Carmelo Gómez (Foto: Pedro J. Pacheco) y Laurence Debray (PH. MATSAS - STOCK)

Carmelo Gómez (Foto: Pedro J. Pacheco) y Laurence Debray (PH. MATSAS - STOCK)

Jardines colgantes

Movida y Transición

¡Quién iba a decir que Pepi, Luci y Bom están en deuda con la Monarquía! Pues lo dice Laurence Debray que quizá ve desde fuera lo que aquí no percibimos. ¿Y quién diría que Henry James es un escritor femenino? Pues sigan leyendo

18 abril, 2022 01:58

No se suele asociar la figura del rey emérito con la cultura. Laurence Debray lo ha hecho en una entrevista con Sergio Vila-Sanjuán en La Vanguardia. “Sin Juan Carlos no hubiera habido Almodóvar”. Así de tajante se ha mostrado la historiadora, hija del ensayista y activista Regis Debray. “Lo que está claro es que con Franco no hubiera habido Movida; cuando en España hay libertad política y económica llega también la de la cultura”, recalcó mostrando su sorpresa por escuchar en España “discursos contrarios en vez de enorgullecerse de la Transición”.

Gracias a que Almodóvar ha llegado donde ha llegado, hemos tenido testimonio directo de una polémica cultural de repercusión mundial sobre los límites del humor: el bofetón de Will Smith a Chris Rock. El director hizo de periodista para elDiario.es. “Yo estaba muy cerca de los protagonistas y me produce una sensación de absoluto rechazo lo que vi y lo que oí. No solo durante el episodio, sino también después, en el discurso de agradecimiento, un discurso que más bien parecía el de un predicador. No se defiende ni protege a la familia a base de hostias, y no, el demonio no se aprovecha de los momentos culminantes para hacer de las suyas. El demonio, de hecho, no existe”. Y abrocha la crónica con un mensaje a navegantes. “Algunos agradecen que fue el único momento real de la ceremonia, se refieren a ese monstruo sin cara que son las redes sociales. Para ellos, ávidos de carroña, fue sin duda el gran momento de la noche”.

“Queremos limpiar la figura de Lorca”

Carmelo Gómez

No hay nada como viajar. Lo confirma en Deia el escritor vasco Kirmen Uribe, que lleva cuatro años viviendo en Nueva York. “Para un escritor es bueno cambiar de ambiente, tener otros estímulos, ver cómo se hacen allí las cosas para luego crear. Hay que ir fuera para luego crear desde tu vasquidad algo universal y algo contemporáneo. Estoy haciendo camino allí y eso es bueno para mí y para el euskera”.

Carmelo Gómez no necesita salir de España para llevar a cabo la labor titánica que se ha propuesto. “Queremos limpiar la figura de Lorca”, le ha revelado a Vidal Arranz en El Norte de Castilla. “Se han dicho muchas cosas de él que no se ajustan a la verdad. No se casaba con nadie (…) Fue creyente hasta el final. Cuestión distinta es que no tuviera buena relación con la jerarquía de la Iglesia”.

El feminismo en la cultura no deja de provocar nuevas reflexiones. Javier Rodríguez Marcos preguntaba directamente en El País a Siri Hustvedt “si existe la escritura femenina”. Contesta: “Si existe, está separada del cuerpo de quien escribe. En ese sentido, se podría decir que Henry James es un escritor femenino y Gertrude Stein, una escritora masculina. Lo interesante es borrar los límites, como hace Emily Brontë en Cumbres borrascosas, donde hace saltar por los aires categorías que todos tenemos enraizadas, lo humano y lo natural, lo masculino y lo femenino, el cielo y el infierno”.

“Sin Juan Carlos no hubiera habido Almodóvar”

Laurence Debray

Liliana Colanzi explicaba en Infolibre que “siempre ha habido literatura escrita por mujeres que ha sido ignorada”. Pero se mostraba optimista. “Este es un momento, en cambio, de celebración de la escritura hecha por mujeres” (…) Espero que haya venido para quedarse. No quiero volver a antologías copadas por hombres o festivales literarios donde no hay presencia del 50 % de la población”.

P. S. José Ribas retrata para Fran G. Matute (Jot Down) esa especie de movida barcelonesa que fue la Gauche Divine. “Tenían todos sillones y tresillos de diseño en sus casas, mientras que nosotros con suerte teníamos algunos almohadones. Nosotros cocinábamos, mientras que ellos tenían servicio. Nuestra forma de vida era totalmente distinta. No teníamos nada que ver con los de la Gauche Divine, como tampoco tuvimos luego nada que ver con sus hijos —Llàtzer Moix, Sergio Vila-Sanjuán, Ramón de España, etc.—, que eran en realidad unos asociales porque pertenecían ya a la “generación del yo”. ¡Iban a los sitios con sueldo! La prueba de que nunca fueron contraculturales se vio clara también cuando llegaron las Olimpiadas del 92 y a los hijos de la Gauche Divine se les encargó todo, mientras que a los de Ajoblanco no se les llamó para nada”.

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