Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea,  y Joe Biden, presidente de EEUU, en Bruselas.

Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Joe Biden, presidente de EEUU, en Bruselas. Reuters

Política GUERRA EN UCRANIA

La UE y EEUU ofrecen "garantías comerciales" a China para evitar que apoye a Putin

La "ofensiva diplomática total" de los aliados europeos y estadounidenses incluyó la llamada de Albares a su homólogo Wang, este martes.

16 marzo, 2022 04:00

En una gradación de hasta dónde llega "la preocupación" por la escalada que puede tomar la guerra, el entorno del presidente del Gobierno responde que "altísima". Y ya no es tanto (que también) por las consecuencias económicas y sociales que vaya a tener la invasión rusa en Ucrania, sino por "hasta dónde quiera llegar Vladímir Putin" en su escalada bélica. Es ahí donde hay que encuadrar la llamada, este martes a primera hora, de José Manuel Albares al ministro de Exteriores chino, Wang Yi.

El presunto éxito diplomático que supone una comunicación de este nivel -precisamente a las pocas horas de que el mandatario ruso solicitara a Pekín el apoyo efectivo en su ofensiva armada- es lo de menos. Las fuentes consultadas en el entorno de Moncloa obvian este punto. Porque encuadran la conversación telefónica en una "ofensiva diplomática total" de la comunidad internacional para evitar que Xi Jinping tome partido por su socio natural.

"Desde Estados Unidos a los Veintisiete, pasando por la relación bilateral entre la Unión Europea y China, la presión a Pekín es total", explican las fuentes del entorno de Pedro Sánchez con las que pudo contactar este periódico. ¿Y qué se le ofrece a Pekín? "Estabilidad, garantías comerciales, profundizar relaciones"...

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores.

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores. Efe

En Occidente, de Washington a Bruselas, se es consciente de que China es el actor clave en estos momentos. Su objetivo es ser la primera potencia mundial en cinco o seis años: sus inversiones en deuda pública de EEUU y países de la UE le desaconsejan la guerra; su expansionismo en África y Latinoamérica, le animan a debilitar a Occidente.

Así, la batalla de poder se juega entre dos polos del mundo, y Kiev no es más que el primer teatro de operaciones de un conflicto que "será largo" y que amenaza "todo el orden mundial". EEUU y la UE prefieren lidiar con un "rival" estable, China, en los mercados mundiales, que con un "enemigo desesperado", Rusia, en el campo de batalla.

Respaldo, al menos, retórico

Pocas semanas antes de que, el 22 de febrero, Putin ordenara la invasión de Ucrania, el presidente ruso se desplazó a Pekín. La excusa era la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno, en la capital china.

Xi Jinping y Vladimir Putin, reunidos en Pekín el pasado 4 de febrero.

Xi Jinping y Vladimir Putin, reunidos en Pekín el pasado 4 de febrero. Reuters

En el comunicado conjunto, China y Rusia se llamaron mutuamente su "socio estratégico más importante". Y eso motiva que la UE identifique a Pekín como un potencial pacificador después de que haya ofrecido respaldo, al menos, retórico para que Moscú culpe a Occidente por la guerra y nunca haya calificado la contienda como "invasión" o "guerra".

Aquel viernes 4 de febrero, tras la reunión de ambos mandatarios, se supieron dos cosas. La primera fue pública y explícita, que las grandes empresas públicas de ambos países habían firmado acuerdos de suministro para las próximas décadas. La segunda fue filtrada sin fuentes, Xi exigió a Putin que cualquier decisión de ataque la dejara para después de los Juegos Olímpicos de Invierno, que terminaban el 20 de febrero.

