HUMOR. El verano me ha traído la lectura de una novela muy divertida, Los crímenes del burlesque (1941), escrita por un personaje excepcional: la vedete, estríper, actriz y escritora norteamericana Gypsy Rose Lee (1911-1970). El título de este artículo, en su segunda parte, se corresponde con el original del libro, editado por Hoja de Lata con traducción de Raquel García Rojas.

En el más bien costroso teatro Old Opera de Nueva York, dedicado al burlesque, van siendo estranguladas con sus tangas dos artistas de la compañía y sus miembros, entre aterrorizados y curiosos, se ponen a investigar, con el molesto concurso de policías corruptos y enamoradizos, que van a juego con el conjunto de mafiosos, buscavidas y tramposos que se desenvuelven dentro y en los alrededores del teatro.

Con su más que acreditado conocimiento del burlesque y de su espeso ambiente, la propia Gypsy, estrella del elenco, narra en primera persona los acontecimientos y encabeza las pesquisas, temiendo por su vida, junto a Biff, su dudoso novio. Estamos ante una novela urbana y criminal, contada en tono de comedia negra, con humor, ternura y diálogos ingeniosos en los que brilla la aguda e incisiva inteligencia de Gypsy Rose Lee.

El retrato de los muy abundantes personajes –con tantos sueños como madera de perdedores y marginales–, que se aman, se odian y rivalizan, y las descripciones atmosféricas tienen tanto interés o más que el esclarecimiento de los asesinatos, que, como en tantas novelas del noir, no siempre es fácil de seguir.

MEMORIAS. Fracasada como actriz de Hollywood, la bellísima y algo retaca Gypsy Rose Lee fue una gran figura del musical teatral, destacó en la televisión y logró resonantes y duraderos éxitos como escritora.

'Los crímenes del burlesque' es una novela urbana y criminal, contada en tono de comedia negra, con humor, ternura y diálogos ingeniosos

Los crímenes del burlesque fue llevada al cine en 1943 con dirección de William A. Wellman y protagonismo de Barbara Stanwyck, nada menos. Pero mucho más recorrido aún tuvieron sus memorias, Gypsy: A Memoir (1957), en las que cuenta sus inicios en el espectáculo junto a su hermana, la actriz June Havoc –otro personaje para darle de comer aparte–, siempre hostigadas por su tremenda, chantajista y aprovechada madre.

Esas memorias se convirtieron, además de en una película dirigida por Mervyn LeRoy en 1962, con Rosalind Russell y Natalie Wood, en el musical Gypsy: A Musical Fable (1959), producido y dirigido este año en España por Antonio Banderas.

Tanto la película como, sobre todo, el musical teatral son dos clásicos. Y no es para menos: Arthur Laurents (Hallelujah, Baby) escribió el libreto; Jule Styne (Funny Girl), la música, y Stephen Sondheim (West Side Story), las letras de las canciones.

Gypsy Rose Lee escribió también una segunda novela de misterio (Mother Finds a Body, 1942) y las obras teatrales The Naked Genius (1943) y Doll Face (1945).

COMUNA. La estríper, la vedete, la reina del burlesque –ese género, próximo al cabaré y al music-hall, que combina la música y el baile, el erotismo picante y la sátira feroz–, vivió durante un tiempo en la llamada February House, en Brooklyn, una casa que fue una especie de comuna de artistas y en la que convivieron con ella en algún momento de los años 40 W. H. Auden, Paul Bowles, Benjamin Britten y Carson McCullers.

Casada tres veces, tuvo un hijo extramatrimonial con el director Otto Preminger, el escritor Erik Lee Preminger –que ha estado este año en España para ver el trabajo de Banderas con Gypsy–, y encontró tiempo para el activismo político.

Declarada demócrata, formó parte de comités de apoyo a la República española durante la Guerra Civil y, más tarde, por su militancia izquierdista fue arrestada y objeto del interés del ultraderechista Comité de Actividades Antiamericanas. ¡Genio y figura, esta Gypsy Rose Lee! Lo pasarán muy bien con su novela.