Política ELECCIONES

Sánchez contra la historia: quien lideraba los sondeos en enero siempre ganó, menos en el año del 11-M

Feijóo consolida su ventaja en el año electoral: la media de sondeos publicados hasta ahora le otorgan una ventaja de 5,2 puntos sobre el PSOE.

10 enero, 2023 02:56

El presidente Pedro Sánchez se ha impuesto para 2023 una tarea titánica: derrotar a la estadística. El líder socialista necesita doblegar una constante que se ha repetido a lo largo de las tres últimas décadas, que el candidato que encabeza las encuestas en el mes de enero acaba ganando las elecciones generales, incluso por un margen superior al que le vaticinaban los estudios demoscópicos.

Ha ocurrido así en nueve de las diez elecciones generales celebradas desde el año 1993, con una única excepción, la de las elecciones generales del 14-M de 2004. En aquella ocasión el sucesor de Aznar, Mariano Rajoy, encabezaba las encuestas en el mes de enero con una ventaja de 7 puntos respecto al candidato socialista, José Luis Rodríguez Zapatero.

La conmoción provocada por el atentado yihadista del 11-M en los trenes de Atocha, y la campaña de agitación desarrollada en las horas posteriores (con miles de manifestantes cercando las sedes del PP durante la jornada electoral) consumaron el vuelco: Zapatero ganó los comicios con el 42,6% de los votos y el PP quedó relegado a la segunda posición, con el 37,7%.

Pero las circunstancias excepcionales que provocaron aquel vuelco electoral constituyen la excepción que confirma la regla. En las otras nueve elecciones generales, el pronóstico de las encuestas publicadas en enero se vio luego confirmado, incluso con una ventaja aún mayor, como muestra el minucioso análisis realizado para EL ESPAÑOL por el responsable de SocioMétrica, Gonzalo Adán

Para ello se ha estimado la media de los sondeos publicados en enero de cada año electoral por las consultoras 40db, Celeste-Tel, CIS, Celeste Tel, Colpisa, Data10, Demoscopia, Eco Consulting, Gad3, Gallup, Gesop, Halagama, Ibecom, Iberconsulta, IMOP, Insitituto DYM, Instituto Noxa, Instituto Opina, Ipsos-Eco Consulting, Invimark, Metra Seis, Metra-Seis, Sigma Dos, NC Report y Vox Publica.

Romper esta tendencia es el reto que se ha impuesto Pedro Sánchez ante las citas electorales previstas para 2023: las municipales y autonómicas del 28 de mayo, y las generales de diciembre (salvo que Sánchez decida adelantarlas, como aventura ahora Pablo Iglesias para poner contra las cuerdas a la líder de Sumar, Yolanda Díaz).

De acuerdo con la media de las encuestas publicadas en enero el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, parte con una ventaja de 5,2 puntos respecto al PSOE: el PP obtendría el 31% del voto, mientras que los socialistas se quedarían con el 25,8%.

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La distancia era ligeramente superior (5,3 puntos) en la última encuesta de SocioMétrica publicada por EL ESPAÑOL el pasado día 1: el PP obtendría 132 escaños con el 30,9% de los votos, mientras que el PSOE lograría 98 diputados, con el 25,6% de los votos. 

Una vez consumada la operación para controlar el Tribunal Constitucional, dejado atrás el mal trago de derogar la sedición y rebajar las penas de la malversación a petición de ERC, Pedro Sánchez intenta encarar el año electoral con una lluvia de millones en subsidios y "viernes sociales", como ya le funcionó en las elecciones de 2019.

Pero la hemeroteca es testaruda, la misma tendencia se ha repetido en las últimas tres décadas. Las elecciones de 1993 se presentaban especialmente complicadas para Felipe González, cercado por las primeras exclusivas de El Mundo sobre los GAL, y con los primeros síntomas de una crisis económica apenas enmascarada por los fastos de 1992.

Pero se cumplieron los pronósticos. La primera macroencuesta de Sigma Dos publicada en El Mundo a comienzos de ese año ofrecía al PSOE el 36,7% del voto, frente al 33,2% del PP encabezado por primera vez por José María Aznar: los socialistas partían con una ventaja de 3,5 puntos.

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En las elecciones generales del 6 de junio, Felipe González logró ampliar esta ventaja en cinco décimas más: el PSOE obtuvo 159 escaños (el 38,7% del voto), mientras que Aznar se estrenó con 141 escaños (34,7%).

Las tornas se invirtieron tres años después. A los escándalos conocidos, se sumaron el de las escuchas del CESID y la fuga de España del director general de la Guardia Civil, Luis Roldán. La primera encuesta de Sigma Dos para El Mundo en aquel 1996 anticipó la victoria electoral de José María Aznar: auguraba al PP el 42,3% del voto, casi 11 puntos por encima del PSOE (31,4%).