Sólo 24 horas después de la clausura, Putin reconoció la soberanía de las supuestas repúblicas levantiscas de Donetsk y Lugansk, en el este de Ucrania -donde, desde 2014, Moscú alimentaba una falsa guerra civil-. Al día siguiente, el Parlamento ruso le autorizó a mandar al Ejército al llamado Donbás (esas dos regiones), a defenderlo del "genocidio contra los rusos que allí residen, instigado por Kiev". Y esa madrugada, comenzó la invasión.

"No es poca cosa que China se abstuviera en el Consejo de Seguridad" de la ONU, proclamaba el 26 de febrero Josep Borrell. "Debemos valorarlo como el primer gran síntoma de debilidad de Putin, ya que Pekín es su aliado natural".

Pero el caso es que, según Moncloa, esto abre dos vertientes. "China juega a largo plazo, y quiere estabilidad", por un lado. "China está nerviosa, y reprocha a la comunidad internacional las sanciones contra Moscú, porque le están afectando fuertemente", por el otro. Así, la clave de la ofensiva diplomática que han lanzado esta semana los aliados es "convencer a Pekín de que la estabilidad está en no apoyar a Putin".

Entre líneas

Por eso los comunicados oficiales de la conversación de Albares y Wang eran tan escuetos y crípticos que merecían ser leídos entre líneas. El emitido en Madrid se limitaba a reproducir las palabras del ministro español de Exteriores. Lo mismo que el lanzado por Pekín daba cuenta, nada más, que de las preocupaciones chinas.

Albares expuso a su homólogo que "estamos ante un momento histórico que requiere de todos los líderes mundiales sentido de la responsabilidad y visión de futuro", se puede leer en la nota emitida desde la nueva sede de Marqués de Salamanca. La clave está en las cinco últimas palabras: "Responsabilidad y visión de futuro"... eso se le pide y se le ofrece a Pekín.

"China no está involucrada en la crisis y no deseamos vernos afectados por las sanciones. China tiene derecho a defender sus propios intereses", dijo Wang, según la nota oficial, tras su charla con Albares. El contenido, la respuesta, está ahí: ni estamos ni queremos que nos afecte.

La tarde en Moncloa y en Exteriores fue frenética. Después de este contacto del ministro español, sólo detrás de sus homólogos francés, Jean-Yves Le Drian, y alemana, Annalena Baerbock, este fin de semana, la sensación es de que estamos en el momento culminante de la contienda.

Sin diplomacia con Moscú

Desde el entorno del presidente del Gobierno, se da ya por "cerrada toda vía diplomática con Rusia", a cuyo mandatario se le entiende decidido a redoblar su ofensiva. "Tenía tres objetivos al inicio del ataque y los tres le han salido mal", explica una fuente muy cercana a Sánchez.

"En lugar de fortalecerse internamente, cada vez tiene más presiones de los oligarcas, que se están empobreciendo por las sanciones", por un lado.

"Pretendía asestarle un golpe a las democracias de Occidente, como ya hizo con el Brexit, las elecciones que ganó Donald Trump, el procés en Cataluña... y se ha topado con una UE y una OTAN más sólidas que nunca", por otro.

Y finalmente, "buscaba humillar el liderazgo de Estados Unidos, que está demostrando, no sólo resolución, sino que tiene toda la información sobre sus pasos con antelación".

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU).

José manuel Albares y Antoni Blinken en la sede del Departamento de Estado en Washington (EEUU). MAUC

Por eso, y por el estrecho contacto de alto nivel con el secretario de Estado, Antony Blinken, Madrid da por ciertos los informes de Inteligencia estadounidenses que primero, anticipaban un ataque tipo relámpago; que luego, advirtieron 12 horas antes de la invasión de que ésta comenzaría inmediatamente; que ahora, señalan Moldavia como posible nuevo escenario; y que ya advierten de la petición de apoyo de Moscú a Pekín.

"Putin se siente humillado por un país pequeño que se le resiste", concluyen las fuentes. "Pero no es sólo Ucrania, es Kiev con la UE y EEUU... y ahora el trabajo incansable es lograr que China no entre en su juego".