás han vuelto a poner de manifiesto las diferencias dentro de la coalición de Gobierno y el uso de la causa palestina como moneda de cambio, pero lo que le quita el sueño a Pedro Sánchez nunca ha estado intramuros de la Moncloa. Todo lo contrario, el PSOE mira más hacia la negociación con Carles Puigdemont, sin avances desde hace semanas, y teme que un conflicto a más de 3.500 km haga encallar del todo el posible acuerdo.

Cualquiera que haya tratado mínimamente con el expresident fugado es conocedor de su admiración por Israel, un país del que en 2019, decía, "tiene un proyecto nacional y cultural muy similar al catalán", según se expresaba ante las cámaras del canal de televisión israelí KAN. El líder de Junts, como ya pasaba con Convergència i Unió, cree que tanto el Estado sionista como Cataluña son "dos naciones perseguidas por proteger su lengua y luchar contra los imperios que quieren neutralizarla".

El problema, en este caso, es que su postura sobre Israel choca frontalmente con la del nuevo bloque de investidura. El lunes pasado, sin ir más lejos, Sumar puso como condición de Gobierno "reconocer al Estado palestino". Dos días después, el miércoles, la sede central de Junts en Barcelona apareció pintada con alabanzas a Palestina y acusaciones por ser "cómplice del genocidio".

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Aquí se juntan dos problemas para el Gobierno. El primero es la ya de por sí cerrazón de Junts, que en Ferraz definen como "estancada" dado que los posconvergentes no se mueven de su posición inicial. El segundo es que Yolanda Díaz ya ha abierto públicamente la puerta a vincular el conflicto palestino-israelí a la investidura, algo que ya había planteado en secreto al PSOE en agosto.

Ni Sumar, ni sobre todo ERC, admitirían ningún pacto de investidura que vinculara los siete de votos de Junts a la guerra. Ya el pasado 9 de octubre los independentistas registraron en el Parlament una moción para reivindicar "el derecho de Israel a existir" y calificaba de "error" que se usara el empleo del término "apartheid" para referirse a lo que el Estado hace con los palestinos. Finalmente, decidieron retirarla para no caldear más el ambiente.

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Desde la formación independentista niegan que la retirada de la moción tenga nada que ver con las negociaciones del Congreso ni con los actos vandálicos sobre su sede, en las que se les afeaba su complicidad con la beligerante reacción del ejército israelí en la Franja de Gaza. De momento, dicen las fuentes consultadas, están más centrados en encajar el texto, los tiempos y el alcance de la ley de amnistía (Puigdemont quiere extenderla hasta el 9-N) que preparan con total discreción.

A pesar de que desde algunos ámbitos se traslada miedo e inquietud, en Ferraz mantienen la convicción total de que el acuerdo no será ni fácil ni rápido, pero que se acabará cruzando el Rubicón. La tesis se centra en que los posconvergentes "tendrán que moverse [de sus peticiones iniciales] en algún momento", cosa que todavía no ha pasado, y que no incluyan ningún requisito más, cosa que esperan que no pase.

El plazo para ponerse de acuerdo termina el 27 de noviembre, durante la segunda votación de investidura en el Congreso, y ya hay quien mira a la semana del 13 como posible fecha para el debate. En cualquier caso, si ninguna de las dos partes cambia de parecer en las próximas cuatro semanas, habrá elecciones el 14 de enero y campaña electoral después del Día Reyes. A priori, todos saldrían perdiendo.