La escritora Elvira Sastre y Juan Antonio González Iglesias.

La escritora Elvira Sastre y Juan Antonio González Iglesias.

Jardines colgantes

¿Influyen las redes en la literatura?

Hay una parte muy carnívora en las redes, vivimos unos tiempos en los que te pueden cancelar por cualquier cosa que digas.

12 marzo, 2024 01:37

Cuenta George Saunders que en al menos tres relatos de su último libro, El día de la liberación, “se nota que el escritor [habla de sí mismo] está pensando en las redes sociales”.

“Si el año fuera 1485, las ideas que asaltarían tu cabeza te vendrían del mundo que te rodea, de tu familia y de tu pueblo –aclara el autor norteamericano a Laura Fernández (El País)–. Ahora nos llegan ideas de muy lejos, y no son ideas sino una especie de orden del día que no se dirige a ti, se te impone. Y cambian tu manera de pensar. Literalmente. “¿Cómo puedo ser yo mismo si no dejo de recibir mierda que se instala directamente en mi cabeza?”.

“Las redes sociales no quieren que pienses por ti mismo —denuncia el considerado mejor cuentista de su país—. Ni que pases tiempo a solas. No sé con qué fin. Pero te transforman en algún tipo de otro animal, una especie de monstruo, una versión instantánea y feroz de ti mismo que sabe automáticamente lo que piensa de cosas de las que no tiene ni idea”.

“Siento que las redes están contaminando también a la cultura”, Elvira Sastre

La novelista Elvira Sastre, en su momento conocida como “la poeta de Instagram”, cree que “hay una parte muy carnívora y muy hambrienta en las redes”. “Siento que está contaminando también a la cultura –confiesa la autora de Las vulnerabilidades a Daniel Arjona (Zenda)–. Me da pavor por lo que pueda pasar. Como creadora, es muy difícil que eso no se te cuele, que no estés pendiente, porque vivimos un momento en el que por cualquier cosa que digas te pueden cancelar. Y entonces se acabó”.

El problema radica, según el poeta Juan Antonio González Iglesias, en “el avance vertiginoso de la cultura de masas vía electrónica”, que ha hecho que “la cultura popular, donde creo que se asentaba la felicidad, se haya tirado, rápidamente, a la basura, toda a la vez, especialmente en Occidente”. “Al quitar de la educación la filosofía, la poesía, el pasado y la Historia –observa el autor de Historia alternativa de la felicidad ante Winston Manrique Sabogal (VMagazín)– estamos dejando, sobre todo, a los jóvenes y a los que nacen ahora totalmente desprotegidos ante la infelicidad. No enseñar las humanidades y el vértigo tecnológico hacen difícil reconocer la felicidad para disfrutarla”.

Sostiene Sara Barquinero que en su nueva novela —Los escorpiones— “hay mucha filosofía, mucha psicología, y eso es mucho decir en una sociedad que parece dar la espalda a las humanidades”. “Yo prefiero ser optimista y creo que las humanidades nunca han estado de moda —manifiesta la escritora aragonesa a Inés Martín Rodrigo (El Periódico de España)—. No creo que en el 98 los escritores fueran los Rolling Stones. Eso por un lado y, por otro, yo creo que últimamente la gente lee más. Quizás deberíamos reservar nuestra ira contra la poca importancia de las humanidades a acciones concretas, por ejemplo al peso que la filosofía está perdiendo en Secundaria”.

“No enseñar humanidades y el vértigo tecnológico hacen difícil la felicidad”, Juan Antonio González Iglesias

Tal vez seamos víctimas de cierto catastrofismo, que Javier Cámara dice haber abandonado. “Hay muchas cosas que están vertebrando ahora mismo la opinión y la libertad de las personas –explica a Darío Prieto (El Mundo) el actor, que representa Tío Vania–. Las redes sociales, evidentemente, son un arma de doble filo tremenda. Pero hay cosas maravillosas que están pasando en el mundo ahora mismo. El momento de las mujeres, por ejemplo. Millones de mujeres han dicho: ‘se acabó’. Y de repente están dando pasos de gigante y están transformando la sociedad y a nosotros, los hombres. Igual que nos hace Chéjov, nos llevan a preguntarnos por todas las veces que hemos sido machistas”.

P. S: “De la literatura viven muy pocos”, afirma a Paula Corroto (El Confidencial) Esther García Llovet, pese a que acaba de publicar su novena novela. “Mi idea ahora es ponerme a escribir guiones. Que es donde está el dinero —desvela la autora de Los guapos. Esto no da nada de pasta. Ni aunque te den un premio. Donde está el paganini es en los guiones. ¿Sabes cuánto dan por un guion? Pues si es para una serie hasta 40.000 pavos. Que te pagas un piso escribiendo tres. Aquí lo dejo negro sobre blanco”. 

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