Tras una campaña electoral extraordinariamente crispada, la victoria de Aznar fue al final mucho más modesta: sólo superó al PSOE en 1,1 puntos. El PP obtuvo 156 escaños (el 38,7% del voto), mientras que el PSOE de González conservó 141 (37,6%), lo que obligó a Aznar a echarse en brazos de la Convergencia de Jordi Pujol en los pactos del Majestic

Las encuestas volvieron a acertar en el año 2000, aunque esta vez se quedaron cortas. La media de los sondeos publicados en enero de aquel año anunciaba una amplia victoria de Aznar con el 41,7% del voto, frente al 37,1% del PSOE liderado entonces por Joaquín Almunia.

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La victoria de Aznar en los comicios del 12 de marzo fue luego mucho más arolladora: obtuvo mayoría absoluta con 183 escaños (44,5%), mientras el PSOE cayó hasta los 125 (34,1%). La distancia entre ambos partidos fue de 10,4 puntos, el doble de la anunciada a principios de año. La tendencia anunciada por las encuestas sólo se rompió en 2004, a causa de los atentados del 11-M. 

Las empresas demoscópicas acertaron al augurar la reelección de José Luis Rodríguez Zapatero en las elecciones de 2008. A principios de aquel año la media de sondeos publicados otorgaba al PSOE el 42,4% del voto, frente al 38,9% del PP de Mariano Rajoy. Esta distancia de 3,5 puntos se amplió hasta los 4 en los comicios del 9 de marzo: el PSOE obtuvo 169 escaños (el 43,9%) y el PP se quedó con 154 (el 39,9).

Zapatero negó la crisis económica, anunció brotes verdes cuando aún quedaba lo peor por llegar y finalmente se vio abocado a congelar las pensiones y recortar el sueldo de los funcionarios para frenar la quiebra de las cuentas públicas. Así que la media de las encuestas publicadas a principios de 2011 no se equivocaron al pronosticar el hundimiento del PSOE.

Según estos sondeos, el PP de Rajoy ganaría los comicios con una amplia mayoría del 44,9% del voto, frente al 30,8% del PSOE, que aceptó liderar Alfredo Pérez Rubalcaba. Esta distancia se amplió hasta los 15,8 puntos en las elecciones generales del 20-N: Rajoy superó la mayoría absoluta de Aznar al obtener 186 escaños (el 44,6%), mientras que el PSOE cayó hasta los 110 (el 28,7%).

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El nacimiento de Podemos (al calor de los mensajes populistas del 15-M) y el salto de Albert Rivera a la política nacional cambiaron para siempre el mapa político a partir de las elecciones generales de 2015. Y de nuevo las encuestas anticiparon esta tendencia. 

Las publicadas hasta enero de 2015 ya reflejaban este fraccionamiento del voto: daban la victoria al PP de Rajoy, pero con una mayoría menguante frente al PSOE. La distancia entre ambos partidos se amplió hasta los 6,7 puntos a la llegada del 20-D: el PP obtuvo 123 escaños (28,7%) y el PSOE sólo 90 (22%). Podemos y sus confluencias aterrizaron en el Congreso con 69 escaños (20,6%) y Ciudadanos se estrenó en la escena nacional con 40.

El fin del bipartidismo dio paso a la España del bloqueo. Mariano Rajoy declinó presentarse a la investidura, al no contar con los apoyos suficientes, por lo que Pedro Sánchez decidió someterse a la votación. Ya sabía que la fortuna sonríe a los audaces, aunque en aquella ocasión sólo obtuvo el apoyo de Ciudadanos y Coalición Canaria.

El Gobierno de Mariano Rajoy en funciones convocó elecciones anticipadas para el 26 de junio de 2016. Las empresas demoscópicas vieron venir la remontada del PP, aunque se quedaron cortas. La media de las encuestas publicadas en enero otorgaba una ventaja de 5,3 puntos al PP (27,1%) frente al PSOE (21,8). 

La pataleta de Tezanos

Una vez más, la distancia final entre ambos partidos fue de casi el doble: 10,4 puntos. El PP creció hasta los 137 escaños (33%) y el PSOE cayó hasta los 85 (22,6%). Podemos inició su declive al descender a 71 diputados (21,1%) y Ciudadanos siguió la misma tendencia con 32 (13%). 

La llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa con la moción de censura de junio de 2018 daría paso a dos elecciones anticipadas en 2019: las del 18 de abril y las del 10 de noviembre. A comienzos de aquel año, la media de sondeos publicados ya confirmaba la victoria de Sánchez en las urnas, aunque por un margen de 3,4 puntos que luego sería muy superior. Las encuestas otorgaban al PSOE el 24,9% del voto (sacó el 28% en los comicios del 10-N) y al PP el 21,5% (al final cayó al 20,8%).

El presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, ha intentado esta semana desacreditar al resto de empresas demoscópicas, al advertir de que se publican "intoxicaciones malintencionadas, falsedades demoscópicas y falsedades prefabricadas" para anunciar la caída de Pedro Sánchez.

Pero lo cierto es que el CIS de Tezanos, que depende del Gobierno, es el que se ha quedado solo: es el único que en estos momentos proclama una victoria electoral de Sánchez en los comicios generales previstos para el próximo mes de diciembre.