Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC.

Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC. Marta Pérez EFE

Política EL ROMPECABEZAS CATALÁN

La ANC propone primarias independentistas para que haya listas únicas en las municipales

Defiende candidaturas pactadas entre ERC, JxCAT, PDeCAT, CUP, ANC y Òmnium en las ciudades catalanas de más de 25.000 habitantes.

2 julio, 2018 02:31

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El runrún ha sonado insistente durante las últimas semanas en el mundillo separatista. "Hay que superar las viejas luchas políticas partidistas" se oía en redes sociales y foros de debate nacionalistas en boca de aquellos que consideran que la estrategia seguida durante los últimos meses por el nacionalismo no ha ido mucho más allá de lo simbólico. La pregunta entre los votantes de JxCAT, ERC y la CUP era, por supuesto, la de cómo cocinar la tortilla de la unidad de acción sin romper los huevos de la transversalidad ideológica que se le supone al separatismo. 

La respuesta ha llegado de la mano del secretariado nacional de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), reunido ayer domingo en pleno extraordinario: organizar un proceso de primarias republicanas en todas las ciudades catalanas de más de 25.000 habitantes para escoger a un candidato separatista único no adscrito a ningún partido en concreto. El objetivo es optimizar la posibilidad de conseguir alcaldías para el separatismo y garantizar la unidad de acción que conduzca hacia la proclamación, real y no meramente simbólica, de la república catalana

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La idea, que en realidad es sólo la primera fase de un proyecto que conduciría hacia la creación de un mastodóntico partido único separatista que atrajera a los votantes de los tres partidos políticos separatistas y a los socios de la ANC y Òmnium Cultural, no es nueva. Ese ha sido siempre el proyecto de Carles Puigdemont, que en realidad es el de la vieja Convergència de Jordi Pujol: la creación de un partido hegemónico catalán que ponga a ERC y a la sociedad civil bajo el mando de las elites burguesas catalanas. Es decir la de un régimen de partido único controlado por las llamadas "cien familias".

Que la idea haya partido de la ANC, teóricamente más próxima a las tesis rupturistas de Puigdemont y la CUP que a las apaciguadoras de ERC y Òmnium Cultural, no es banal. La trampa para ERC y CUP no es demasiado sutil: un partido único elimina el parámetro de la ideología de la ecuación del voto y convierte a todos los votantes separatistas, de izquierdas y de derechas, en votantes cautivos del partido único.

Y de ahí la reciente carta de Oriol Junqueras, leída a la militancia por Gabriel Rufián durante la conferencia nacional del partido, con la que el líder de ERC pretende marcar perfil propio y resistirse a la presión de los cantos de sirena "unificadores". La carta, escrita con el lenguaje meloso habitual en su autor y que propone de forma más o menos recta el diálogo posibilista con el Estado, ya ha levantado ampollas en JxCAT y el puigdemontismo. E incluso en el PDeCAT, teóricamente más alejado de los presupuestos radicales de Puigdemont, pero que no ha tardado en responder públicamente a la carta de Junqueras

Tampoco los partidarios más radicales del unilateralismo parecen haberse sentido muy motivados con la propuesta de unas primarias "republicanas" defendida por la ANC. En buena parte porque en el lenguaje propio del separatismo, la apelación a una "candidatura republicana" es percibida como un subterfugio para no hablar de "independencia"

La idea de las primarias no es, en realidad, nueva. De ella ya había hecho bandera Jordi Graupera, un outsider del mundo de la política que batalla ahora por convertirse en el candidato independentista único a las municipales barcelonesas de 2019. Es precisamente con ese objetivo en mente que Graupera, al que se le suponen simpatías convergentes y que hasta hace apenas unos meses residía en los Estados Unidos, conectado con el proceso separatista sólo a través de sus tuits y sus colaboraciones puntuales con TV3 y los medios nacionalistas, ha mantenido hasta ahora un perfil ideológico bajo en el eje izquierda-derecha.

Pero en el pecado ha llevado la penitencia Graupera. Porque ha sido precisamente esa ambigüedad, que obviamente busca arrastrar a votantes tanto de la derecha como de la izquierda nacionalista e incluso del PSC y los comunes de Ada Colau, la que ha levantado las sospechas de los viejos partidos, que de momento han obviado con más o menos desgana la idea de unas primarias republicanas para la ciudad de Barcelona. Si la sociedad civil responde a la idea, sin embargo, se habrá puesto el primer ladrillo de una Cataluña sometida a un régimen de partido único nacionalista