La ministra de Igualdad, Irene Montero, este jueves en el Congreso de los Diputados.

La ministra de Igualdad, Irene Montero, este jueves en el Congreso de los Diputados. Alejandro Martínez Vélez Europa Press

Política LEY 'SÓLO SÍ ES SÍ'

El desplante de Irene Montero a Pedro Sánchez deja en "vía muerta" su relación con la Moncloa

La negociación de los socios, enquistada desde hace semanas, ha pasado de ser un debate técnico a una cuestión personal entre los implicados.

17 febrero, 2023 02:26

Todos los puentes están quemados. La relación de Irene Montero con la parte socialista del Gobierno, precaria desde hace meses, ha alcanzado un punto de no retorno con el último desplante de la ministra de Igualdad, que se niega a hacer públicas sus propuestas para reformar la ley del sólo sí es sí. Ahora, más que nunca, ya se trata de una cuestión personal.

Podemos se salió con la suya el martes al posponer el debate en el Congreso al 7 de marzo, víspera del Día Internacional de la Mujer. Los encuentros en la Mesa y la Junta de Portavoces –los órganos que ordenan las agendas parlamentarias– fueron los únicos que mantuvieron con el socio, a quien esa misma mañana enviaron una nueva propuesta hacia el Ministerio de Justicia.

Entonces, el PSOE trasladó al Ministerio de Igualdad que "esa vía está muerta", en relación a la ministra. Fuentes parlamentarias aseguran que no quieren sentarse con Montero, que la comunicación debe dejar de ser entre ministerios y encauzarse desde los grupos parlamentarios, que son los que al fin y al cabo votarán la reforma en el Congreso.

Los socialistas eligieron como sus negociadores al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para desengrasar la relación. Podemos no se movió de la silla y sigue insistiendo con que la negociación la lidere la titular de Igualdad, Irene Montero.

Fuentes del ministerio replican que han enviado hasta ocho propuestas al socio mayoritario, la última de ellas esta semana, y que todavía no han recibido respuesta. Por su parte, los socialistas se han hartado, aseguran que todos los textos son prácticamente iguales y mantienen que "sólo hay una propuesta [la suya] encima de la mesa". "Que se sienten y hablemos de ella", recalcaba un dirigente socialista el pasado martes.

[Podemos desafía al PSOE con el 8-M: "No pueden afrontar ese día en contra de la ministra de Igualdad"]

"Se pueden mandar muchas propuestas para contabilizar probablemente más para el relato, no para realmente intentar solucionar el problema", valoraba María Jesús Montero en los pasillos del Congreso. El problema, en este caso, es sobre el que pivotan los últimos textos de Igualdad: eliminar la violencia como foco de la ley e incorporarla como agravante para las penas más altas. 

A ojos de Podemos, el problema es que el texto del PSOE "es prácticamente el mismo que el del PP, que está en contra de la ley". Hasta ahora, ninguna de las ocho propuestas de Podemos ha trascendido, dicen, para que la reforma final no aparezca vinculada a ninguna cartera en concreto sino que sea "de todo el Gobierno". "Que no parezca 'la ley de Irene'. Que nadie se ande preguntando quién escribió qué", justifican.

[Sánchez pide a Montero publicar su reforma del 'sí es sí' y ella exige que la ley sea "de todo el Gobierno"]

Inamovible

Lo cierto es que ninguno de los dos sectores del Ejecutivo ha hecho movimientos significativos para romper esta agonía negociadora. Hasta ahora, el último golpe de efecto fue del PSOE, al presentar una proposición de ley de manera unilateral, y desde entonces silencio administrativo. Al menos entre ellos. 

El PSOE, que tiene las de ganar porque ya cuenta con el apoyo del PP, intentó sin éxito acelerar la tramitación en el Congreso pero se encontró con la negativa del bloque de investidura; por culpa de ese movimiento, el debate en la Cámara Baja se atrasará dos semanas más y llegará a las puertas del 8-M. Si no hay acuerdo para entonces, los socialistas se verán obligados a sacar su ley con los votos del PP.

Por el momento no tienen prisa. Los socialistas confían en que la presión de la calle y del grupo parlamentario obliguen a Podemos a ceder y buscar una "solución intermedia" que evite al Gobierno votar separado. Los morados lo ven al revés, y creen que el PSOE no se atreverá a presentarse en la manifestación del 8-M apenas 24 horas después de haber votado con el PP.

Existe la lejana posibilidad de que el Congreso convoque un pleno extraordinario el 28 de febrero, martes, a petición del Gobierno y con el beneplácito de Meritxel Batet, socialista y persona de confianza de Pedro Sánchez, pero todas las fuentes consultadas rechazan la opción para no añadir más leña al fuego. Que bastante tiene ya.